“Sin celulares sobre la mesa”. Cómo son los bares de juegos de mesa donde la conexión humana es la verdadera experiencia

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En una época donde la vida cultural se consume cada vez más a través de pantallas, los espacios que mezclan el plan de bar con la diversión de los juegos de mesa ganan terreno como alternativa de encuentro distinta y genuina. A nivel global, la tendencia no es nueva: en Seúl surgieron los primeros board game cafés en 2004 y, en Toronto, Snakes & Lattes impulsó su popularización desde 2010, inspirando franquicias en Londres, Nueva York y otras ciudades.

El impulso reciente tuvo raíces en la pandemia, cuando las ventas de juegos de mesa —considerados una vía para pasar buen tiempo en familia durante el aislamiento— se dispararon. Con la vuelta a la presencialidad, apareció el deseo de “desintoxicarse” de lo digital y refugiarse en experiencias cara a cara. Según The Guardian, en el Reino Unido, tras el confinamiento hubo un alza del 60% en eventos de juegos en bares y cafeterías respecto de 2019.

Jobs además de ir a jugar, organiza torneos y hasta una noche de citas

Según la consultora Business Research, el interés por los juegos de mesa crece de manera constante en todo el mundo: se espera que el mercado pase de unos US$16,1 mil millones en 2024 a cerca de US$41,17 mil millones en 2032. Cada vez más personas buscan espacios donde interactuar cara a cara, compartir momentos reales y alejarse de las pantallas; por eso, bares y cafés con juegos de mesa se vuelven opciones cada vez más comunes.

La tendencia se ve en bares, clubes, torneos y organizadores particulares. En esos espacios, jóvenes y adultos —solos o en grupo— comparten partidas sin preocuparse por las reglas, mientras disfrutan una bebida o algo para picar.

En Reddit, usuarios adeptos a los juegos de mesa en bares describen estos rincones como “lugares donde todo funciona muy bien: cafetería de calidad, juegos variados y un ambiente ideal para quedarse horas”.

Boedo y en Palermo: donde no se ven teléfonos sobre las mesas

¿Cómo surgió la idea de combinar un bar con juegos de mesa? “La realidad es que no fue una idea nuestra. Somos la segunda generación de dueños del bar. Compramos el bar hace tres años a dos personas que lo tenían hace 37 años”, dice a LA NACION Julián Mizrahi, uno de los nuevos propietarios de Jobs, un clásico de Recoleta [estaba ubicado en Arenales al 2900]. Ahora tiene nuevas sedes en Carlos calvo 3870 (Boedo) y El Salvador 4139 (Palermo). Próximamente, abrirán en Núñez y Ramos Mejía.

“Buscamos ofrecer al público la propuesta de salir de lo cotidiano, del plan típico de ir a tomar una cerveza sin otro motivo. La gracia es que vengan, jueguen y se desconecten. Algo curioso es que no hay teléfonos en las mesas: la gente conecta entre sí”, cuenta el dueño del bar, que sumó un local en Boedo y abrirá próximamente nuevas sucursales en Núñez y Ramos Mejía.

Para quienes prefieren moverse un poco en Jobs también hay mesas de pool y torneos de Daytona

Los juegos más elegidos por los grupos de amigos son Dígalo con Memes y HDP. El personal de Jobs enseña a jugar a quienes no conocen las reglas.

No hace falta ir acompañado: también se puede ir solo para conocer gente. “Organizamos muchas actividades; la más difundida y la que mejor funciona es una noche donde se juega con gente de otras mesas. La llamamos Tinder Jobs y es como el sistema de speed dating”, explica Julián. Ese día el anfitrión distribuye a las personas en distintas mesas, coloca una cintita que indica la orientación y propone dinámicas de juegos grupales —de mesa o de conversación—.

En las noches de Tinder Jobs el anfitrión distribuye a las personas en distintas mesas, coloca una cintita que indica la orientación y propone dinámicas de juegos grupales

“Es una salida muy distinta a lo habitual, muy distinta a la clásica salida que simplemente tiene el plan de comer o tomar y que es un gran lugar para conocer nuevas personas. De hecho, nosotros le decimos que es una especie de club social de juegos”, remata Julián.

