Sergio Goycochea: su nuevo desafío en TV, el pedido de justicia por Diego Maradona y la felicidad de compartir tiempo con sus nietos

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Sergio Goycochea es para todos “el Goyco”, no hay más explicación. Para quienes palpitaron con los penales de Italia 90, para quienes nunca lo vieron jugar en vivo pero lo ven en la pantalla, para quienes lo miran ingresar al edificio de LA NACION con ese dejo de alegría en la cara pensando: “mirá, es él”, y hasta para su mujer, sus hijos y nietos.

Feliz con el estreno de El juego empezó, el reality que debuta este sábado a las 19 por América, Goycochea cuenta detalles del ciclo que realizará con Celeste Muriega y Christian Sancho.

Seguro y firme con cada frase, solo hace unos segundos de silencio y cambia el semblante al hablar de dos temas diametralmente opuestos. Por un lado, sonrisa de oreja a oreja al referirse a su abuelazgo y minutos más tarde, su mirada se torna triste al recordar a su compañero y amigo Diego Maradona y al sumarse al pedido de justicia por la muerte del Diez. “Fue un final feo y en circunstancias poco claras. Entonces, en honor a la verdad y a la justicia y para que descanse en paz, espero que se sepa la verdad”.

—¿Qué nos vamos a encontrar en El juego empezó?

—Hay competencia física, estrategia, un poco de motricidad fina, mucha historia de vida, porque todos los participantes tienen lo suyo. Van a ir de la mano de la competencia las historias de cada uno, sin golpes bajos, pero para simplemente para conocerlos. Cuando hablo de estrategia me refiero a que son cinco participantes por equipo y en cada juego deben decidir quién lo hace según las habilidades de cada uno. O sea, la estrategia del equipo para no equivocarse y elegir bien. No hay votación, es puro juego. Los ganadores de cada programa se llevan un lingote que les dará ciertas ventajas en algunos momentos y todos van a tener chances de ganar hasta los últimos programas. Con un camino diferente, porque aquellos que hayan ido ganando en mayor instancia tendrán unas ventajas, pero todos van a tener esa posibilidad.

—Te van a acompañar Celeste Muriega y Christian Sancho, ¿cuál va a ser su rol?

—Ellos van a estar más involucrados al término de las pruebas con cada participante, con las historias, con ese tipo de reportajes; yo voy a estar en el rol de presentador, de apertura y cierre de programa, llevándolo adelante con el relato de los juegos y esas cosas. Ellos van a estar como más con el mano a mano. Obviamente esto va a tener también un camino paralelo en las redes y con todo lo que se pueda seguir a través del canal de YouTube.

—Y hablando de redes, estás muy activo en Instagram. ¿Cómo te llevás con eso?

—Sí, comento partidos y cuestiones de fútbol. Me cuesta, la verdad que tengo que reconocerlo. Tienen cosas muy buenas las redes, la posibilidad de comunicar, de expresarte, pero también dan la posibilidad de decir cualquier cosa. Ahí me freno un poco, yo lo uso más profesionalmente y mi objetivo en las redes es, sobre todo, para que me conozcan o me sigan conociendo los que son más chicos y los que no me vieron como arquero. Pongo algunas cosas con mis nietos, con mi familia, algún hecho puntual, pero no estoy todo el tiempo. No lo uso para que me haga más famoso o hacerme viral.

Sergio Goycoechea, Celeste Muriega y Christian Sancho en El juego empezó

—¿Y hay interacción con esa generación?

—Sí, y el futbolero más. No lo vivió pero sabe y me pasaron tantas cosas lindas con la Selección y lo que le pasa ahora al Dibu, que enseguida con los penales la primera relación es con Italia 90. El fútbol tiene eso, esa transmisión emocional que me sigue sorprendiendo y que es grata.

—¿Te imaginás cómo hubiera sido si en tu época de arquero hubiera habido redes?

—Sí, con lo bueno y con lo malo. Lo único que no han vivido los jugadores de mi época es la exposición, que ahora es muy grande. La verdad que hay que estar bien parado o preparado para asumir todo eso y que no te afecte en lo que realmente importa, que es jugar.

