Sergio Romero podría encontrar a los 38 años un nuevo desafío en su carrera. El ex arquero de la selección nacional, figura en los penales del Mundial de Brasil 2014, podría dejar Boca, donde no tiene lugar, en medio del Torneo Clausura, para sumarse a Argentinos Juniors, que atraviesa una emergencia en su valla tras la grave lesión que sufrió Diego “Ruso” Rodríguez.
Chiquito no ataja en Boca desde el 23 de noviembre de 2024, cuando el equipo xeneize empató sin goles ante Huracán en Parque Patricios. Desde entonces, su historia en el club se fue apagando lentamente. A comienzos de este año fue sometido a una nueva cirugía de rodilla y, tras su recuperación, no volvió a tener minutos oficiales.
La titularidad casi indiscutible de Agustín Marchesín, sumado a la constancia de Leandro Brey como alternativa e incluso la tercera opción de Javier García, lo relegaron definitivamente del plantel profesional. Desde abril se entrena en soledad en Ezeiza, sin lugar ni siquiera en la lista de concentrados.
El quiebre llegó luego del Superclásico perdido ante River en la Bombonera. Tras aquella derrota por 2-1 del año pasado, Romero discutió con un grupo de hinchas que lo increparon a la salida del campo de juego. Ese episodio fue la gota que rebalsó el vaso: el Consejo de Fútbol decidió apartarlo y apenas volvió a ser tenido en cuenta en dos ocasiones: en el 0-3 ante Tigre que marcó el inicio del ciclo Gago a fines de octubre, y un mes más tarde en el ya citado cruce con el Globo. Desde entonces, su futuro en Boca quedó atado a la finalización de su contrato, que se concretará a fin de año.
El llamado de Argentinos cambió el panorama. El equipo de La Paternal atraviesa un momento delicado tras la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de Rodríguez, ocurrida en el partido del viernes pasado ante Defensa y Justicia. El diagnóstico confirmó lo peor: el arquero y capitán del Bicho estará fuera de las canchas al menos hasta mediados de 2026. Ante esa situación, la dirigencia encabezada por Cristian Malaspina solicitó formalmente a la AFA un cupo para reemplazarlo y puso el foco en Leandro Brey como principal candidato.
— Diego Rodriguez (@RusoRodriguez) October 12, 2025
Según pudo saber LA NACION, Boca rechazó ceder a préstamo al joven arquero, pero sí dio el visto bueno para que las negociaciones avancen por Chiquito.
Desde el club xeneize entienden que liberar al que más veces defendió la valla del seleccionado argentino sería beneficioso para ambas partes: Romero no juega, el vínculo vence pronto y su salario —que ronda el millón y medio de dólares anuales— representa una carga significativa. Solo resta la decisión del propio futbolista, que analiza la propuesta junto a su entorno. Si la AFA da el OK y el arquero se decide, todo podría resolverse este martes.
El desafío para Romero no sería menor. En caso de llegar a Argentinos, solo podría disputar la Copa Argentina, ya que el reglamento del torneo local impide nuevas incorporaciones una vez superado el 70% del certamen. El equipo de Nicolás Diez se encuentra en semifinales de esa competencia, en donde enfrentará a Belgrano de Córdoba, y sueña con cerrar el año con un título histórico. En ese contexto, la experiencia y la capacidad de Chiquito en los penales —una de sus grandes especialidades— podrían transformarse en un recurso decisivo.
Más allá del aspecto deportivo, el eventual arribo de Romero encierra una carga simbólica. Tras un año complejo, el arquero misionero busca reencontrarse con algo tan básico como necesario para un futbolista: jugar.
Para Romero, la historia podría tener un cierre inesperado. De ser la figura de Boca en la Copa Libertadores 2023 —con aquellas noches inolvidables ante Racing y Palmeiras en los penales—, pasó a ser un espectador relegado. Sin embargo, la oportunidad de volver a sentirse importante en Argentinos Juniors aparece como un último capítulo posible en su carrera profesional.