*Por Jos Guerrero
Richard Morgan, un ciudadano irlandés de 93 años, se ha convertido en un referente mundial de envejecimiento saludable tras ser mencionado por el ‘Journal of Applied Physiology’ debido a su régimen de entrenamiento y alimentación.
Su historia fue también recogida por medios como The Washington Post y New York Post, que destacan cómo logró mantener una condición física notable a pesar de iniciar su estilo de vida activo a una edad avanzada.
Morgan, que durante gran parte de su vida trabajó como panadero y no practicó deportes, decidió empezar a hacer ejercicio de forma regular a los 73 años. A partir de entonces, su rutina fue transformando su salud, llevándolo incluso a participar como campeón en competencias de remo.
Actualmente, su caso es estudiado por expertos en fisiología por los notables efectos de sus hábitos en su bienestar físico y mental.
Cuatro hábitos clave para una vida saludable
De acuerdo con el New York Post, Morgan sigue cuatro prácticas esenciales que considera determinantes para conservar su vitalidad:
- Entrenamiento diario: realiza 40 minutos de ejercicio cada día, lo que ha contribuido a mejorar su resistencia y fuerza general.
- Ejercicios de intensidad variable: sus rutinas están compuestas en un 70% por actividades de baja intensidad, un 20% de intensidad moderada y un 10% de alta exigencia.
- Entrenamiento con pesas: incorpora mancuernas en su rutina dos o tres veces por semana, enfocándose en ejercicios como estocadas y flexiones.
- Alimentación rica en proteínas: su dieta está basada en alimentos con alto contenido proteico, lo cual es esencial para mantener la masa muscular en edades avanzadas.
Caso de interés para la ciencia
El estilo de vida adoptado por Morgan ha captado la atención de científicos y profesionales de la salud que lo citan como ejemplo de que nunca es tarde para iniciar una rutina de ejercicio. Sus hábitos no solo han influido en su apariencia física, sino también en su calidad de vida.
El caso de Richard Morgan sugiere que decisiones tardías pero consistentes en cuanto a la salud pueden generar beneficios sostenidos en el tiempo, incluso en personas de edad avanzada.