
El comunicado emitido recientemente por las autoridades chinas advirtió sobre posibles medidas de autodefensa frente a Japón en caso de una intervención militar nipona en el estrecho de Taiwán, recogía la agencia Bloomberg. Según informó este medio, la postura de China busca consolidar respaldo internacional respecto a la isla, que Beijing considera parte de su territorio, y se produjo un día antes de la cumbre del G-20 celebrada en Johannesburgo, Sudáfrica. Este ambiente tenso sirvió de contexto para la reacción oficial del Gobierno japonés, que negó haber alterado su política y reiteró la necesidad de ampliar los canales diplomáticos para evitar un agravamiento de la situación.
De acuerdo con Bloomberg, la portavoz gubernamental de Japón, Maki Kobayashi, afirmó ante la prensa que las acusaciones del Ejecutivo chino resultan “totalmente infundadas” y carecen de justificación. Kobayashi, al margen de la citada cumbre, sostuvo que la línea de Tokio sobre Taiwán se mantiene firme, sin modificaciones en su enfoque respecto al conflicto regional. La funcionaria explicó que el Gobierno japonés ha respondido previamente a China en numerosas ocasiones, defendiendo que la postura nipona se mantiene coherente y anclada en el compromiso con el diálogo internacional.
Tal como consignó Bloomberg, la tensión entre Tokio y Beijing se incrementó a raíz de una carta enviada el viernes pasado por el Ministro de Exteriores chino al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. En el texto, China reclamaba apoyo internacional ante la posibilidad de que Japón intervenga militarmente en el estrecho de Taiwán, y advertía directamente sobre eventuales represalias bajo el argumento de la autodefensa.
La raíz del conflicto reciente se halla en las declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sobre Taiwán, donde dejó abierta la posibilidad de una intervención militar en caso de una acción ofensiva por parte del Gobierno de China contra la isla. Este posicionamiento enfureció a las autoridades chinas, que demandaron una retractación pública por parte de Tokio. Según Bloomberg, la líder nipona reiteró el viernes su negativa a retirar sus palabras y aseveró que Japón continuaría respondiendo de manera similar ante crisis de seguridad en la región asiática.
El distanciamiento diplomático se evidenció en la actitud de las delegaciones durante la cumbre de Johannesburgo. Bloomberg reportó que China descartó mantener una reunión bilateral entre la primera ministra Takaichi y el primer ministro Li Qiang, aunque ambos mandatarios llegaron a coincidir brevemente en la foto grupal oficial. Las restricciones comunicativas se contrapusieron a la petición japonesa de mantener abiertos los canales formales e informales de diálogo bilateral.
Entre las reacciones inmediatas en el plano diplomático y económico, China implementó recomendaciones para que sus ciudadanos eviten viajar a Japón, suspendió las importaciones de productos del mar japoneses y paralizó la entrada de nuevas películas niponas. Bloomberg detalló que estas medidas se suman a anteriores decisiones restrictivas adoptadas en momentos de desacuerdo político entre Tokio y Beijing.
Un episodio especialmente delicado en este clima de tensión fue el mensaje difundido por Xue Jian, cónsul chino en Osaka, quien publicó una declaración en redes sociales, posteriormente eliminada, en la que aludía a la primera ministra japonesa con palabras amenazantes. La publicación la acusaba de atacar a las autoridades chinas y hacía referencia directa a posibles acciones violentas, lo que generó reacciones de condena en distintos ámbitos.
El trasfondo histórico del conflicto deriva de la ruptura de relaciones entre China y Taiwán en 1949, al finalizar la guerra civil china que enfrentó al Kuomintang y al Partido Comunista. Tras la derrota del Gobierno nacionalista, los líderes del Kuomintang se establecieron en el archipiélago de Taiwán, lo que desencadenó la segregación política entre ambas orillas del estrecho. Bloomberg recordó que a partir de los años ochenta se restablecieron algunos vínculos, aunque solo limitados a temas empresariales y no oficiales.
La situación actual demuestra que, a pesar de la cooperación económica e intercambios comerciales que los dos países han mantenido en las últimas décadas, los acontecimientos recientes han acentuado la fractura en las relaciones diplomáticas y el aumento de las preocupaciones de seguridad relacionadas con la región. Japón, según ha insistido su vocera en diálogo con Bloomberg, considera esencial priorizar mecanismos diplomáticos para reducir el riesgo de escaladas bélicas, invitando a China a retomar el diálogo y buscar puntos de encuentro que contribuyan al equilibrio regional en Asia oriental.
