CÓRDOBA.- Con el fin de la baja temporal de retenciones, los productores insisten en el planteo de que atraviesan problemas de rentabilidad. Un trabajo privado da cuenta de que hoy quien produce soja en campo alquilado tiene números rojos. “La soja es un tremendo negocio para el Estado”, define el consultor Néstor Roulet, autor del reporte.
“Hoy nos encontramos con un difícil dilema: el cultivo estrella del país, con más hectárea sembrada y con menor costo directo, se encuentra en una situación de baja rentabilidad o en muchos casos con rentabilidad negativa”, señala. La peor situación la atraviesan quienes producen en tierras alquiladas, que representan 70% de la superficie de la oleaginosa.
El ejercicio se realizó en función de un establecimiento de 300 hectáreas ubicado a 300 kilómetros del puerto, con un rinde promedio de 35 quintales por hectárea, por encima del promedio del país que es de 27,7 quintales por hectárea.
Para quien alquila, el margen bruto es negativo en US$90,6, mientras que el Estado (en sus distintitos niveles) recauda US$467,4. Los ingresos en dólares al país por una hectárea de soja son de US$1330, de los que US$438,9 van directo al pago de retenciones. Insumos, tareas de labores, seguro y estructura (costos directos) suman US$380,94 a los que se añaden otros US$236,2 de indirectos (cosecha, fletes, comercialización). El alquiler son otros US$336. En ese punto, ya el productor queda en rojo, pero debe afrontar un costo impositivo más de unos US$28,51 (cheque, Ganancias, Ingresos Brutos). Todos los productores que alquilan sufrirán, de acuerdo al reporte, un quebranto de US$1141,8 millones.
Para los dueños del campo (30% de la producción total de soja), el resultado final también favorece al Estado: US$139,07 quedan para el productor y US$613,48 para las arcas estatales.
Roulet también calculó las cifras generales para la producción. De un área sembrada total de 18 millones de hectáreas (12,6 millones alquiladas), el ingreso en dólares es de US$23.940.000.000. Frente a ese panorama, los productores en su conjunto logran US$1.252.188.000 y el Estado, US$10.855.628.000.
Los datos del informe ratifican el planteo que hizo la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que dio cuenta de que en campos alquilados de la zona agrícola núcleo la soja de primera siembra [octubre] dejaría para la campaña 2025/2026 una pérdida de hasta US$31 por hectárea. En tanto, si bien con un número positivo, el maíz arrojaría un estrecho margen neto [ya descontados los impuestos] de US$68.
Los precios proyectados a cosecha —US$284,5 por tonelada para la soja y US$173 para el maíz— no alcanzan para cubrir los costos, sobre todo tras la suba de retenciones el 1° de julio: la soja, tras la rebaja temporal de las alícuotas, pasó del 26% al 33% y el maíz del 9,5% al 12%.
Hace unos días, en la reunión que el presidente Javier Milei mantuvo con representantes de la Mesa de Enlace el clima fue cordial, pero no hubo nada más que la ratificación que las retenciones bajarán en cuanto se consolide el superávit fiscal.