Boca atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. En medio de una serie inédita de 11 partidos sin triunfos, la peor desde su fundación, sucedida en 1905, el equipo parece a la deriva. Y no solo por lo que muestra en la cancha. El problema va más allá de lo futbolístico: lo que le falta a este Boca es conducción. Ni entre los jugadores ni en el cuerpo técnico aparece alguien capaz de asumir ese rol. Miguel Ángel Russo, el entrenador, no termina de ocupar ese lugar: por momentos da la sensación de no tener la energía necesaria para sostener al grupo en un contexto tan complejo. Con Marcos Rojo apartado, Edinson Cavani en observación y Miguel Merentiel en capilla, el que empieza a ocupar ese vacío es Leandro Paredes, que comenzaría a llevar la cinta de capitán a partir del próximo partido.
La situación de Russo también expone la crisis de liderazgo que vive el equipo. Algunas decisiones disciplinarias, como la exclusión a Rojo, generaron tensiones internas. Y varias de sus elecciones futbolísticas tampoco cayeron bien en el plantel. Pero lo que más llamó la atención fue la manera en que se lo vio este martes en la conferencia de prensa: frágil, debilitado física y emocionalmente, con cierto desgano y algo disperso al hablar. El objetivo era calmar las aguas y dar un mensaje de unidad, pero la imagen terminó generando mayor preocupación por el estado de salud del director técnico. En el club muchos se preguntan si su mensaje sigue llegando y si, en este momento, está en condiciones de sostener el control del grupo.
«ESTOY BIEN. ME DUELE PERDER, PERO HAY QUE LEVANTARSE»
Miguel Ángel Russo habló en conferencia de prensa a días del clásico ante Racing en La Bombonera. pic.twitter.com/VHBIvVaxMH
— TyC Sports (@TyCSports) August 5, 2025
Hasta hace poco, la voz más escuchada era la de Rojo. Aunque las lesiones le impidieron tener continuidad, con cinta y sin ella su opinión era escuchada puertas adentro. Pero su historia en Boca terminó antes de tiempo y de la peor manera. Su contrato se vencerá en diciembre, pero el defensor fue apartado del plantel por una decisión conjunta entre el cuerpo técnico y la dirigencia; no practica con sus compañeros ni puede ingresar al vestuario. Todo se desató en lo previo al Mundial de Clubes, cuando Rojo creyó que podía ser titular ante la baja temporal de Ayrton Costa por un problema de visado. Pero Costa terminó viajando y volvió a meterse entre los 11, y Rojo quedó fuera. Unos días después, cuando Russo necesitaba defensores para el último partido, ante Oakland City, el central acusó una molestia, no se entrenó y discutió con el DT. De ahí en más, no hubo vuelta atrás. El último episodio se dio el martes pasado, cuando Russo convocó a una charla grupal con los futbolistas que venían de jugar contra Huracán y no le permitió participar. Desde entonces, Rojo practica apartado.
Otro jugador de trayectoria, pasado en la selección y que, como Rojo, ya no forma parte de los planes, es Sergio Romero. El misionero fue clave en la Copa Libertadores 2023, portó la cinta de capitán en la final frente a Fluminense y, durante buena parte de ese año y del siguiente, fue un pilar para el grupo. Pero hoy es el cuarto arquero en la consideración de Russo y su etapa parece terminada. En su caso, la pérdida de protagonismo en la cancha también hizo que su presencia fuera perdiendo peso entre sus compañeros. Por su perfil reservado, nunca llegó a tener un rol de liderazgo fuerte: su aporte pasaba más por lo que ofrecía en el arco y su profesionalismo en el día a día.
Miguel Merentiel supo ser capitán en el Mundial de Clubes, pero hoy corre desde atrás. El uruguayo llevó el brazalete ante las ausencias de Rojo –marginado– y Cavani –lesionado–. Russo valoraba su perfil bajo, su entrega y su buena relación con el resto del plantel. Es el más bromista de los 39 integrantes y siempre contagia con su energía. Por eso, lo veía como a un “referente espiritual”, en la cancha y fuera de ella. Pero después de lo que ocurrió en el estadio Ducó, donde volvió al campo de juego a pesar de haber sido reemplazado en el entretiempo, perdió el respaldo del cuerpo técnico.