—¿Y a la televisión cómo la ves hoy?

—Bueno, el fútbol como espectáculo sí se consume en la pantalla grande. Todavía la gente se sigue sentando para verlo. No creo que la tele vaya a desaparecer, a pesar de que los más jóvenes no miran.

—¿Y sobre lo que se dice y hace en televisión? No te prendés al juego, tus programas están lejos del escándalo.

—No, no me interesa. A veces te ponen en un lugar de “tenés que opinar” ¿Por qué tengo que opinar? No tengo que opinar. Lo respeto y creo que si hay programas que subsisten es porque hay gente que lo mira, porque nada es casualidad. Pero la verdad es que yo no elijo eso. Por ahí cuando me nace opinar de algo, lo hago a través de mis redes. No soy demasiado polémico, no lo era antes y menos ahora, después me hace mal a mí. Me preguntan qué pienso de Wanda e Icardi y hasta me cuesta decir que no hablo.

—Cambiando de tema, ¿cómo es la faceta de Goyco abuelo?

—Goyco abuelo… (mira hacia arriba con una sonrisa) es maravilloso. Viste que hay gente que te dice: “no sabés, cuando seas papá…” y “no entendés hasta que lo experimentás”; cuando iba a ser abuelo, me decían así y la verdad, se quedaron cortos. Tengo dos nietos, Valentín que va a cumplir seis y Clarita que en menos de un mes cumple dos. Y recuerdo aquella primera vez con Valentín que me lo ponía en el pecho y te pasan tantas cosas por la cabeza. Hoy por una cuestión de edad interactúo más con él, los dos me dicen Goyco.

Backstage de El juego empezó

—¿Por pedido tuyo no te dicen abuelo?

—No, es porque ellos escuchan que todo el mundo me dice Goyco; mi señora me dice Goyco, mis hijos, mi yerno. Es una relación inexplicable, me encanta.

—¿Jugás con ellos?

—Sí, los busco al colegio y hace un par de meses se mudaron al mismo barrio donde vivo. Antes estaba esperando el fin de semana y uno además tiene que entender que están los otros abuelos, los compromisos de ellos con sus amistades. Pero ahora hay días que puedo ir al colegio, los puedo ir a buscar. El día a día es maravilloso.

—¿Te encontraste haciendo cosas que con tus hijos, por una cuestión de tiempo, no hacías?

—Sí, un montón de cosas. Pero vos los vas a buscar y sabés que en dos o tres horas se terminan las responsabilidades, en cambio con tus hijos estás viendo por ejemplo una película y pensás que hay que prepararlo para el baño, para comer y que se acueste temprano. Es todo disfrute y esas horas con ellos no pensás en nada más que en disfrutar.

El Goyco, un abuelo orgulloso

—Y es también encontrar a tu hija en un rol de madre. De hecho ella habla mucho de maternidad en sus redes.

—Es el fiel reflejo de la madre. La manzana no cae lejos del árbol.

—Valentín va a fútbol, ¿ataja? ¿Sabe quién sos en el mundo del fútbol?

—No ataja. Me encanta verlo disfrutar. Sí, sabe quién soy, lo busco en el colegio y me hace poner colorado porque le dice a los amiguitos “él es el Goyco”, y capaz la gente me pide fotos y él antes no entendía por qué.

—Cuando tus hijos eran chicos no había celulares para pedirte fotos, pero sí autógrafos. ¿Cómo vivían esa exposición?

—Lo fueron entendiendo con el tiempo. O sea, en algún momento mi hijo decía: “¿De qué trabajabas papá?”; no entendía. Pero después lo naturalizó.

—Hace unas semanas murió Hugo Gatti. ¿Tenés algún recuerdo del Loco?

—Jugué en contra de él. Yo crecí en esa escuela de Gatti, Fillol. Por mi estilo, yo era de la escuela del Pato, era mi ídolo. Pero el Loco fue diferente. Si vos ves un video lo ves jugar con el pie, los ves salir del área; hoy está naturalizado porque casi todos los arqueros lo hacen, pero en la época que él lo hacía, no existía. Marcó y fue referente en el puesto. Todos los respetos.

