El budismo habla de la “impermanencia” de cualquier tipo de existencia y fenómeno. “Annica” es el término que define, para esta filosofía, el poder transitorio de todo. Rasgos que bien podrían calzarle a Pedro Cernadas. De hecho, el cambio de nombre fue una de sus jugadas más definitorias a la hora de replanteos. Empecemos por ahí.
Su pasión por Don Segundo sombra, el clásico texto de Ricardo Güiraldes, lo llevó a mutar su nombre de pila. En la vida pública es Segundo Cernadas; así trascendió, ya no sólo en el campo del espectáculo, sino también en el desarrollo de su militancia y gestión en el mundo de la política.
Su padre lo “invitó” a retirarse de la casa familiar cuando decidió ser actor. Vivió en «sucuchos» de mala muerte hasta que se hizo un nombre en el medio artístico, protagonizando telenovelas en nuestro país, en Latinoamérica y en mercados algo exóticos -según la mirada local- como Filipinas.
Pero un día volvió a dar el golpe de timón y dejó la ficción, no la exposición. Sin el escudo de los libretos, se metió de lleno en las arenas de la política. Primero adhirió al ideario de Mauricio Macri -Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad, es su madrina de bautismo-, y, en los últimos años enarbola las banderas violetas de La Libertad Avanza, el partido liderado por el presidente Javier Milei. Su zona de militancia es Tigre, el terruño donde vive, ocupando el cargo de concejal, que aún detenta.
Dos matrimonios. Tres hijos. La afición por la construcción y el reciclaje. La pasión por el agua y los deportes. Curiosa vida que bien podría ser reflejada en un libro. Lo hizo. El volumen lleva por título Se nos acaba el tiempo, lo editó Galerna y lo rubrica Pedro Segundo Cernadas, nombre completo, real y artístico, para que no queden dudas.
-En tu libro se lee: “No me gustan los psicólogos que no hablan y hacen muecas”. ¿Cuánto hay de Pedro y de Segundo en la novela?
-Siempre hay algo de uno. El relato lo construyen dos personajes, psicólogo y paciente, y, respondiendo a tu pregunta, que también se hacen mis amigos, debo decirte que soy los dos personajes. Es mi cabeza.
Un hombre acude a la terapia para resolver la finalización de una pareja, pero todo deriva en algo más: “Aparecen los planteos existenciales, pensar en el sentido de la vida”.
-¿Te resultó catártico el tránsito por la escritura?
-Muchísimo, y no solo eso, tuve que leer, investigar y aprendí mucho sobre el avance de la IA. El proceso fue lo más interesante del libro.
El relato apela también a lo más novedoso de las estructuras artificiales de construcción del conocimiento aplicado a la vivencia humana: “Uno de los personajes reflexiona: ´Cada vez avanzamos más hacia un superhombre; vivir más, estar cada vez más sanos, pero nadie se pregunta por qué y cuál es el sentido´. En el mientras tanto, estamos viendo cómo matamos el tiempo”.
-En contraposición, aparece un mercado laboral que excluye rápido, que no privilegia la experiencia, y una vejez más extensa, pero más desprotegida, basta pensar en los magros haberes jubilatorios de las mayorías.
-Exactamente, las jubilaciones cada vez alcanzan menos y, por otra parte, los porcentajes de natalidad están bajando. Hay miedo a la vejez y a la muerte, tratamos de escaparnos de eso.
-Construiste un camino atípico, ¿te replanteaste muchas veces el sentido de la vida?
-Constantemente. Lo atípico de mi vida tiene que ver con preguntarme siempre qué deseo hacer. Cuando terminé el colegio secundario, el mandato era estudiar Ciencias Económicas o Administración de Empresas en la UBA o en la UCA, ese era el camino. Sin embargo, rápidamente aparecieron las preguntas sobre el para qué y cuál sería el sentido de abordar todo eso.
-Evidentemente, pudiste romper con ese “deber ser”.
-En mi libro planteo el desafío de la búsqueda de caminos alternativos. La mayoría de los mortales entramos en una vorágine donde no nos preguntamos para qué carajo estamos acá.
-Preguntarse si hay una elección en lo que se hace o fue una construcción impuesta.
-Plantearse si elegimos o nos están llevando. En el colegio secundario nos hacían rezar veinte minutos todas las mañanas y, cuando terminé quinto año, me comencé a replantear si todo eso aprendido de la religión era real. Le dediqué muchos libros a investigar y estudiar sobre la veracidad de la Biblia.
-¿Dónde te parás hoy?
-Soy una persona que cuestiona.
-¿Creés en Dios?
-¿Oíste hablar de Spinoza?
-¿Adherís al llamado “Dios de Spinoza”?
-Exacto, el Dios de la naturaleza y el universo, me identifico ahí.
