Tras la última operación de deuda en pesos, que el Ministerio de Economía realizó por fuera del calendario original para apurar la absorción de cerca de 5 billones de pesos que habían quedado en circulación por el fin de las Lefi, el Gobierno ahora deberá afrontar vencimientos en moneda local por casi 45 billones de pesos -5% del PBI- antes de las elecciones legislativas de octubre.
El Palacio de Hacienda necesitó convalidar una tasa de interés más alta de lo que se negociaba en el mercado por las letras en pesos de corto plazo para asegurar que podía darle destino seguro en Letras del Tesoro a los pesos que fueron liberados. En total, el desarme de las Lefi inyectó 10 billones de pesos al sistema, y en última instancia, habían quedado $5 billones “sueltos”.
Durante la última licitación, el Tesoro habilitó tasas significativamente más elevadas en todos los tramos, con premios que superaron los ya altos niveles observados tras el regreso del Banco Central a la ventana de repos. Según Portfolio Personal Inversiones (PPI), “el Tesoro ofreció tasas entre 70 y 80 puntos básicos adicionales respecto al mercado secundario del martes”, lo que reflejó una recalibración de la curva en pesos.
Como referencia, la tasa mensual efectiva de la letra más corta que vence dentro de 15 días es de 3,31% mensual, el doble que el ritmo de la inflación que mostró junio. La tasa más baja adjudicada fue de 2,9% mensual, también bien por encima del IPC esperado para lo que resta del año.
En ese contexto, la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia advirtió que el porcentaje de renovación de títulos “no está garantizado”. La incertidumbre electoral y la falta de definiciones sobre los pagos de la deuda en dólares de 2026 y 2027 se mantuvieron como factores que podrían alejar al Tesoro de sus objetivos, indicaron.
Desde PPI señalaron que el equipo económico “no estaba cómodo con una curva de rendimientos tan baja ni con la volatilidad que eso generaba en el mercado cambiario”. En ese marco, justificaron la realización de una licitación fuera de cronograma, junto con la estrategia de repos a bancos comerciales y la venta de Lecaps en el mercado secundario, como medidas orientadas a recomponer las tasas y estabilizar el tipo de cambio.
Sin embargo, un eventual aumento de tasas podría encarecer los vencimientos futuros, más aún con plazos de renovación tan breves: en la licitación de esta semana el promedio fue de 40 días, contra 230 días en el primer trimestre. El informe del Banco Provincia destacó que ese escenario también implicaría un mayor costo del crédito para empresas y familias, en un contexto de débil recuperación del consumo, salarios reales en baja y uso de préstamos personales como complemento. Según el documento, esto “sería una mala noticia para las ventas a tres meses de las elecciones”.
Según números de la consultora Aurum Valores, entre el vencimiento del último día de julio -11,8 billones de pesos- hasta la semana anterior a las elecciones legislativas nacionales, el Ministerio de Economía afrontará obligaciones de pago en pesos con tenedores del sector privado por $45 billones, equivalentes a USD 33.000 millones, según sus estimaciones. El Bapro estiró ese número a $73 billones (8,5% del PBI) al sumar a la cuenta las tenencias dentro del propio sector público. Casi la totalidad de esa deuda en pesos (el 96%) está emitida a tasa fija, agregó EcoGo.
En el inicio de la semana, el mercado observó con alguna sorpresa que las tasas de interés de los títulos cortos en pesos se mantuvieron en niveles altos -la caución a 1 día, un instrumento de financiamiento de cortísimo plazo muy utilizado en el mercado de capitales, llegó a 51% de tasa anual- mientras las presiones cambiarias todavía no amainaban entrada la tarde en la rueda de negociación.
Según un análisis de Rava Bursátil, “la tasa de caución mostró una volatilidad extrema, con un salto atípico, lo que refleja una serie de operaciones de gran volumen en un mercado de tamaño relativamente pequeño”. “El ‘carry trade’, que consiste en hacer tasa en pesos y apostar a la estabilidad del dólar, se vuelve atractivo para inversores agresivos en este contexto de tasas elevadas”, agregaron.
Por su lado, el analista Gustavo Ber consideró que “más allá de que el escenario político se viene adueñando de la escena, la economía también continúa captando atención particularmente desde el mercado cambiario y las tasas más cortas”. “Esto se debe a que se combina con el inicio de una etapa de menor oferta de divisas y potencial mayor demanda como cobertura entre los agentes económicos, habitual en ventanas electorales”, añadió.
“Más allá de algunos respiros, el dólar mayorista continúa reacomodándose gradualmente al alza y ya se encuentra nuevamente cerca de los $1.300, un nivel que es seguido de cerca por los operadores para evaluar posibles decisiones financieras por parte de las autoridades. Aún cuando próximamente se llegara a superarlo, en la medida que el deslizamiento fuera ordenado y siguiera sin generar traslado a la inflación, debería ser bienvenido desde la ‘macro’ en esta etapa para mejorar la competitividad, con el consiguiente progreso en las cuentas externas”, concluyó Ber.