El 16 de julio, Andy Byron -CEO de Astronomer- y la Directora de Recursos Humanos de la misma empresa, Kristin Cabot, quedaron expuestos de forma pública después de que la «kiss cam» del concierto de Coldplay en el Stadium en Massachusetts los enfocara en una situación comprometedora. A meses de ese incidente -que se volvió viral en las redes sociales-, el gerente de la famosa compañía reapareció junto a su esposa Megan por las calles de en Kennebunk, en el estado de Maine.
Durante el fin de semana pasado, la pareja fue fotografiada a la salida de la mansión donde Megan se refugió tras el affaire y el boom mediático de su esposo. Aquella casa valorada en 2,4 millones de dólares fue el refugio de la mujer mientras las aguas se calmaron en torno a su matrimonio. Ahora, según reveló el medio británico Daily Mail, los dos recompusieron su relación.
De acuerdo a las imágenes que ganaron repercusión en las redes sociales, Byron y su esposa salieron de la propiedad de la mano y enseñaron las alianzas, objeto que confirma su estabilidad y amor. De esta manera, se cree que Megan le dio una segunda oportunidad al hombre, cuyo rostro se volvió tendencia en cada rincón del planeta.
Al parecer, los dos caminaron con un atuendo deportivo y sin hacer caso a la mirada intrusa de la gente. Se dirigieron hacia la playa y habrían tenido un pícnic en el atardecer otoñal. Según la prensa estadounidense, esta fue la primera señal de que el matrimonio podría haber dejado atrás la infidelidad y vergüenza pública del bochornoso episodio en el recital de Coldplay.
Cabe recordar que después del hecho con la kiss cam, Byron fue despedido de la empresa, aunque él presumió que se desvinculó de la misma. Días más tarde, Cabot también desocupó su cargo, aunque no cayó sobre ella el peso de la responsabilidad que sí tuvo su amante.
La semana pasada, una persona cercana a Cabot recalcó ante la revista estadounidense People que el vínculo entre ambos compañeros de trabajo fue siempre laboral y de amistad. “Kristin y Andy tenían una gran relación profesional y eran buenos amigos. Nunca existió romance alguno. No fue correcto abrazar a tu jefe en un concierto, y ella lo reconoce”, lamentó al tiempo que señaló que ese clip tuvo consecuencias desmedidas. “El escándalo, la pérdida del empleo… todo eso es injusto”, añadió.
La fuente sin identidad revelada comentó al medio estadounidense que la cobertura de la prensa y el accionar de los paparazzi fue un exceso. La mujer recibió más de 900 amenazas en su teléfono y los periodistas investigaron su vida privada para conocer datos íntimos. “Es imposible dimensionar lo que ocurrió y lo devastador que resultó, no solo para las personas implicadas, sino para sus familias”, remarcó.
“La gente disfruta del escarnio público como si fuera un castigo legítimo por un error”, analizó. Al tiempo que insistió en lo difícil que resultó para Cabot superar algunos señalamientos como la “rompe hogares”. En la actualidad se recluyó y solo se dedica al cuidado de su hijo pequeño.