Sergio Goycochea sigue de cerca las instancias del juicio por la muerte de su amigo Diego Maradona

—Y eras muy cercano a Diego Maradona. ¿Estás siguiendo el juicio por su muerte?

—Sí, porque aparte tengo relación con Claudia, Dalma y Gianinna, la parte de la familia que a mí me tocó vivir con Diego. Somos familia, somos amigos hace más de 30 años. Entonces es imposible estar ajeno y trató de estar en contacto. Son momentos duros para ellas porque se van reviviendo un montón de situaciones y realmente es difícil. Pero con la certeza de que se sepa la verdad. Que si realmente pasó todo lo que pasó y fue por negligencia, que se sepa. Quiero que se sepa lo que verdaderamente pasó porque suena raro y fue un final feo. Entonces, en honor a la verdad y en honor a la justicia, y para que descanse en paz y para que sus hijos, todos sus hijos, también tengan esa tranquilidad, espero que se sepa la verdad. Y si hay algún culpable, que tenga que pagar lo que tenga que pagar. Fue todo bajo circunstancias poco claras. Por el bien de todos, lo mejor es que se sepa qué pasó. Por tranquilidad de los que hoy están en el banquillo de acusados también, si no tuvieron realmente nada que ver y no hubo ninguna manipulación de nada. Es un camino y un tránsito complicado, desde la primera o segunda audiencia que mostraron las fotos de cómo estaba muerto a los testimonios y las cosas que seguramente van a ir apareciendo. Los audios y de la forma en que se hablaba despectivamente de él, son cosas muy duras.

Maradona y Goycochea, una amistad que nació en el campo de juego

—¿Habías podido hablar con Diego en los últimos meses?

—No. En el último año y pico no hablé. Esa es la realidad, viste que ahora no tiene sentido decir “hubiera ido y volteaba la puerta”. Pero si vos llamás cinco, seis, siete veces y ya no podés.

—¿Te filtraban cuando llamabas?

—Sí: “no está”, “está ocupado”, eso me decían. Es tan delicada la situación que a veces te ponen en el papel a vos de reprocharte algo. Decías: ¿al final yo fui el hijo de puta que no intenté más? Pero bueno, no sé qué hubiera solucionado, o sea, entramos en un terreno hipotético.

—¿Cómo sigue tu año?

—Me voy ahora al mundial de clubes con DirecTV, donde estoy trabajando. Además de El juego empezó, tengo un programa que se llama De Selección. Además tengo dos veces por semana radio: Puede pasar y De Selección también en formato radial.

Este sábado comienza El juego empezó

—No descansás…

—He comprobado que emocionalmente no estoy para descansar. Contado así parece más pero el día que no tengo radio a la tarde, tengo programa recién a la noche. Me levanto, entreno, almuerzo en casa, voy a buscar a mi nieto. Gracias a Dios hay mucho porque es laburo y no estoy preparado todavía para estar mucho tiempo sin hacer nada. Necesito esa adrenalina que me dio el deporte. Está bueno tener un día tranquilo o dos, pero después ya necesito hacer cosas.

—¿Y hacer algo desde adentro de un club relacionado con el fútbol?

—No. Calculá que hice mi primer programa en noviembre de 2000, o sea, ahora voy a cumplir 25 años, tengo más años en los medios que como profesional del fútbol.

—Ahora ya tenés mucha experiencia en la conducción, pero al principio ¿costó ese paso?

—Sí, como todo, como me costó pasar de las inferiores a la tercera y de la tercera a la primera. Empecé con Resto del mundo y me vino bien el hecho de que fuera un programa grabado, me ayudó a ganar agilidad con el micrófono y perder el miedo a equivocarme. La gente con la que trabajaba en ese momento me cuidó mucho. La facilidad que me dio el nombre para entrar rápidamente a los medios también era un arma en contra, porque el margen de error a veces es más corto.

—Y como persona de los medios, cubriste el último mundial, ¿cómo lo viviste?

—Lo cubrí, lo viví como un hincha más y como periodista. Con emoción y siempre con la satisfacción de que el fútbol argentino gane, que nos conviene a todos, porque es trabajo para todos

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