
Durante el último año y medio, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha enfrentado una serie de acusaciones que han repercutido en su entorno personal y familiar. En una entrevista concedida a Cadena Ser Canarias y recogida por Europa Press, Torres expresó su satisfacción tras la entrega al juez instructor del caso Koldo de un informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que descarta su participación en delitos como el cobro de comisiones ilícitas, su involucramiento en encuentros con víctimas de explotación sexual y su posible relación con operaciones vinculadas a una refinería ilegal en Canarias. El ministro enfatizó que el documento “despeja” todas esas imputaciones, aportando tranquilidad después de un prolongado periodo de sospechas públicas.
Según detalló Europa Press, el también líder socialista canario ha manifestado que el informe de la UCO confirma que nunca ha recibido “una mordida ni una comisión” y que tampoco ha estado “con una mujer explotada sexualmente”. Estas acusaciones, explicó, le han ocasionado perjuicios no solo a él, sino también a su familia directa, incluyendo a su esposa y a sus hermanos. En ese sentido, Torres reconoció que la presión le ha llevado a no recomendarle a su propio hijo una carrera en la política, señalando el daño que pueden producir las campañas de descrédito sin fundamentos.
Al ser preguntado por las acusaciones relacionadas con la supuesta cena junto a Víctor de Aldama, identificado en la investigación como uno de los principales implicados de la trama, Torres negó haber compartido tal encuentro. “No cené con Aldama”, afirmó el ministro, añadiendo que ya ha interpuesto dos querellas relacionadas con este asunto. En sus declaraciones, sostuvo que el informe de la UCO no solo descarta la cena, sino que sugiere que ambos podrían haber coincidido brevemente en otro contexto distinto, ya que, según recoge la investigación, Aldama admitió en una conversación analizada haberse visto “un momento por la tarde” con Torres.
El titular de Política Territorial remarcó que, tras la publicación del informe, las principales acusaciones difundidas en los medios y reiteradas por representantes políticos tanto en el Congreso como en el Parlamento de Canarias han perdido fundamento. “Ya no son las prostitutas, ya no son las mordidas, ya no son las comisiones”, señaló Torres, aludiendo a la mutación de las sospechas y rumores a lo largo de los meses, y cuestionando el enfoque mediático que, en sus palabras, ahora se centra en detalles secundarios como si existió o no una cena con Aldama.
Torres lamentó la persistencia de los “bulos” y la “difamación permanente” que, según reportó Europa Press, han acompañado su nombre durante todo este tiempo. Considera que las acusaciones sin pruebas han contaminado el debate político y han afectado a las personas que lo rodean. Explicó que el informe de la UCO constituye para él un respaldo que refuerza la veracidad de sus declaraciones y, al mismo tiempo, considera que la situación pone en evidencia las dificultades que atraviesan quienes se dedican a la vida pública. Torres declaró sentirse “contento” de haber elegido la política, creyendo en la necesidad de servir al interés público, pero reconoció las consecuencias personales, en particular cuando las difamaciones trascienden lo profesional y afectan a la vida íntima.
El ministro relató que, tras leer detenidamente el informe de la Guardia Civil, interpreta que no existen pruebas de que haya participado en los hechos que se le atribuyeron públicamente. Sostiene que desde el inicio negó cualquier implicación relacionada con cobro de comisiones, encuentros con víctimas de trata, o tratos vinculados a la gestión de una refinería ilegal, y que el documento de la UCO así lo respalda. Pese a su satisfacción por esta resolución, Torres subrayó que las consecuencias de la campaña de desprestigio han sido profundas, al punto de que desaconsejaría a su hijo seguir sus pasos en la escena política, por las dificultades que puede implicar enfrentar acusaciones infundadas o ataques a la reputación personal.
Según informaciones recogidas por Europa Press, el ministro se declaró dispuesto a “dar la cara” en cualquier circunstancia, pero remarcó que no aceptará quedar involucrado en hechos que considera “falsos” y que afecten aspectos muy sensibles de su vida privada. Considera que la persistencia de las sospechas y la difusión de rumores han sometido a presión a su entorno más cercano y consolidaron un ambiente hostil para quienes desarrollan actividad pública en España.
Respecto a la evolución de las investigaciones sobre el caso Koldo, Torres insistió, tal como citó Europa Press, en que el informe entregado por la UCO desmiente las principales acusaciones que habían sido objeto de controversia en el último año y medio, tanto en medios de comunicación como en el discurso político. Reiteró que los señalamientos sobre su posible involucramiento en prácticas ilícitas resultan falsos según el análisis de la Guardia Civil y resaltó la necesidad de que prevalezca la rigurosidad frente a la difusión de rumores y bulos en el debate público.
En el desarrollo de su argumento, el ministro puso de manifiesto el impacto personal que puede tener la exposición pública sin pruebas concluyentes. Señaló que las campañas de desprestigio no solo afectan a quien ocupa un cargo, sino que generan sufrimiento en el ámbito familiar y condicionan las decisiones respecto al futuro profesional de quienes consideran acceder a la vida pública. Según reportó Europa Press, Torres recalcó que su experiencia personal evidencia los riesgos inherentes a la política en España cuando no se acompaña el debate de verificaciones rigurosas y se recurre a la difusión de acusaciones sin aval.
Torres finalizó reafirmando, según detalló Europa Press, que mantendrá su voluntad de rendir cuentas en todo lo relativo a su gestión pública. Matizó que no tolerará quedar asociado de manera injusta a hechos que, después de las oportunas investigaciones, han sido desmentidos oficialmente por las autoridades competentes.
