Tito Nieves, la leyenda de la salsa: su visita a Buenos Aires, la difícil etapa que querría sacar de su vida y su fe en Dios

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Cuando Tito Nieves todavía era un niño, un día le preguntó a su madre por qué le habían puesto Humberto de nombre. Y ella le respondió: “Porque Humberto es nombre de artista”. Una cosa es verlo escrito en el papel o en la pantalla de un celular o una PC, otra es escucharlo al propio Nieves. Con eso, además de sacarnos una sonrisa, basta para imaginar la cara que habrá puesto el niño y el tono de telenovela con el que le habló su madre. Humberto se tomó la cosa muy en serio, tanto que llegaron a llamarlo “El Pavarotti de la salsa”. Actualmente anda festejando 50 años de carrera como cantante y el próximo 21 de agosto pasará por el escenario del Teatro Gran Rex para festejarlos.

De adolescente le gustaba el rock y vivía en Nueva York. Allí había llegado con treinta días de vida, desde su Puerto Rico natal. Pero la sangre pudo más y el son latino terminó convirtiéndose en su modo de vida. Recuerda aquellos primeros años de la década del setenta y dice: “Imagínate que yo seguía la carrera de Willie Colón y Héctor Lavoe, y seis años después, por el 78, estaba sobre el escenario junto a Lavoe. Es como si tu un día estuvieras en un estadio de fútbol y al mirar hacia el costado lo ves a Messi. Eso era para mí”.

Tito Nieves llega al Gran Rex

Las actuaciones con una celebridad como Lavoe, referente en la década del sesenta de ese potente movimiento salsero que se gestaba en Nueva York, fue una excelente carta de presentación dentro de las grandes ligas de la música latina. Pero Tito no se conformó con eso y años después emprendió su camino solista, a fuerza de temas como “El amor más bonito” o “Sonámbulo”, que alcanzó gran reconocimiento hacia finales del siglo.

“Me veo como un actor -decía a LA NACION, semanas atrás-. Un actor que toma un guion y tiene que hacer un personaje. Porque no soy compositor. Solo escribí cinco canciones. Por eso tengo que tomarlas y hacer que sientas tristeza o alegría cuando las escuchas”.

Tito Nieves, en el comienzo de su carrera como cantante

El famoso salsero eligió para promocionar su gira de 50 años el montaje de dos fotografías. Una actual y otra de principios de los ochenta, donde se lo ve sonriente, con barba y una abundante cabellera. “Si ves esa imagen, que fue una idea de mi esposa, verás que es la misma sonrisa. Me gusta ver esa foto y verme ahora. He disfrutado bastante esta carrera. Todavía estoy disfrutando esta carrera tan bonita que Dios y ustedes me han regalado. ¿Por qué ustedes? Porque sin el público el artista no es nadie. Y eso me lo comprobó la pandemia. A mí me tocó hacer conciertos virtuales. ¿Tú sabes lo difícil que fue eso? Es como un comediante contando chistes sin que alguien se ría. Una vez canté en una fiesta privada donde había unas 20 personas y eso se parecía más a un ensayo, porque no es lo mismo que tú tengas 20.000 delante. En Veracruz hay 200.000 fanáticos. ¿Tú sabes lo que son 200.000 fanáticos aplaudiendo? Es como un tsunami. Es una cosa increíble. Por eso disfruto al ver esas fotos. Y hay una tarea que le doy a la gente.

-¿Cuál?

-Que se pare desnuda frente al espejo al salir de la ducha y piense si le gusta eso que ve. Que mire eso en lo que se ha convertido, en su vida adulta. Es muy, muy difícil. La gente esquiva aquello que está detrás de la ropa. Cuando te pones una camisa de marca lo haces para decirle al resto de la gente que, económicamente, estás bien. Aunque no lo estés.

-¿De qué es agradecido?

-De la salud que tengo. Acabo de hacerme un examen general y todo está bien. La salud es lo que supera todo. Mirá a Steve Jobs, que hubiera dado todos sus millones por una mejor salud [el director de Apple murió en 2011, luego de diversos problemas sufridos durante su última década de vida]. La mayoría de las enfermedades vienen por una mala alimentación.

-Y en el plano artístico, ¿Qué pone en la balanza o cuales son los caminos acertados y los que no debió haber transitado?

-De esos cincuenta años hay una época de unos diez años que sacaría. Época de vacilón, de vicio. De cigarrillo, de pase perico [cocaína], de mujeres. Porque también fui adicto a las mujeres. Es muy importante que yo hable de esto a través de tu entrevista, porque quizás hay alguien que esté sufriendo y le puedo recomendar que busque ayuda, como yo la busqué. Llevo 35 años limpio de todo, gracias a Dios.

-A veces hay situaciones en la vida de una persona que llevan a un clic. Probablemente tenga que ver con esto una de las canciones más famosas de tu repertorio, “Fabricando fantasías”, que se la asocia a la partida de tu hijo, hace ya un par de décadas, por una enfermedad dolorosa.

-Pero no fue esa situación lo que me puso de rodillas. Todo lo contrario. Los vicios fueron a partir de mis tiempos escolares. Esa era una época fuerte en Nueva York. Me hice adicto.

-Dejar cosas atrás habrán sido pasos importantes. Y en la música probar suerte con otras experiencias, ¿qué resultado dejo? Ya en los noventa hiciste salsa en inglés, reversionaste “I Like It Like That”.

-Mi hijo Ommy [falleció en 2004] se crió con su mamá y ella tenía una pareja norteamericana. Por eso ellos hablaban el inglés. Ommy me decía que le gustaba mi música pero no entendía el español. “Como mi hijo, había miles de muchachos latinos que no dominaban el idioma español. Cuando propuse al sello discográfico grabar en inglés me dijeron que no, que eso era algo de los sesenta. Pero finalmente grabé en inglés y fue un éxito rotundo. ”I Like It Like That» se grabó originalmente en el 67 y yo lo reviví. Hace algunos años volvieron a grabarlo Cardi B con Bad Bunny y J Balvin.

-La salsa, especialmente su baile, tiene algo en común con el tango. Hay gente que quiere aprenderlos, más allá de la edad que tenga, de la época o de que estén de moda.

-No son los mayores, son los jóvenes los que están manteniendo esa cultura. Eso es lo más impresionante. Cuando me crie en los Estados Unidos me gustaba el rock. Yo era rockero. Había entre 120 y 130 emisoras de radio de música norteamericana. Solo dos en español, una de música, la otra de política.

-El mundo político hoy está convulsionado, ¿cómo se vive esto en los Estados Unidos?

-No vivo con la política, vivo con Dios. La política a mí nunca me ha gustado porque es un juego con mucho desafío, mucho engaño, de mucha pelea. Es el juego más sucio que he visto. En los Estados Unidos lo que tengo que ser es buen ser humano y pagar mis impuestos. Para lo demás, tengo una obligación frente a ese público que lleva 50 años conmigo. La política no me quita el sueño. La música en cambio es una medicina. El día 21 tengo una responsabilidad muy grande porque voy a estar en el Gran Rex que es uno de los teatros más respetados de Buenos Aires. Los músicos de esta orquesta, que van por primera vez, también están muy entusiasmados.

Tito Nieves. El 21 de agosto, en el teatro Gran Rex, Corrientes 857. Entradas desde 45000 pesos. En venta en el teatro y online

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