En Recoleta y en Olivos: con profesores que ayudan a entender las reglas

Quien busque en Buenos Aires un espacio dedicado al juego de mesa —y no simplemente un bar temático— encuentra en Conexión Berlín (Ayacucho 1571, Recoleta; y Córdoba 2786, Olivos) una propuesta diferente. Fundada por Pedro Vicentín, ingeniero en sistemas, y Fabiana Pérez, crítica de arte y licenciada en Artes, esta ludoteca para adultos y niños funciona con una idea clara: se va a jugar, no principalmente a consumir gastronomía. “La idea surgió porque encontré en los juegos de mesa una experiencia muy rica para el ser humano y la sociedad”, explica a este medio Pedro.

En Conexión Berlín los profesores de explican todo, así que no hay excusas para no jugar

Detectaron dos obstáculos frecuentes: el acceso limitado a los juegos de mesa modernos en Argentina y la dificultad de aprender reglas extensas o complejas. Por eso, en Conexión Berlín cada grupo recibe recomendaciones personalizadas y explicaciones detalladas —incluso estrategias— para disfrutar cualquiera de los más de 1500 títulos de su colección, considerada la más grande del país.

Tarde de juegos en familia en Conexión Berlin

Fabiana aporta, además, una mirada académica que amplía la propuesta. Integra desde 2009 un grupo de investigación sobre cine audiovisual en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) —donde también se estudian videojuegos— y participa en el cuaderno Game Studies de la Universidad de Palermo (UP).

Allí publicó, en la quinta edición, un estudio sobre la transposición de la novela Dune al juego de mesa (2022) y, en la séptima, un trabajo junto a Kevin —miembro del equipo y estudiante de Letras— sobre las mediatizaciones en el paso de lo analógico a lo digital. “Queremos reforzar lo analógico, el contacto cara a cara, y ofrecer juegos que fomenten la interacción entre las personas”, subrayan Pedro y Fabiana, que coinciden en una misma definición: jugar es una oportunidad de conectar con el otro.

El público que asiste a Conexión Berlín es diverso: la franja más frecuente está entre los 20 y los 40 años, pero también concurren niños desde los 7 u 8 y personas de 60.

Conexión Berlín, comandado desde Alemania, donde vive su fundador, es una casa de juegos, con kiosco para algún tentempié

En Villa del Parque: un bar para jugarse todo y comer rico

Punto de Partida (Av. Nazca 2893, Villa Luro) es un bar y café lúdico: un punto de encuentro social donde el café y la gastronomía se combinan con la experiencia que brindan los juegos de mesa. La consigna es proponer un espacio de encuentros dinámicos que estimulen la interacción cara a cara, como una vuelta a los juegos de la infancia.

Lucas Grieco, de Punto de Partida, en Villa del Parque

Su fundador, Lucas Grieco, licenciado en Higiene y Seguridad, cuenta que la idea surgió de su colección personal de juegos de mesa y del deseo de compartir ese hobby en su barrio natal, Villa del Parque. El proyecto cobró mayor sentido tras la pandemia, cuando mucha gente sintió la necesidad de dejar atrás la virtualidad para reencontrarse físicamente con amigos y familiares. Por eso, en Punto de Partida no hay pantallas ni dispositivos digitales que distraigan: la conexión humana es el centro de la experiencia.

El local ofrece casi 400 juegos, desde opciones rápidas hasta partidas que pueden extenderse por más de una hora. El equipo —integrado por Grieco y sus colaboradores Martín, Cande y Nazareno— acompaña a los visitantes explicando las reglas en la mesa, sin necesidad de conocimientos previos. “Cada mesa es un mundo distinto”, dice Grieco. Preguntan si se prefieren juegos cooperativos o competitivos, largos o breves, para adaptar la experiencia; si algún juego resulta incómodo o desbalanceado, se busca otra alternativa.

Más allá de los juegos, el núcleo del espacio es propiciar el encuentro. En un ambiente tranquilo, con música suave y sin distracciones digitales, se fomenta la charla, la risa y el intercambio. Grieco afirma que el juego funciona como un “rompehielos” natural, que facilita la interacción sin exponer a nadie a situaciones incómodas. Así, Punto de Partida recibe tanto grupos de amigos y familias como personas que llegan solas y se integran a encuentros abiertos para conocer gente nueva.

Los vínculos que se generan son duraderos: no es raro que quien visita el lugar por primera vez se despida con un abrazo y regrese semanas o meses después, reconocido por su nombre y los juegos que eligió. La experiencia es personalizada y única para cada mesa.

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