La puntual visita que hace todos los años para esta fecha Thierry Frémaux, el director artístico del Festival de Cine de Cannes, este año incluye un motivo adicional. Empezó ayer, pocas horas después de su llegada a Buenos Aires, con una masterclass en el Teatro Presidente Alvear sobre “La nueva cinefilia y la importancia de la restauración del acervo audiovisual argentino” y la proyección en esa misma sala de una de sus creaciones más dilectas, Lumière, la aventura continúa (2024), su segunda antología sobre los trabajos históricos de los creadores del cinematógrafo, que dirigió al igual que el film original de 2016.
El cruce entre la memoria, el presente y el futuro del cine atraviesa cada paso de la vida y la carrera de Frémaux. Además de su tarea como hombre fuerte del festival de cine más trascendente del mundo. lleva adelante en Lyon una tarea mucho menos conocida: la conducción del Instituto Lumière, consagrado entre otras tareas a preservar el pasado del cine y reconocer el talento de quienes se identifican con esa historia. El mes pasado, la celebración anual de la entidad reunió a Frémaux con Michael Mann y Sean Penn, entre otros.
Lo que sigue para el incansable Frémaux por la Argentina es bien conocido y celebrado por la comunidad cinéfila local. Este lunes, a las 20, abrirá la Semana del Festival de Cine de Cannes en Buenos Aires, con un programa que lleva su firma e incluye una selección de las películas más destacadas de la muestra, entre ellas los títulos que obtuvieron los premios principales.
“Este es un año de celebración para nosotros –dice Frémaux a LA NACION en un salón del hotel en el que se aloja cada vez que nos visita-. Se cumplen los 130 años del cinematógrafo. Yo vengo de la cinefilia y de un lugar que cuida el patrimonio del cine como el Instituto Lumière. Y también tengo el privilegio de estar en Cannes. Por eso me parece que no hay tanta diferencia entre cuidar el pasado y velar por el presente”.
-¿Cómo se aplica esa conexión a su trabajo diario?
-Conocer el pasado y el clasicismo del cine me ayuda mucho en Cannes para entender lo que es el cine contemporáneo. Aquí, en Brasil y en todas partes percibo entre la juventud un interés renovado por conocer la historia del cine. En nuestro último encuentro en Lyon hicimos un clip de 15 minutos dedicado a los 130 años del cinematógrafo. Después de verlo terminamos todos llorando, al sentir que le hemos dedicado toda nuestra existencia al amor por el cine.
-Más allá de esta emoción también hay preocupaciones por el presente y el futuro del cine.
-En este momento el cine es un objeto muy frágil. La venta de entradas baja en todas partes, también en Francia. Y no es solamente algo de este año, viene de 2024. En la historia del cine atravesar una crisis es ya una costumbre, pero al mismo tiempo sabemos que tenemos que cuidar al cine, que fue inventado por los hermanos Lumière como un arte, pero también fue el público el que inventó al cine.
-¿Qué hace falta para superar esta crisis?
-Necesitamos llevar de vuelta al público a las salas. Sigo convencido de que el público ama al cine, pero entiendo que al mismo tiempo tiene muchas cosas por ver y por hacer. Cosas distintas a pasar dos horas en una sala desconectado, sin celular. Pero en esas dos horas nos olvidamos del mundo, de los mensajes, de todo. En ese sentido, el cine sigue siendo una experiencia cerebral increíble.
-La taquilla cae en todo el mundo. Fue el octubre de menos concurrencia a los cines de los últimos 30 años en los Estados Unidos. También en la Argentina se siente con fuerza esa baja.
-El cine de autor anda muy bien en todo el mundo. Las películas que programamos en Cannes tienen mucha repercusión en las salas. En España, por ejemplo, Sirât es un éxito increíble.
-¿Y qué es lo que anda mal?
-El cine comercial, el cine destinado al gran público, especialmente el que se hace en Estados Unidos. ¿Te acuerdas que hace 30 años era común escuchar frases como ¡qué malo es el cine norteamericano!? Y no era verdad. Es un gran cine y necesitamos de nuevo que haya blockbusters exitosos. Ojo que también hay blockbusters de autor: las películas de Christopher Nolan o James Cameron.
-Ustedes programaron por ejemplo la última película de Indiana Jones, que entra en esta última categoría.
