Las tormentas de viento, a menudo impredecibles y de gran alcance, parecen surgir de la nada, causando estragos en zonas rurales y urbanas por igual.
Desde tormentas de polvo hasta incendios forestales, estos vientos son fenómenos naturales que afectan enormemente al clima y a la vida cotidiana.
Sin embargo, las causas de estos vientos y su impacto en los fenómenos meteorológicos no son siempre tan obvias. A medida que los vientos se intensifican, la interacción entre la presión atmosférica, la rotación de la Tierra y otros factores meteorológicos permite que estos eventos cobren fuerza.
¿Qué provoca estos vientos fuertes?
Los vientos que alimentan las tormentas de polvo, los incendios forestales y las ventiscas tienen un origen común: el gradiente de presión.
Este fenómeno meteorológico se produce cuando el aire se desplaza de áreas de alta presión a baja presión, generando vientos que pueden alcanzar grandes velocidades. Cuanto mayor es la diferencia de presión entre estas zonas, más intensos se vuelven los vientos.
Según le detalló a The Conversation el meteorólogo Chris Nowotarski, de la Universidad Texas A&M, esta dinámica es comparable a un neumático que pierde aire cuando se abre la válvula.
De manera similar, el aire de la atmósfera se mueve desde las zonas de alta presión hacia las de baja presión, creando lo que los meteorólogos denominan un gradiente de presión. Este es el motor detrás de los vientos fuertes que se observan en diversos eventos climáticos.
La influencia de la rotación terrestre y la corriente en chorro
La formación de estos gradientes de presión es en última instancia consecuencia de la rotación de la Tierra y la forma esférica del planeta.
Debido a que la energía solar incide de manera más directa en el ecuador que en los polos, el aire en estas zonas se calienta, generando un mayor grado de presión en el ecuador que en las regiones polares.
Esta diferencia de temperatura provoca que se generen vientos a gran altitud en latitudes medias, como los Estados Unidos continentales.
Estos vientos de corriente en chorro, aunque se encuentran a varios kilómetros de altura en la atmósfera, tienen un gran impacto en los vientos que se sienten a nivel de la superficie.
“La velocidad y dirección del viento en la atmósfera superior pueden generar ondas en la corriente en chorro que alteran la presión en la superficie terrestre”, explicó Nowotarski a The Conversation.
Ciclones extratropicales y la formación de vientos fuertes
Cuando las ondas de la corriente en chorro se desplazan, provocan que el aire se disperse en ciertas zonas, disminuyendo la cantidad de moléculas en una columna de aire y reduciendo la presión en la superficie.
Esto da lugar a la formación de un ciclón extratropical, un sistema de baja presión que genera vientos intensos.
Simultáneamente, en otras áreas donde el aire converge, pueden desarrollarse sistemas de alta presión. La diferencia entre estas zonas produce gradientes de presión pronunciados, responsables de vientos que giran en espiral alrededor de las áreas de alta y baja presión.
Este patrón impulsa el aire cálido hacia el norte y el aire frío hacia el sur, generando distintos fenómenos meteorológicos a gran escala.
Los vientos y su impacto en tormentas de polvo, incendios y ventiscas
En ciertas regiones, como el oeste de Texas o el este de Nuevo México, los vientos fuertes pueden crear tormentas de polvo. Este fenómeno se agrava cuando el suelo y la vegetación están secos, provocando que el aire se desplace rápidamente sobre terrenos áridos y poco vegetados.
Los vientos pueden alcanzar una gran intensidad, particularmente en zonas con poca fricción, como las Grandes Llanuras, favoreciendo la formación de tormentas de polvo que pueden tener un efecto devastador sobre las comunidades.
Por otro lado, distintos expertos coinciden en que los mismos vientos fuertes pueden propagar incendios forestales. En áreas donde el aire tiene baja humedad y las condiciones son secas, estos vientos actúan como una chispa que alimenta los incendios, facilitando su propagación.
Los vientos intensos también pueden interactuar con el terreno, como ocurre en las Montañas Rocosas, y acelerar el paso de los incendios en ciertas áreas.
El rol de las tormentas eléctricas y los tornados
Cuando se forman tormentas eléctricas, el granizo y la precipitación pueden producir una corriente descendente de aire, generando una presión extremadamente alta debajo de la tormenta.
Esto provoca que el aire se expanda horizontalmente al tocar el suelo, creando lo que se conoce como vientos en línea recta.
En las tormentas de gran tamaño, estos vientos pueden superar los 96 km/h, formando lo que los meteorólogos llaman vientos derechos.
Los tornados, por su parte, se generan cuando los vientos cambian de dirección y velocidad con la altura. Este fenómeno crea un vórtice que puede alcanzar velocidades de hasta 480 km/h en los tornados más intensos.
Estos vientos de tornado son causados por un gradiente de presión extremadamente fuerte y varían considerablemente en una distancia muy corta.