El reciente convenio firmado entre el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y la Municipalidad Distrital de Lunahuaná marca un punto de inflexión para el desarrollo turístico de este distrito, pero los actores locales advierten que la conectividad y la articulación público-privada siguen siendo los principales retos para consolidar su potencial.
En el marco del Día Mundial del Turismo, la localidad fundada en 1821 por iniciativa de José de San Martín recibió un reconocimiento sectorial que, según empresarios y operadores, solo será efectivo si se traduce en acciones concretas que superen las limitaciones históricas de la zona.
Tras más de 200 años, Lunahuaná recibe su primer Plan de Desarrollo Turístico Local
El Plan de Desarrollo Turístico Local (PDTL), que guiará la nueva etapa, busca revertir una década de crecimiento desigual y desarticulado. José Antonio Espinoza Huerta, director regional de Comercio Exterior y Turismo del Gobierno Regional de Lima, explicó durante la ceremonia que la falta de una estrategia conjunta entre hoteleros, gastronómicos, municipalidades y otros actores había generado una expansión poco coordinada.
Según Espinoza Huerta, la ausencia de un instrumento efectivo de gestión impedía integrar los esfuerzos dispersos del Estado y el sector privado, lo que derivó en un desarrollo desordenado y en la falta de mecanismos de articulación, tanto públicos como privados. El convenio suscrito materializa el compromiso de implementar el PDTL, que tendrá una vigencia de cinco años y será actualizado periódicamente. Este plan está orientado a la integración de hoteleros, artesanos, gastronómicos y promotores de turismo de aventura, quienes trabajarán en comisiones mixtas junto a la autoridad local.
Espinoza Huerta subrayó que el objetivo principal es evitar el divorcio institucional que predominó hasta años recientes y facilitar una matriz de colaboración que permita capitalizar el potencial turístico de la zona. “Hoy se va a trabajar a través de este instrumento de gestión, que unirá la parte privada y el Estado”, afirmó Espinoza Huerta durante la jornada, en declaraciones recogidas por el Gobierno Regional de Lima.
El funcionario detalló que estos planes locales se articulan jerárquicamente con los Planes Estratégicos Regionales de Turismo (PERTUR) y el Plan Estratégico Nacional de Turismo (PENTUR), replicando una estructura que ya opera en regiones como Cusco, Arequipa o Piura. Los lineamientos superiores se trasladan desde el Mincetur hacia los gobiernos regionales, que enmarcan sus acciones bajo el PERTUR, mientras que las municipalidades abordan desde su escala, mediante los PDTL, el diseño puntual de estrategias y acciones para la localidad.
Por una “Ruta del Sol”: falta de conectividad limita el turismo en Lunahuaná
Desde el sector privado, la percepción es que el convenio representa un avance, pero no resuelve los problemas estructurales. Juan Pablo Zolezzi, gerente general de La Confianza, identificó la falta de conectividad como el mayor obstáculo para el crecimiento de Lunahuaná. Zolezzi explicó que la ausencia de rutas directas de transporte público entre Lima y el distrito impide captar tanto al turista nacional como al internacional en los valles de demanda. “El principal problema de Lunahuaná es la conectividad. No hay ningún bus que te lleve directo, solo llegan hasta Cañete y desde ahí hay que buscar traslados adicionales, lo que no ocurre en otros destinos del sur chico como Paracas o Huacachina”, sostuvo.
Esta carencia afecta especialmente a los visitantes extranjeros, quienes suelen buscar alternativas de viaje rápido o de último minuto. Según el gerente de La Confianza, la imposibilidad de acceder en transporte público directo reduce la ocupación hotelera durante la semana, cuando el turista foráneo está más disponible para recorrer destinos fuera de Lima. Además, la dificultad de llegar obliga a los empresarios a diversificar sus fuentes de ingreso fuera del turismo, lo que complica la especialización y la mejora continua de los servicios.
Durante la ceremonia protocolar, realizada en la plaza principal del distrito, Zolezzi fue distinguido por el alcalde Luis Conislla Jara y el director de la DIRCETUR Lima, José Antonio Espinoza Huertas. El director de La Confianza ya había sido galardonado internacionalmente. Además, se destacó su gestión junto a la National Geographic para el nombramiento de representante en Perú a Marina Gozalo, promotora de la marca país a través del camping y experiencias de viaje.
Pero el impacto de la falta de conectividad se extiende a los operadores de deportes de aventura y turoperadores locales, quienes solo pueden operar a plena capacidad durante fines de semana o periodos festivos. “Siempre queda un espacio no cubierto, más allá de fiestas, y la capacidad instalada de Lunahuaná no termina de utilizarse porque falta cómo hacer llegar a la gente”, indicó Zolezzi, quien apuesta por una “Ruta del Sol”.
Para Zolezzi, la solución debe surgir de un trabajo coordinado entre empresarios y el Estado, donde el sector privado lidere la prestación del servicio, pero cuente con respaldo institucional para promover y difundir nuevas rutas, incluso con acciones subsidiarias en fases iniciales. “Bastaría con que se tomen dos viajes diarios: uno de ida y uno de vuelta entre Lima y Lunahuaná. Luego la frecuencia podría incrementarse. El problema es que el Estado no pone los buses, pero sí debe facilitar la promoción y el desarrollo de circuitos turísticos”, explicó.
