Tener más de un empleo dejó de ser una rareza. Se trata de un fenómeno con especial incidencia entre los argentinos con estudios universitarios o terciarios: al menos el 20,9% de ellos tienen dos trabajos o más, de acuerdo a las cifras del último trimestre de 2024 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), analizadas por LA NACION Data.
El factor económico aparece como el denominador común en todos los sectores. En la clase media se suman otras motivaciones, como el desarrollo personal, y se agregan además signos de época como la hiperproductividad, según los expertos. Otra variable que entra en juego está vinculada a lo aspiracional: son aquellos que buscan acceder a un presupuesto extra para destinar a viajes u otros gustos. El cambio es acompañado por nuevas políticas de empresas con mayor flexibilización en las condiciones de exclusividad y en algunos casos admiten jornadas de home office, una modalidad que irrumpió en pandemia y, a su vez, potenció el pluriempleo.
Respecto a la carga laboral, el valor más alto se encuentra en el grupo que va de los 31 a los 40 años, con un promedio entre todos los encuestados de 39,1 horas trabajadas por semana, seguido por el que tiene entre 41 y 50 años, que alcanza las 38,6 horas. La media general, que incluye a los que recién se suman al mercado laboral y a quienes ya se están retirando, es de 37,7 horas.
El ascenso de esta tendencia se refleja con claridad al observar la evolución del pluriempleo, que llega al 12,4% del total de la población, de acuerdo al relevamiento de la EPH. En 2016, solo el 8,8% recurría a esta dinámica.
Yanina Centurión, directora de la Licenciatura en Recursos Humanos y Doble Titulación de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), reconoce que el pluriempleo cada vez está más presente en el mercado laboral argentino. “No se relaciona solamente con la urgencia de llegar a fin de mes, sino que se trata de un fenómeno multifacético en el que convergen aspiraciones personales y dinámicas de flexibilidad laboral”, señala.
“Me quedé con el chip multitasking”
En el rango que va de los 31 a los 40 años casi un 15% se reparte entre dos o más trabajos. Es en esta franja además donde más creció esta modalidad, que en 2020 era adoptada por el 9,7% de los encuestados.
Ana, licenciada en Ciencias de la Comunicación de 32 años, se encuentra en ese grupo. Y su camino acompaña esa línea en acenso del pluriempleo. “Yo tenía un trabajo muy multitasking dentro de una productora, o sea, asumía mil roles. Y me quedé con ese chip multitasking“, introduce.
Cuando se pasó a una agencia de marketing digital comenzó a sentir que le sobraba el tiempo. “A las 17 cerraba todo y no sabía qué hacer”, recuerda. En ese momento, Ana tomó dimensión del poder de productividad que tenía y no lo quiso desaprovechar. “Empecé a tener clientes por fuera y además me venía muy bien para ganar más plata”, cuenta.
Hoy, trabaja en una empresa de comunicación local y en otra de manera remota para el exterior. Y nunca soltó sus emprendimientos propios con marcas. “Trabajo alrededor de 11 horas por día y tres horas los fines de semana”, detalla. En ambos trabajos es sabido que ella tiene otras actividades y así fue acordado con sus empleadores. Es más, fue una condición que ella puso para aceptar la última propuesta laboral.
“Me da mucha tranquilidad ganar bien y eso no lo puedo lograr con un solo trabajo. Pagué por adelantando un año de alquiler del departamento en Núñez que elegimos con mi pareja”, dice. Si bien se cuida en los gastos, sabe invertir en lo que más le gusta: viajar.
Al llevar el foco al nivel educativo, el grupo que completó los estudios universitarios o terciarios es el que concentra más casos de pluriempleo. No obstante, el segmento que refleja más carga laboral es el que tiene hasta secundario completo, con 39 horas semanales en promedio.
Con 49 años, Valeria Abdala, está habituada a las jornadas de trabajo intensas. Ingeniera en sistemas, se divide entre la consultoría y la docencia. Además, en su caso, se suma que tiene que trasladarse dentro de la provincia de Córdoba, donde vive con su marido y sus hijas.
“Desde que me recibí, en 1998, soy docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Villa María y también en la sede de Córdoba capital, donde viajo dos veces por semana. Dicto varias materias en las carreras de Ingeniería en Sistemas y en la de Logística. Me encanta dar clases”, afirma.
Paralelamente, trabaja en consultorías a partir de su especialización en mejoras de procesos de negocio y, actualmente, lo hace a distancia para la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, con sede en Buenos Aires.
“¿Qué me lleva a tener más de un trabajo? Tanto la consultoría como la docencia me gustan muchísimo y les dedico mucho tiempo. El crecimiento profesional es importante también porque en esta profesión uno tiene que estar permanentemente actualizado”, indica Valeria. “Por otra parte, también me permite poder darle algunos gustos a mis hijas, aunque no sean todos. Las cosas cuestan y eso se los decimos siempre con mi marido a las chicas”, agrega.