Cernadas refiere al corpus del pensamiento de Baruch Spinoza, filósofo nacido en los Países Bajos que vivió entre 1632 y 1677. “Cada mañana medito y agradezco, pero en el agradecer, no me imagino a un señor con barba que me digita desde arriba y me dice ´te portaste bien, te voy a premiar´ o ´te portaste mal, vas a ir al infierno´. No creo en el Dios que me enseñaron en el colegio”.
-¿Cómo es la práctica de la meditación?
-La llevo a cabo todas las mañanas mirando el lugar más lindo que tengo en mi casa, mirando los sauces y el río.
Decisión
-Está claro que no sos de las personas que temen o se paralizan ante lo nuevo.
-Arranqué en la actuación a los diecinueve años, sin compromisos familiares ni hijos, así que no fue una época de miedos. Es más, si tenía que comer una semana entera un paquete de fideos, no me causaba ningún problema.
-El hecho de elegir la actuación tuvo un costo personal, tu padre no te apoyó.
-Tuve una pelea con mi viejo, me fui de casa y viví un tiempo solo, sin saber de qué iba a vivir. Me la jugué buscando, sin seguir el mandato.
-¿Cómo vivenciaste, en ese momento, el desplante de tu padre?
-Fue un desafío, casi te diría que me gustó. Me encantaba romper con mi padre y lo que ello implicaba.
Con los años, el vínculo con su padre se reconstruyó, ayudado por el rápido ascenso de su carrera artística.
En 1996, debutó en televisión formando parte de la tira juvenil Montaña rusa, otra vuelta y continúo frente a cámaras siendo parte de 90-60-90 Modelos. 1997 fue el año de su gran despegue artístico debido a su paso por el exitoso culebrón Ricos y famosos, protagonizado por Natalia Oreiro y Diego Ramos.
Luego siguieron títulos como Milady, Muñeca brava, Los buscas de siempre y Los médicos de hoy. Para entonces, Cernadas era un actor buscado por los productores de televisión y una cara muy arraigada en el público.
Sin embargo, ya afecto a ir en busca de nuevos desafíos, se marchó de Argentina para trabajar en Latinoamérica. En 2002, le tocó recalar en Perú, donde protagonizó Bésame tonto junto a la actriz Gianella Neyra, de quien se enamoró, conformando un matrimonio que duró desde 2004 hasta 2011. Fruto de esa relación nació Salvador, el hijo mayor del actor, que hoy tiene 16 años.
El político
-El actor, en general, cuenta con la adhesión social. Con el político no sucede eso.
-Pasa todo lo opuesto.
-Sin embargo, dejaste la carrera artística para involucrarte en la política.
-Me costó mucho, porque, como bien decís, al actor lo quieren todos o casi todos. Justamente, actores que se han metido en política se han ligado todos los piedrazos. Está claro que, para quienes no adhieren a mis ideas, yo puedo pasar a ser un mal tipo y van a creer cosas que no son reales. Lo entendí, así es el gran juego de la política y acepté participar, a pesar que ese costo es una de las cosas que menos me gusta.
-¿Qué otro aspecto te incomoda?
-Lo que menos me gusta de la política es la violencia que se maneja. En Argentina, la política ha escalado a un nivel de violencia muy fuerte. Hoy, con la IA te pueden hacer daño de manera muy fácil. En el tiempo en el que tardás en negar algo, ya estás arruinado por lo que se dijo de vos. Por suerte, puedo decir que soy un político querido y esto tiene un fundamento, aún no me han tocado puestos ejecutivos.
-Siempre tu rol activo se dio en el terreno legislativo.
-Allí me desenvuelvo y desde un lugar crítico, de oposición.
Por estas horas, Segundo Cernadas continúa ejerciendo como concejal en el Partido de Tigre y apoyando a los candidatos de La Libertad Avanza.
-¿Tu foco está puesto en ser intendente de Tigre?
-No lo sé.
-¿Aspirás a llegar al cargo máximo a nivel nacional como Presidente de la Nación?
-Eso seguro que no.
-¿Cuál es tu norte?
-Me metí a participar en política convencido que quería ayudar, sabiendo que el país da para más. Algo que le agradezco a mi viejo es el amor que me inculcó por nuestro país. Él jamás salió a veranear fuera de Argentina.
Su debut en la tierra política se dio militando para Mauricio Macri, en ese momento cercano a Patricia Bullrich, prima de su madre.
-¿Tenés vínculo con Bullrich?
-Nos vemos de vez en cuando, en alguna reunión familiar.
-A la hora de decidirte a ingresar al mundo de la política, ¿le pediste algún consejo?
-Sí, cuando arranqué fui a verla, me regaló un par de libros y me impulsó a ir para adelante. Ahora, cada vez que voy a tomar una decisión, no dejo de consultarla.