El horno, está claro, no está para bollos: en estos días, Russo decidió prescindir también de Cristian Lema y Marcelo Saracchi, que este martes, tras un nuevo entrenamiento en el que estuvo separado del resto del grupo, publicó en las redes una imagen del Che Guevara con un mensaje no conciliador: “Es mejor morir de pie que vivir arrodillado”.
En los papeles, el capitán de Boca es Edinson Cavani, aunque su lugar en el equipo para el partido con Racing está en duda por su flojo presente futbolístico. Cavani es un líder silencioso, muy profesional, de conducta intachable y buenos hábitos. Es, además, uno de los pocos jugadores dueños de pergaminos que no tuvieron conflictos con directores técnicos ni con dirigentes y que no fueron noticia por cuestiones privadas. Pero su nivel en la cancha no alcanza para sostener ese rol. Y hacia dentro, su condición de titular casi asegurado genera cierto recelo. Algunos creen que juega por todo lo que fue en su carrera. Otros, por su cercanía con Juan Román Riquelme, el presidente. Lo cierto es que no logra que el grupo se alinee detrás de él. Incluso cuando organizó un asado en su casa para unir a las piezas del plantel, muchas de las cosas de las que hablaron se filtraron a la prensa y eso terminó de romper la paz.
En este escenario, quien empieza a perfilarse como nuevo guía para el grupo es Leandro Paredes. Recién llegado al club, ya se muestra como un jugador que impone con su presencia. Fue capitán en Paris Saint-Germain y en Roma, y campeón de América y del mundo en la selección argentina. Tiene jerarquía, presencia y voz de mando. Desde su presentación, marcó la cancha: dijo que quería ser capitán. Y en Boca entienden que, una vez que use la cinta, algo que puede suceder este sábado si Cavani no juega, ya no la soltará. De todas maneras, todavía es muy prematuro hablar de liderazgo: varios compañeros, sobre todo los más jóvenes, recién ahora empiezan a acercarse a él y a tomarlo como faro.
Este martes, en Ezeiza, se vio a Paredes abrazado con Russo antes de la práctica. En medio de una semana agitada y con las cámaras encendidas, fue una señal clara de respaldo al entrenador. Aunque lleva poco tiempo en el club, el volante empieza a ser una referencia. Y no solo en el plantel: también para el cuerpo técnico. En una entrevista con TyC Sports, cuando a Russo le preguntaron por futbolistas intocables del equipo, nombró a uno solo: “Paredes es indiscutible. Un nivel de juego, de pase, que marca una diferencia muy alta en muchas cosas. Él eligió venir, estar en su país, en el club donde nació, y tiene un nivel completamente distinto al del resto”. En cambio, cuando le preguntaron por Cavani, la respuesta fue menos halagüeña: “Está entrenándose bien, todos los días con nosotros. Sin lesiones, será otra cosa. Fuimos llevándolo de menor a mayor, tomando los tiempos necesarios. Cuando tenga continuidad, encontrará su nivel”.
«PAREDES ES TITULAR INDISCUTIBLE, MARCA UNA DIFERENCIA MUY GRANDE» 🔵🟡
Miguel Russo, en diálogo exclusivo con TyC Sports, elogió de gran manera al Campeón del Mundo que incorporó Boca en el último mercado de pases.
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Lo que está claro es que Boca necesita una conducción firme, algo que hoy no encuentra en el banco ni en la cancha. Ni Rojo, ni Romero, ni Cavani ni Merentiel ocuparon ese lugar, y Russo, con un mensaje que no termina de llegar al grupo, tampoco. La esperanza ahora está puesta en Paredes. Con su preponderancia, Boca aguarda empezar a encontrar el rumbo, y que al recién llegado no lo lleve también la tormenta.