Justamente en la realización personal pone el acento el especialista Alejandro Melamed, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), consultor en temas de liderazgo y speaker internacional. “Trabajar para varias empresas o clientes, en determinados casos, permite a las personas desarrollar todo su potencial, lo que no pasaría si se desempeñan en una sola compañía. Con el multiempleo, no solo viven experiencias distintas, sino que se nutren de diferentes aspectos que hacen a su crecimiento en el plano profesional y personal”, sostiene el autor del libro Liderazgo + humano.
Esta es una realidad que también identifica Andrés Hatum, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), aunque distingue dos grupos. “Están aquellos que lamentablemente por una necesidad económica toman empleos en distintas compañías y otros que, a partir de la pandemia, que funcionó como un disparador, ofrecen sus servicios a distintos empleadores como proveedores, sin formar parte de la nómina de ninguna empresa”, describe.
Diversificación de habilidades
“Antes de la pandemia, los servicios que se ofrecían online eran mayormente de programación, sin embargo, después, muchas actividades que antes ni siquiera imaginábamos comenzaron a hacerse de forma online, esto incluye psicólogos, diseñadores, arquitectos, entre muchísimas otras profesiones”, señala Hatum. “Por otro lado, otros conservan su trabajo de siempre, fijo en una empresa, pero en paralelo desarrollan un proyecto personal como forma de realización también”, destaca el autor del libro Mejor no hablar de ciertas cosas.
El ingeniero agrónomo Fausto López Bastián, de 31 años, oriundo de Tres Arroyos, encontró una veta original en su camino laboral. Lo que comenzó como un estudio artístico se transformó en un trabajo: hoy lo contratan como payador en distintos eventos y festivales.
“Me perfeccioné en la escritura, en canto y en guitarra”, cuenta sobre su proyecto personal al que le dedicó los últimos años, sin descuidar su trabajo prioritario como ingeniero especialista en ganadería y pasturas. “Puedo hacer las dos cosas a la par, ambas me gustan mucho, de alguna manera se cruzan”, sostiene.
“Muchos profesionales deciden combinar un empleo en relación de dependencia con proyectos paralelos o emprendimientos propios no solo para incrementar ingresos, sino también para seguir desarrollándose en ámbitos distintos a los que les ofrece su empleo principal”, retoma Centurión.
La «diversificación de habilidades» y los “desafíos diferentes” suelen aportar al crecimiento profesional. La especialista sugiere que el pluriempleo se convierte, entonces, en una herramienta para enriquecer el currículum, ampliar la red de contactos y mantenerse activo en un entorno cada vez más competitivo.
“Además, vivimos en la era de la hiperproductividad y la posibilidad de trabajar desde casa suaviza los límites entre un empleo y otro. Creo que el teletrabajo otorga una libertad inédita para distribuir el tiempo, de manera que es factible atender una reunión de un proyecto freelance entre dos videollamadas del trabajo principal”, asegura. Para Centurión, no solo representa un alivio económico, sino también una fuente de autonomía que muchos valoran profundamente.
Las desventajas también son claras para los expertos. “En contrapartida, el desgaste físico y emocional están, sin dudas, entre los principales riesgos del pluriempleo”, advierte.
Lo sabe Ana, que reconoce haber pasado momentos difíciles con tanta demanda laboral. “Cuando tenés ese ritmo no es fácil parar, pero hay que saber bajar. Tuve que ir al psiquiatra porque estaba muy ansiosa. Ahora trato de tomarlo diferente”, comparte.
Nuevo formato de vida
Esta dinámica se puede profundizar en los próximos años de acuerdo a los expertos. Para Hatum, hay jóvenes que prefieren tener más de un empleo, pero como un formato de vida. “Vienen con una aspiración y una mentalidad muy distinta al seteo que tenemos los más grandes”, plantea.
Para el profesor de la UTDT, hay un cambio “en la forma de trabajar y de vivir”. Coincide Melamed en que la tendencia laboral deja de lado la fidelidad a una empresa. “Cada vez más las personas buscan trabajar ‘para’ y no trabajar ‘en’. Así se va a disparar el multiempleo. Representa un gran cambio”, concluye.
Respecto a cómo se ve a futuro en el plano laboral, Ana medita su respuesta, pero es contundente: “No me imagino con un solo trabajo, sería imposible económicamente y ya a esta altura creo que me podría llegar a aburrir”.
- Metodología
Para esta nota se utilizaron los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada entre 2016 y 2024 y publicada por el Indec.
La EPH es una encuesta por muestreo que proporciona información sobre las características socioeconómicas de la población urbana en la Argentina.
Se consideró para el análisis solo a la población ocupada en el momento de la encuesta. Para el cálculo de las horas trabajadas, se incluyeron todos los empleos.
Se utilizó la variable Pondera provista por el Indec para realizar las proyecciones. Se tomaron en cuenta solo a personas en cuyos hogares se declararon ingresos.
En cuanto al nivel educativo, se optó por excluir a los encuestados sin instrucción ya que la muestra constaba solo de 20 personas y no sería adecuado
- Asesoramiento
Lic. Mauricio Gómez Aguirre (ITBA)
- Análisis de datos
Nicole Reiman
Bruno Soifer
Melanie Prokopiec
Gabriela Bouret