Pudo haber sido condenado hace tres años, pero en ese momento estaba prófugo. Sin embargo, Diego Ramón Aguilera Maldonado, conocido como “Asesino” en la barra brava de Godoy Cruz, el “Tomba” de Mendoza, que capitaneaba su hermano Daniel, el “Rengo”, no pudo escapar del largo brazo de la ley.
El Tribunal Oral Federal N°2 de Mendoza lo condenó a 13 años de prisión y al pago de una multa de 90 unidades como organizador de comercio de estupefacientes al menudeo y a gran escala en el Gran Mendoza, el Valle de Uco y en el sur provincial, y por acopiar gran cantidad de armas, piezas y municiones.
El “alfajor”, un cilindro compacto de cocaína, era uno de los productos que caracterizaba a la organización.
Según informó el Ministerio Público en su página web fiscales.gob.ar, “la condena a Aguilera Maldonado fue propiciada por el fiscal general subrogante de la Unidad Fiscal Mendoza, Federico Baquioni, quien había requerido la imposición de 14 años de prisión durante su alegato”.
El fallo del tribunal integrado por Daniel Alberto Carelli, María Paula Marisi y María Carolina Pereira no fue unánime. Esta vez, Aguilera fue el único sentado en el banquillo, ya que el resto de los imputados en la causa –entre ellos, Diego Enzo Aguilera Giménez, hijo del Asesino– fueron juzgados en mayo de 2022.
A esta etapa, junto con Aguilera, llegó Raúl Eduardo Lucero Álvarez, que admitió los cargos y se acogió a un juicio abreviado parcial en el que la pena se dará a conocer una vez que se difundan, también, los fundamentos de la sentencia contra el líder de la organización.
El principio del fin
Según informó fiscales.gob.ar, la organización fue desarticulada el 5 de junio de 2020, al cabo de 37 allanamientos. En los procedimientos se hallaron 12 kilos de cocaína y 2 de marihuana, elementos de corte y fraccionamiento, balanzas digitales y de precisión, moldes y prensas, gatos hidráulicos, dinero y armas, municiones y partes de armas.
El fiscal Baquioni consideró que Aguilera –señalado como cabeza de una de las facciones más violentas de la barra del Tomba– “lideraba subestructuras que abarcaban supuestos de micro y macromenudeo en distintas zonas de la provincia, con cocaína fraccionada en cilindros compactos que llamaban ‘alfajores’“.
Una de esas estructuras, describió el fiscal, se desenvolvía en el Barrio La Gloria, en el Gran Mendoza, donde se asentaba Aguilera, con un “amplio ejercicio del poder en la zona”, con personas jóvenes como integrantes de la organización, “quienes respondían a él con amplia subordinación”.
“La otra nota que caracterizaba a este subgrupo era el predominio de la violencia en su zona de influencia, destacándose que el acopio de armas por el que se los acusó respondió a la gran cantidad de armas que se hallaron en poder de sus miembros”, explicó el fiscal.
El representante del Ministerio Público Fiscal puso de relieve las intervenciones telefónicas que dieron cuenta de la tenencia de las armas y las municiones, de acciones tendientes a comprar piezas y a conseguir personas que las arreglaran o conservaran, del suministro de armas a otras personas para realizar ajustes o “aprietes” en los barrios y del uso para brindarse cobertura para distintos movimientos que realizaba la organización.
Baquioni marcó que, en este contexto, Aguilera tomó distancia de quienes ejecutaron materialmente su plan delictivo y de las cosas relacionadas con los delitos. “A nuestro juicio eso forma parte de la construcción de su poderío en la organización y es una estrategia de impunidad”, dijo el fiscal, y lo contrapuso con la situación de los subordinados, a quienes se identificó en las comunicaciones y quienes tenían en su poder las armas y los estupefacientes, y los elementos para comercializarlos.