-En Cannes seguimos creyendo que las grandes películas comerciales terminan protegiendo el cine de autor. Por un lado todos quieren a Tom Cruise, pero gracias a eso aparecen películas como Anora, que ganó la Palma de Oro en 2024. Necesitamos a un nuevo Steven Spielberg, a un nuevo George Lucas. Ellos representan a una generación que surgió en los años 70, cuando había cine comercial muy fuerte y cine de autor también muy fuerte.
-¿Surgirá algo así en el futuro?
-No lo sé, pero mi trabajo en Cannes me lleva a cuidar y a entender el futuro a partir de lo que ocurrió en el pasado. Hemos proyectado en Cannes una copia restaurada de Más allá del olvido, de Hugo del Carril, y esa es una manera muy valiosa de recordar lo que fue el cine argentino en los años 50, 60.
-¿Qué caracterizaba a ese cine desde su punto de vista?
-Representa a toda una identidad del mismo modo que lo fue en ese mismo tiempo el cine francés, el cine italiano y hasta el cine de Hitchcock, con el que Más allá del olvido tiene una conexión directa. Y todo eso nos lleva a la siguiente etapa. En uno de mis primeros viajes a la Argentina, en 2001, descubrí al Nuevo Cine Argentino, que hizo en ese momento otra demostración de la potencia que tiene vuestra pantalla. Ahora estoy esperando el paso siguiente, el futuro del cine argentino.
-¿Por dónde imagina o vislumbra ese futuro?
-Todavía no lo sé, pero de lo que estoy completamente seguro es que hay que apoyar, ayudar y confiar en los nuevos talentos. Lo veo también en otros países. Hay algo novedoso en el cine brasileño, en el cine rumano, en el cine español. En España no tenemos solamente a mi gran amigo Pedro Almodóvar. También están Rodrigo Sorogoyen, Carla Simón. ¿Recuerdas aquello que decían en Italia sobre Berlusconi, que terminó con la gran tradición del cine italiano y mató en esa época a las salas de cine? La nueva generación del cine italiano es extraordinario.
-Entonces, ¿usted estaría imaginando en este momento al cine argentino en una etapa de transición?
-Podríamos decirlo de ese modo, no lo sé. Para tener películas buenas hay que hacer más películas. Aquí, en Cannes y en todo el mudo. Lo digo por el bien del cine y del resto de los festivales.
-En la Argentina se está planteando un debate respecto de la cantidad de películas que está en condiciones de hacer un país por año. La comunidad audiovisual todavía no se pone de acuerdo al respecto.
-Más que el número lo que me interesa es el funcionamiento de un ecosistema. En Francia, desde la escuela hasta la tercera edad la población tiene una conexión estrecha y directa con el cine. Y hay dinero público para sostenerla porque el cine y la cultura son fundamentales para que la economía funcione de manera positiva. Es fundamental apoyar y sostener al cine desde los espacios públicos. Detrás de las películas siempre está la identidad de un país.
-Usted defiende como pocos la experiencia de ver cine en una sala y la afirmación de la identidad del cine a partir de ese ritual. ¿Qué lugar le otorga al streaming en la custodia posible de esa memoria?
-El streaming es como la televisión, el video o Internet. Ninguno de ellos es un enemigo del cine. Además, está demostrado que el lenguaje del cine sigue viviendo en estos nuevos espacios. Podemos reconocer el lenguaje del cine hasta en los posteos de Instagram.
-Están muy activas las nuevas generaciones creando microficciones que llegan directamente a las redes.
-Así es. Veo que se están creando nuevas formas de narración y puesta en escena de películas muy cortas. Vuelvo a los hermanos Lumière, que inventaron la máquina, las salas y el cine como lo entendemos. Hoy el cine nos propone en un espacio social una experiencia física e intelectual diferente a la de tu vida real. No te ocurre nunca en la vida hoy estar sin el celular durante dos horas seguidas.
-¿Le preocupa todo el patrimonio cinematográfico que se perdió para siempre?
-Sí. Hemos perdido el 80% del cine que se hizo antes y durante la década de 1920. Ahora cada uno trata de cuidar su memoria, para eso están las cinematecas y algunas grandes productoras que velan por su patrimonio. El problema más importante de hoy pasa por la educación de las nuevas generaciones. Necesitamos volver a enseñarles lo que es ir al cine.
