Ideas que pueden parecer “divertidas” no son siempre bienvenidas. Tras los reclamos de la comunidad científica y cultural en redes sociales para que se cancele el lanzamiento del Horóscopo Chino 2026: Caballo de Fuego (Ediciones B), de la escritora Ludovica Squirru, en el Planetario Galileo Galilei, el grupo Penguin Random House (PRH) y la autora decidieron suspender la presentación, programada para este sábado a las 18.
El gobierno porteño había alquilado las instalaciones del emblemático edificio a la editorial, como hace con otras instalaciones públicas. Las críticas apuntaban al hecho de que la presentación de un libro de astrología, considerada una pseudociencia, se iba a hacer en un espacio dedicado a la difusión de la ciencia. “Es un error y un horror”, posteó en X el exministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.
“Por las recientes repercusiones, las partes involucradas decidimos suspender el evento”, informaron desde PRH a LA NACION. “Ciudad nos cobraba el alquiler porque el evento era privado y formaba parte de la programación habitual del Planetario; como hizo Netflix con el Colón o en La Boca”, detallaron. La entrada a la presentación era libre y gratuita.
La suspensión del lanzamiento será anunciada en las cuentas de redes sociales de PRH y Squirru.
Ayer, la comisión directiva de la Asociación Argentina de Astronomía (AAA), que preside Mariana Orellana, había solicitado a la ministra de Cultura de la ciudad de Buenos Aires Gabriela Ricardes que cancelara el evento de astrología. No obstante, la decisión provino de Squirru y la editorial.
Nota desde la Comisión Directiva. Decidimos solicitar que no se realice esa actividad en el @planetarioBA pic.twitter.com/kyf1kHz8oN
— Asociación Argentina de Astronomía (@AstronomiaAr) October 1, 2025
En la carta pública, la presidenta de la AAA criticaba, en duros términos, la iniciativa avalada por el Ministerio de Cultura porteño y exigía la “cancelación inmediata” (trascendió que el término “cancelación” había disgustado a las autoridades porteñas). Orellana consideró la decisión “un agravio a la comunidad científica y educativa […], un retroceso en la educación y la enseñanza de las ciencias […] y una deshonra a la trayectoria del propio Planetario”.