-Imagino que pasar de la actuación a la política no habría sido de un día para otro. ¿Cómo se armó esa bisagra? ¿Te costó el paso?
-Cuando arranqué, les decía a todos “soy actor, voy a ayudar un poquito, voy a dar una mano, nada más”. No quería dar el paso más grande. José Torello (exsenador) me dijo: “Acordate que, cuando te metas en política, te va a apasionar tanto que vas a terminar dejando la actuación” y yo le dije que no le creía, que no veía posible que eso sucediera. En cierto punto, tuvo razón. Hay mucho de la política que me apasiona.
-Puntualmente, ¿a qué te referís?
-Que cuando se tiene un poder para transformar algo hay un placer muy especial, pero, a la vez, hay mucha frustración y pelea innecesaria.
-Y corrupción.
-Ni hablar, por eso muchas veces me planteé dejar. En los momentos de saturación, cuando hay mucho que no puedo resolver me digo “hasta acá, que venga el que sigue”. Pero, rápidamente, renuevo la energía y sigo.
-¿Viste acciones muy oscuras en el mundo de la política?
-Me choca mucho cuando se arman operaciones. Cuando se es candidato te pueden armar videos, historias. Dejé de creer que, en la política, se puede tener amigos. He visto cosas horribles. La política es nefasta.
-Lo dice un político.
-Vos me preguntarás “¿por qué estás acá?”.
-Exacto.
-Porque me da mucha bronca tirar por la borda todo lo que fuimos construyendo, voy a seguir siendo un cabezadura. Y somos varios.
Aguas divididas
-¿Cómo tomás la grieta entre los actores?
-Es un tema complejo. La grieta no está en los actores.
-Desde ya, se trata de un emergente del cuerpo social, del que forman parte los artistas.
-Creo que es una estrategia de (Javier) Milei profundizar la grieta, pero las divisiones existen desde “unitarios” y “federales”, siempre será así. Me acuerdo cuando Mauricio (Macri) dijo: “Uno de los objetivos es terminar con la grieta”, eso es “zaraza“. La grieta no va a terminar nunca, hay gente que la utiliza más y gente que la utiliza menos.
-Te preguntaba sobre la colonia artística y las divisiones ideológicas.
-La mayoría de los actores está en contra del actual modelo, con lo que sucedió con (Guillermo) Francella se notó. Mi opinión es clara, apoyo totalmente lo que dijo (Guillermo) Francella. Más allá que lo admiro a Pablo Echarri como actor, no puedo entender su ideología, sus opiniones políticas, no puedo entender que apoye delincuentes. Seguramente, él me contestaría que los delincuentes son los otros. Es una discusión eterna que, finalmente, no tiene mucho sentido.
-Tu última novela fue Esa mujer, donde protagonizaste junto a Andrea del Boca. ¿Tenés trato con la actriz?
-He hablado con ella muy de vez en cuando. Una vez, me llamaron de una radio para aniquilar a Andrea, porque estaba en pleno juicio por la novela que hizo después.
-¿Qué respondiste en esa entrevista?
-Contesté con toda sinceridad. Dije que no había participado en la novela que se estaba juzgando (Mamá corazón). Les aclaré que, cuando fui parte de Esa mujer, no vi nada raro ni extraño, todo lo contrario. No defendí a Andrea, sino que dije la verdad. Ella me llamó para agradecerme.
-¿Cómo vivís el juzgamiento que enfrenta por, supuestamente, no haber concluido el producto fílmico a pesar de haber recibido los fondos públicos para su producción?
-No estuve en esa ficción, así que no sé qué sucedió. Sabemos que el kirchnerismo utilizó a los actores para hacer propaganda y les daban beneficios que no corresponden, incluso en la época de Alberto (Fernández). Yo dije que (Javier) Milei no está en contra de la cultura, el problema es que, cuando tenés un cuarenta por ciento de gente que se está cagando de hambre, no podés estar pensando en gastar plata en cine. Hay prioridades. Primero hay que resolver el tema del hambre y después hagamos cine.
-Además de ser parte insoslayable de la soberanía cultural del país, el cine, en tanto industria, genera fuentes de trabajo y no solo se trata del trabajo de los artistas.
-¿Funcionan? Si hacés una película con fondos del Estado y es un éxito, buenísimo, factura y da trabajo, pero no son todos los casos. No se puede poner plata del Estado para que sea un fracaso, porque estás gastando la guita de la gente. No se puede gastar la guita de la gente para hacer lo que se te canta el culo. Y esa es la discusión de Pablo (Echarri) con (Guillermo) Francella. La discusión no es “cultura sí, cultura no”, sino que hay un orden de prioridades. No estamos en Europa, vivimos en un país en emergencia de salud y educación. Hay escuelas del Estado donde los baños de los chicos no tienen puertas.
