Se viven muchas vidas en una vida. Y eso Martina Stoessel lo descubrió muy pronto: primero saltó a la fama como Violetta, una perfecta chica Disney y, después, le dio paso a la “La Triple T”, una ídola pop de uñas esculpidas, brillos, reggaetón y vestidos fucsias. A sus 27 años, su cuerpo le dijo “basta” y después de un “doloroso proceso interno”, se animó a correr el velo de su éxito y a revelar su fragilidad. Así nació Un mechón de pelo, el disco más introspectivo de la cantante y su tercer alterego. Con la intención de recorrer cada una de esas etapas de su carrera y de su vida, la cantante ideó Futttura, un viaje a su universo creativo con un despliegue visual y sonoro sin precedentes en su carrera.
Tini tenía previsto dar inicio a una serie de ocho recitales desde el pasado viernes, algo que no sucedió a causa de las fuertes lluvias en Buenos Aires. Aunque el clima le jugó a la cantante una mala pasada, finalmente este sábado por la tarde, la ídola juvenil pudo estrenar el festival, en Tecnópolis, ante unos 35 mil espectadores.
La propuesta de Futttura es magnánima y sin precedentes para un artista local. Tini decidió armar una puesta al mejor estilo Lollapalooza, pero que la tenía a ella como única y absoluta protagonista. El concepto que rodeaba a la puesta excedía los límites de lo musical: acompañada por importantes marcas que la patrocinaban, la artista montó una serie de activaciones para que sus seguidores tuvieran la posibilidad de recorrer su carrera de forma novedosa: el “Tinipalooza” ofrecía desde un museo con distintos vestuarios y objetos personales de la ídola pop hasta puestos para maquillarse y tiendas de merchandising que sorprendieron con indumentaria, vasos térmicos y distintas muñequitas que representaban a la cantante y que se correspondían con cada una de sus eras, al mejor estilo Taylor Swift.
Exactamente a las 21.20, Tini bajó al escenario desde el techo en una plataforma que dejaba ver su silueta y su energía escénica al compás de El cielo. Vestida con un top y un minishort negro y rodeada de 32 bailarines que la escoltaban con un look futurista, Tini le dio inicio al ansiado show que se había suspendido el viernes. La banda, escondida del escenario, brillaba con su eficiencia musical y le cedió por completo el impacto visual al desparpajo de las coreografías y a la majestuosidad de la escenografía.
Con su segunda canción, Fresa, Tini invitó a bailar a todo al público que no dudaba en gritarle su amor y admiración. Con Voltaje y Muñecas, Tini exploró su faceta más provocadora y le dio la bienvenida oficial al público del predio de Villa Martelli, que en su mayoría eran niñas, adolescentes y mujeres jóvenes que fueron creciendo a la par de la artista.
Después de los aplausos del público, la primera “etapa” de la velada fue la que evocaba a los primeros pasos de Tini. Con escenas de Violetta en las pantallas y un nuevo look más romántico y quinceañero, la artista entonó Mi mundo y otros grandes éxitos de la serie que la catapultó a la fama. “Me da nostalgia y ternura ver a esa adolescente niña que se animaba a todo. Hay algo de esa inocencia que fui perdiendo…me agarraron miedos, empecé a modificarme…¡Qué lindo recordar ese lugar donde pensaba “¿Quién quiero ser?“. Hoy abrazo a esa niña que hoy está acá parada con mucha fuerza y gracias a ustedes que me bancaron un montón”, reflexionó con emoción sobre aquella etapa de su vida.
Después, llegó el momento de Un mechón de pelo: un arco de estilo grecorromano de 18 metros de altura que fue la estrella de la escenografía y una plataforma giratoria de 25 metros (traída desde Alemania) fueron los aliados de Tini para su era más introspectiva y catártica: Un mechón de pelo. Esa era contuvo al mismo show que la artista había brindado en el Club Hurlingham el año pasado. Con la emoción a flor de piel, Tini se encargó de desplegar una presentación arrolladora, repleta de energía y talento.
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