Dormirse de manera habitual después de las 23 podría estar relacionado con diversos problemas de salud mental y física, según recientes investigaciones científicas. Un estudio observacional realizado por el Imperial College de Londres, publicado en la revista “Psychiatry Research”, encontró que las personas que se acuestan después de la 1 de la mañana presentan un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales, independientemente de si son personas diurnas o nocturnas.
La investigación, basada en datos del Biobanco del Reino Unido y en la que participaron 73.888 adultos con una edad media de 63,5 años, halló que quienes dormían antes de la 1 reportaban menos diagnósticos de trastornos mentales, conductuales y del neurodesarrollo, así como menores tasas de depresión y trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
Por el contrario, los llamados “noctámbulos” que se dormían después de esa hora mostraban peores indicadores de salud mental. Jamie Zeitzer, profesor de psiquiatría y medicina del sueño en la Universidad de Stanford y autor principal del estudio, explicó a “Medical News Today” que este fenómeno podría estar relacionado con la teoría de “La mente después de la medianoche”.
Según esta hipótesis, el cerebro funciona de manera distinta en la noche profunda, lo que podría afectar negativamente la salud mental. El aislamiento social y la falta de estímulos positivos durante esas horas también serían factores contribuyentes.
Por su parte, la investigadora Sara Wong, del Imperial College London, señaló que dormir tarde suele reducir la duración total del sueño y, en particular, del sueño REM, una fase crucial para la regulación del estado de ánimo. La alteración de esta etapa puede aumentar el riesgo de trastornos como la depresión, el TAG y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), según explicó al mismo medio.
Otros riesgos físicos asociados
Además de los efectos sobre la salud mental, otros expertos advierten sobre consecuencias físicas de dormir sistemáticamente después de la medianoche. En declaraciones al medio “Real Simple”, la especialista en ciencia del sueño Nerina Ramlakhan advirtió que este hábito puede generar fatiga crónica, agotamiento, problemas de tiroides e incluso burnout.
Según Ramlakhan, las personas que se acuestan muy tarde tienden a dormir en exceso al día siguiente, lo que puede provocar una inercia del sueño: una sensación de confusión, bajo rendimiento y deseo de seguir durmiendo al despertar.
Aunque acostarse después de la medianoche ocasionalmente no representa un riesgo grave, los especialistas coinciden en que es recomendable dormir antes de esa hora de forma regular, siempre que sea posible. Para quienes tengan dificultades para conciliar o mantener el sueño, se sugiere consultar con un profesional de la salud para desarrollar estrategias personalizadas.