Su vida hoy
Es fanático de los deportes acuáticos (kayak, kitesurf), su cable a tierra en momentos de estrés. También allí aparece el recuerdo de su progenitor.
-Tu padre te hizo trabajar dos años para que pudieras comprarte tu primer kayak.
-¿Cómo sabés eso? Así fue. En el momento, me pareció muy duro, pero hoy agradezco esas enseñanzas. A mí, que soy padre grande, me cuesta mucho decir que no. A mi papá no le costaba nada.
Luego de su matrimonio con la actriz peruana Gianella Neyra, en 2018 se casó con Sofía Bravo, una sanjuanina de familia con vocación política. Isabel y Jacinta, de cinco y cuatro años, le permitieron volver a ejercer la paternidad en el día a día, ya que su hijo mayor se encuentra radicado en Perú, viviendo junto a su madre. “Mis hijas menores me pueden”.
-¿Cómo es ser papá a la distancia de tu hijo mayor?
-Al principio fue muy duro. Justo coincidió con los años donde uno abraza más a sus hijos, porque son pequeños. Pasó el tiempo, es un adolescente, y tiene su vida. Está muy bien, es sociable, es buena gente, y tiene una mamá increíble que lo quiere muchísimo, y eso me da tranquilidad. Trato de charlar cada vez que puedo y lo veo de vez en cuando.
-¿Te visita en Argentina?
-Sí, estuvo hace poco y aprovechó su viaje para tomar un curso en la escuela de Cris Morena. Le gusta mucho cantar y bailar, le encanta la comedia musical.
Acosos
-Desarrollaste tu carrera artística en otro tiempo muy diferente al actual. Hoy escuchamos testimonios de actrices que denuncian mecanismos de acosos y hasta de abusos en el ámbito laboral. Poco se habla de los varones. ¿Te sucedió algo al respecto? ¿Te ofrecieron algún papel a cambio de sexo?
-Ese tipo de cosas no me sucedieron. No viví ni escuché que se diera un trabajo a cambio de otra cosa en ninguno de mis compañeros. Sin embargo, no voy a hacer referencia a mí, porque sería incómodo, pero sí lo vi en compañeros míos de manera muy fuerte.
-¿A qué te referís?
-No voy a dar nombres, pero vi actores, compañeros míos, que sufrieron acoso de parte de mujeres.
-¿Colegas?
-Sí, de meterse en el camarín o en el motorhome e increparlos diciéndole “¿sos gay?”. Vi tipos incómodos porque, quizás, estaban comprometidos o no tenían ganas. De estas cosas no se hablaban ni se hablan. Siempre se habla del acoso a la mujer, pero yo vi varios hombres acosados por mujeres. Lo que pasa es que acosen a un hombre era hasta canchero.
-¿El rechazo del actor ponía en riesgo su masculinidad?
-Era mal visto, quedabas tonto, te hacían sentir un “nerd” al contar que una “mina” te había acosado. El hecho de entrar a un camarín y tirársele a un actor y ponerlo muy incómodo, yo lo vi.
-¿Lo viste o lo viviste?
-…
-¿Fuiste víctima?
-No sé si me pasó de esa forma o quizás no lo viví con incomodidad, supe zafarlo mejor. Pero hay un par de compañeros que lo llegaron a tratar el tema con psicólogos. Esto nunca se contó, no sale a la luz.
-No puedo dejar de recordar cuando te tocó “convivir con fantasmas”.
-Me llevás a Filipinas.
-¿Cómo fue?
-El protagonista de mi libro habla de la estupidez de creer en fantasmas y brujas y de ser supersticioso, sostiene que la superstición es para débiles.
-Sin embargo…
-Viví en una isla de pescadores durante cuatro meses. Había mucha brujería y gente que creía en eso. Allí la gente veía presencias constantes. Sostenían que estamos rodeados de seres que ya pasaron a otro plano.
-¿Qué fue lo que te sucedió?
-Comencé a sentir cosas raras en la casa donde vivía.
-¿“Cosas raras”?
-Una vez, pregunté por qué no venía más la chica que limpiaba la casa y me respondieron que era porque había fantasmas.
-¿Vos percibiste algo?
-Sí. Todo el tiempo percibía cosas extrañas, al punto tal de tener que mudarme. Nunca más me sucedió eso. No me pasó más ni creo en eso, por eso es extraño que me haya pasado.
Produjo pistacho con la familia de su mujer, se dedicó a construir y siempre está en la búsqueda de lo novedoso: “Soy inquieto”, argumenta, como si hiciera falta, antes de la despedida.
-¿Volverías a la actuación?
-Sí, ¿por qué no? Hay mucho teatro para hacer. El actor es actor siempre.