-¿Qué le dejó Cannes 2025 y cómo vislumbra la edición del año que viene?
-Respecto del próximo festival, no lo sé. Y si lo supiera no te lo diría [risas]. Veremos. Lo importante es que Cannes es el punto central del cine mundial durante dos semanas. Dentro de dos años celebraremos nuestro aniversario número 80. Por ahora me queda, como te dije, la sensación de que el cine de autor anda muy bien, que estamos en la búsqueda de las voces del futuro y en la necesidad de recuperar al público. Necesitamos llevarlo de nuevo a ver cine de autor, blockbusters de autor.
-Tenemos a esta altura casi la certeza de que buena parte del público que dejó de ir al cine en la pandemia ya no volverá a hacerlo.
-Tal vez. Pero creo que en esencia ese público volverá si podemos darle las ganas de regresar. Y esas ganas vienen de las películas. Yo creo en el poder de la creación contemporánea, y también en las ganas de volver a ver clásicos. Si tengo dos horas libres podría ir a ver alguna obra maestra de Hitchcock o de John Ford. O Más allá del olvido…
-¿Qué cine argentino permanece en su memoria y tiene ganas de volver a ver?
-Hemos proyectado en Cannes una copia restaurada de El hombre de la esquina rosada, por ejemplo. También estoy pensando en el cine de Pino Solanas, el de Leonardo Favio. Me acuerdo muy bien de La Patagonia rebelde, de las películas de Leopoldo Torre Nilsson y también de ese gran director francés que trabajó mucho tiempo aquí en la Argentina, Pierre Chenal.
–Finalmente, Thierry, ¿qué tiene para decir en este momento sobre la actualidad del cine argentino?
-Lo mismo que dije y le comenté el año pasado cuando estuve por aquí. Que apoyar y sostener al cine argentino solo trae ventajas. Todos y cada uno tienen que lograr que la memoria de un país sea al mismo tiempo la memoria del cine argentino. Yo sé que estamos atravesando un momento muy frágil, pero no podemos imaginar dentro de 50 años que en la década de 2020 la Argentina se quedó sin cine y preguntarnos por qué se detuvo. No hay que parar de hacer películas.
La semana del cine de Cannes
Con selección y presentaciones de Thierry Frémaux comenzará este lunes 24 una nueva edición de la Semana del Cine del Festival de Cannes en Buenos Aires. Todas las proyecciones comenzarán a las 20 y se realizarán en la sala 1 del complejo Gaumont (Av. Rivadavia 1635). Las entradas tendrán un valor de 5000 pesos ($2500 para estudiantes y jubilados).
El lunes 24 se exhibirá la ganadora del Gran Premio del Jurado, Valor sentimental (Sentimental Value, Noruega-Alemania-Dinamarca-Francia-Suecia-Turquía-Reino Unido), de Joachim Trier, con Renate Reinsve, Stellan Skarsgård y Elle Fanning.
El martes 25, la ganadora de la Palma de Oro, Fue solo un accidente (It Was Justa an Accident, Irán-Francia-Luxemburgo-Estados Unidos), de Jafar Panahi, con Vahid Mobasseri, Mariam Afshari y Ebrahim Azizi.
El miércoles 26, The Disappearance of Josef Mengele (Francia-Alemania-México-Argentina-Estados Unidos-Reino Unido-España-Letonia), de Kirill Serebrennikov, con August Diehl, Maximilian Meyer-Bretschmeier y David Ruland.
El jueves 27, Nouvelle Vague (Francia-Estados Unidos), de Richard Linklater, con Guillaume Marbeck, Zoey Deutch, Aubry Dullin y Adrien Rouyard.
El viernes 28, la ganadora del Gran Premio del Jurado, Sirât (España-Francia), de Oliver Laxe, con Sergi López, Bruno Núñez Arjona, Stefania Gadda y Joshua Liam Herderson.
El sábado 29, la ganadora del premio a la Mejor dirección, El agente secreto (Brasil-Alemania-Francia-Países Bajos), con Wagner Moura (ganador del premio al Mejor actor), Gabriel Leone y Udo Kier.
El domingo 30, la ganadora de la competencia de la sección paralela Un Certain Regard (Una cierta mirada), La misteriosa mirada del flamenco (Chile-Francia-Alemania-Bélgica-España), de Diego Céspedes, con Tamara Cortés y Matías Catalán.