La falta de integración regional agrava el problema. Zolezzi advirtió que, a diferencia de otras zonas del sur, donde existe una ruta consolidada entre Paracas, Huacachina e Ica, Lunahuaná no logra insertarse en el circuito a pesar de estar a solo una hora y media de Huacachina. Según su análisis, este rezago responde más a la ausencia de una autoridad suprarregional o cámaras interregionales que velen por la articulación de intereses y la distribución estratégica de los flujos turísticos que a motivos comerciales directos. “El déficit de articulación no ayuda a ninguno. Al final, el turista y los negocios pierden oportunidades que ya existen y que solo esperan ser aprovechadas”, concluyó Zolezzi.
Los ríos que podrían desbordar prosperidad en Lunahuaná
Desde la perspectiva del empresariado familiar, María Jesús Calderón, responsable de Sol y Río Lunahuaná, señaló que los desafíos del sector van más allá de la infraestructura y el capital humano. En temporadas altas, la llegada de más de cien turistas diarios suele saturar la oferta local y tensionar los servicios disponibles. “En temporadas altas llegamos a recibir más de cien personas diarias, pero todavía hace falta orden, especialmente para acoger adecuadamente a los turistas”, afirmó Calderón, quien también recibió una condecoración especial por la tarea de su familia en el distrito.
La mejora en la infraestructura y la calidad en la atención han sido el resultado de décadas de adaptación y reinversión. Calderón destacó que los empresarios de Lunahuaná han evolucionado al ritmo de las demandas cambiantes del visitante, impulsados por una visión de servicio y la voluntad de “recibir bien” a quienes eligen el distrito como destino. Este esfuerzo ha permitido la modernización de espacios y la oferta de actividades alternativas como deportes de aventura, pero no alcanza. La falta de coordinación con autoridades y entre operadores sigue siendo un obstáculo.
Calderón remarcó la importancia de la formalización y el cumplimiento regulatorio frente a la proliferación de más de cincuenta empresas turísticas en el distrito. La obtención de regulaciones y acreditaciones por parte de Mincetur ofrece una ventaja diferenciadora en la experiencia del visitante y en materia de seguridad, aunque enfrenta el reto de la competencia informal.
Respecto a la atracción del turista internacional, Calderón considera que aún queda un largo camino para que Lunahuaná capitalice su potencial. “Sería importante incluir más atractivos, porque el visitante extranjero busca adrenalina y experiencias que lo promuevan a quedarse más días. Hoy solo están uno o dos días. El reto es ampliar la oferta para alargar su estadía”, explicó Calderón.
Para la joven empresaria, la experiencia de Lunahuaná revela que el desarrollo turístico y productivo requiere no solo de planes y reconocimientos, sino de una articulación efectiva entre Estado y sector privado, mejoras en la conectividad y políticas públicas que acompañen el esfuerzo emprendedor local.
Lunahaná: entre el vino, la miel y la carga fiscal
El sector vitivinícola y apícola representa otro eje estratégico para la economía local. Godofredo del Valle, propietario de Bodega Reyna de Lunahuaná, describió la complejidad de sostener una operación artesanal en el contexto actual. La bodega comercializa únicamente en el local y mediante entregas directas, sin distribución en tiendas ni exportaciones de escala relevante. Del Valle atribuye esta decisión tanto a la voluntad de preservar la calidad artesanal como a los altos costos productivos, que descartan la rentabilidad de modelos industriales o comerciales más amplios.
Del Valle explicó que los costes de fabricación artesanal en la región impiden acceder a modelos de venta masiva, mientras que los incentivos para exportar no son suficientes, ya que los compradores extranjeros imponen precios muy bajos. En el corto plazo, la bodega se autofinancia gracias a la recepción semanal de unos quinientos visitantes, cifra que aumenta en temporadas altas, pero que depende del flujo sostenido de turismo hacia la localidad.
El productor relató que la bodega surgió como una pequeña cooperativa, integrando a decenas de productores locales de uva mediante acuerdos, lo que permitió preservar cepas autóctonas resistentes a plagas y mantener técnicas ancestrales sin químicos. El proceso, concentrado entre enero y marzo, deriva en una proporción de vino sobre pisco cercana a siete a tres. La empresa utiliza equipos con más de 100 años y maximiza la expresión natural del producto, sin aditivos.
Las exportaciones, según Del Valle, han sido puntuales y no resultaron favorables ante la competencia de grandes operadoras. Subrayó que “el mundo entero tiene sus propios licores tradicionales y es muy difícil penetrar sin escala ni apoyo”. Relató que la bodega postuló ante la UNESCO para ser reconocida como patrimonio mundial, con acompañamiento del Ministerio de Cultura, y que enfrentan retos regulatorios elevados por su estructura productiva tradicional.
La diversificación productiva incluye la apicultura, combinando la producción a pequeña escala con un enfoque turístico. La bodega gestiona 1.400 colmenas y ofrece talleres escolares que promueven la experiencia de ser apicultor. La producción de miel, polen, jalea real y propóleo, así como la introducción de productos derivados —como aceites y resveratrol—, muestra el potencial de expansión, aunque la escala local, la falta de inversión y los impuestos altos dificultan el crecimiento.
Del Valle afirmó que, pese a su valor histórico y simbólico, el sector apícola y el vitivinícola necesitan apoyo para despegar. “En todo el Perú no hay cantidad para exportar, y la industria paga cargas fiscales que resultan desproporcionadas para productores pequeños”, sentencia Del Valle.