Este viernes la costa sur de Filipinas tembló. Un terremoto de magnitud 7,6 dejó un saldo de al menos siete muertos y daños materiales. El epicentro tuvo lugar a 62 km al suroeste de la provincia de Manay, en el departamento Dávao Oriental, en la costa sur del país asiático. Las autoridades temen la llegada de un tsunami.
Por el desastre natural, se registraron oleajes de hasta seis metros de altura, poniendo en alerta a todas las localidades costeras de la región sur de Filipinas. Desde el Instituto Filipino de Sismología y Vulcanología emitieron alertas de evacuaciones preventivas y los servicios de tendido eléctrico quedaron interrumpidos.
El subdirector de la Oficina de Defensa Civil, Bernardo Rafaelito Alejandro IV, apuntó que el aeropuerto internacional en la ciudad de Davao seguía operativo sin que se hubiesen cancelado vuelos, pero con grietas en la parte edilicia.
A partir del análisis de los especialistas, el terremoto fue provocado por el movimiento en una falla, ubicada a una profundidad superficial de 10 km. Por el evento se suspendieron las clases y se registraron derrumbes edilicios en diferentes comunidades de la región.
Un antecedente reciente
El pasado 30 de septiembre en la provincia de Cebú, un terremoto de 6,9 grados provocó la muerte de 74 personas y obligó a cientos de residentes a abandonar sus hogares. Por otro lado, cientos de familias perdieron sus hogares y los daños materiales en las comunidades costeras fueron consideradas “incalculables”.
En el ranking mundial, Filipinas se ubica como uno de los países más vulnerables a desastres naturales por su ubicación geográfica: el Cinturón de Fuego del Pacífico. En promedio, el archipiélago experimenta 800 sismos y recibe entre 20 tifones al año.