“Este es el momento más emocionante de mi vida como científico computacional”, afirmó Sergey Brin al describir el impacto actual de la inteligencia artificial (IA) en una entrevista concedida al podcast All-In. Con esa frase, el cofundador de Google dejó en claro el motivo de su retorno activo a la empresa que fundó hace más de dos décadas: participar directamente en lo que considera una revolución tecnológica sin precedentes.
De acuerdo con lo charlado en All-In, su regreso a Google se produjo poco antes de la pandemia de COVID-19, impulsado por un llamado de atención de un integrante de OpenAI. “Había un tipo de OpenAI que me dijo: ‘¿Qué estás haciendo? Este es el momento más transformador en la historia de la computación’. Y tenía razón», recordó.
Inmersión en los desarrollos de inteligencia artificial
La reaparición de Brin sorprendió a empleados de Google, quienes bromeaban diciendo que “papá había vuelto a casa”. Aunque inicialmente sus contribuciones técnicas fueron modestas, le permitieron acceder a sistemas internos para realizar experimentos. “No tengo responsabilidades ejecutivas reales, pero puedo profundizar en cada rincón de la compañía”, afirmó el desarrollador.
Como cofundador del gigante tecnológico, participa directamente en las etapas de preentrenamiento y postentrenamiento de modelos, lo que le permite seguir de cerca la evolución tecnológica de la empresa.
El ritmo acelerado del cambio tecnológico
En el episodio publicado por All-In, Brin comparó el avance de la inteligencia artificial con otras revoluciones tecnológicas, como la expansión de internet y la aparición de los teléfonos inteligentes. A su juicio, la IA se distingue por su velocidad: “La web se expandió rápidamente, pero no cambiaba tanto de un mes a otro. Con la IA, si te ausentas un mes y regresas, te preguntas: ‘¿Qué ha pasado aquí?’”.
Aunque la inteligencia artificial aún no alcanza el nivel de inteligencia artificial general (AGI), El experto señaló que sus capacidades actuales ya son sorprendentes. Resaltó el potencial para analizar enormes volúmenes de datos, como al calcular tasas de mortalidad en carreras automovilísticas. “Es como el trabajo de fin de grado de un estudiante universitario, hecho en minutos”, comentó.
Educación e impacto de la inteligencia artificial
Como padre, Brin expresó sus dudas sobre el futuro de la educación ante el avance de la IA. Además reconoció que estas herramientas ya superan a los humanos en matemáticas y programación. “Veo a mis hijos en secundaria y pienso: ‘¿Qué van a aprender que la IA no haga mejor?’”.
Aunque no ofreció respuestas concluyentes, consideró que el debate sobre la utilidad de la educación universitaria ya estaba en marcha antes de la modelos tecnológicos actuales. Con respecto a este tema, afirmó: “La IA pone este debate en primer plano”.
En el ámbito laboral, Brin cree que la inteligencia artificial puede potenciar la productividad, especialmente en tareas técnicas y de gestión. En su caso, las herramientas de IA le permitieron ser más eficiente en sus labores.
Cultura corporativa y uso de IA en Google
Durante la charla, Brin ofreció detalles sobre la cultura interna de Google. Relató un conflicto sobre el uso de Gemini, el modelo de IA de la empresa, debido a que no figuraba en la lista oficial de herramientas permitidas. Es por ello que intervino directamente para resolver el problema.
A su vez destacó la autonomía de los empleados, que incluso permite a personal junior cuestionar decisiones de los fundadores. Según compartió Brin en All-In, lo consideró una “señal de una cultura saludable”.
Robótica, hardware e interfaces futuras
Sobre el desarrollo de hardware y robótica, Brin recordó que Google adquirió y luego vendió empresas como Boston Dynamics. Comentó que los intentos de crear robots útiles fracasaron en parte por el estado del software en ese momento. “Los robots son geniales, pero el software no estaba listo”, observó.
Aunque se mostró escéptico en relación a los robots humanoides, reconoció que existen avances significativos. También mencionó tecnologías como Google Glass, que según él estaban adelantadas a su tiempo, y destacó el potencial de las interfaces por voz y las conexiones neuronales, como las propuestas por empresas como Neuralink.
Brin visualiza un futuro en el que la interacción con la tecnología será más natural y eficiente: “Todo está mejorando y volviéndose más rápido. Los modelos pequeños son más capaces y hay mejores formas de hacer inferencias”.
Modelos abiertos y estrategia comercial
El debate entre modelos abiertos y cerrados fue otro de los temas tratados. Durante el capítulo de All-In, el cofundador de la empresa líder reconoció el progreso de modelos de código abierto como DeepSeek y explicó que Google lanzó modelos como Jamba, diseñados para correr en dispositivos individuales.
Sobre la especialización de modelos, Brin indicó que la tendencia es consolidar arquitecturas generales como los transformadores, que permiten manejar tareas múltiples con eficiencia. Mientras que en materia de estrategia comercial (como Gemini), explicó: “Cada vez que avanzamos una generación, la versión gratuita suele ser tan buena como la anterior de pago”, explicó.
Perspectivas sobre la singularidad y la evolución de la IA
En el tramo final de la charla, Brin mostró un optimismo cauteloso sobre el futuro de la IA. Considera que la singularidad tecnológica podría ocurrir en unos cinco años, aunque admitió la dificultad de prever el ritmo de los próximos avances. “Quizá la singularidad esté a cinco años, pero es difícil preverlo”, reflexionó.
En una misma sintonía, animó a los usuarios a probar la app de Gemini y aseguró que Google seguirá mejorando sus modelos de IA, haciéndolos cada vez más rápidos, capaces y accesibles.