Tres humillaciones a Putin en una semana: qué busca Ucrania con sus audaces ataques en territorio ruso

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PARÍS.- Una explosión espectacular sacudió este martes el puente de Crimea, símbolo del poder y la anexión rusa, infligiendo por tercera vez en una semana una humillación planetaria a Vladimir Putin y a su estado mayor.

“Dios ama a la Trinidad, y siempre terminamos lo que empezamos”, declaró visiblemente satisfecho el jefe de los Servicios de Seguridad Ucranianos (SBU), subrayando la determinación de Ucrania. Si bien el teniente general Vasyl Malyuk, que supervisó personalmente la planificación y la ejecución de la operación, se refería a la tercera vez en tres años que el estratégico puente de Crimea es atacado por sus hombres, sus palabras también parecieron ser una alusión a la cadena de exitosos atentados contra objetivos rusos de esta semana: la operación “Telaraña” contra bases aérea rusas, el puente de Crimea y el derrumbe de dos puentes sobre vías ferroviarias, que provocaron siete muertos y más de un centenar de heridos. En este último caso, sin que Kiev haya reivindicado la autoría.

“Golpeamos el puente de Crimea en 2022 y 2023. Hoy hemos perpetuado esta tradición, esta vez bajo el agua. El puente es un objetivo legal, porque Rusia lo usa para abastecer a sus tropas”, agregó Malyuk. Los ataques anteriores habían dañado ligeramente el puente estratégico, pero los rusos lograron rápidamente reparar los daños.

Esta imagen, publicada por el Servicio de Seguridad de Ucrania el 3 de junio de 2025, supuestamente muestra a personas inspeccionando los daños en el puente de Kerch, que conecta Crimea con Rusia, tras una operación especial llevada a cabo por el Servicio de Seguridad de Ucrania, en medio del conflicto ruso-ucraniano en curso.

El puente de Crimea es un símbolo de la anexión rusa de la península en 2014. El anuncio de su construcción fue una de las primeras decisiones tomadas por el presidente ruso Vladimir Putin. El puente más largo de Europa (18 kilómetros) fue inaugurado en 2018 —para su sección vial— y luego en 2019, para su sección ferroviaria.

Hasta 2022, Crimea estaba aislada del territorio ruso: la invasión del 24 de febrero, hace más de tres años, permitió a Moscú establecer un corredor terrestre entre el Donbass y la península, a través de los oblasts (provincias) de Kherson y Zaporiyia. Las autoridades rusas de ocupación crearon desde entonces una línea ferroviaria y una autopista que hacen que el puente de Crimea sea menos vital desde el punto de vista logístico. Pero, para los ucranianos sigue siendo un símbolo político fuerte. Frente a las amenazas de drones navales o aéreos y misiles, Moscú ha reforzado considerablemente las defensas del puente, con baterías antimisiles, sistemas de interferencia, generadores de humo, pero también redes de protección en las aguas del estrecho de Kerch.

Con esta operación, Ucrania aumenta así su presión contra Rusia, dos días después del espectacular ataque contra la flota de bombarderos estratégicos rusos estacionados en bases de Siberia y el Ártico. El servicio de seguridad ucraniano anunció haber colocado explosivos submarinos que explotaron “este martes a las 4.44” (hora local) bajo al menos uno de los pilares del puente que conecta Rusia con la península anexada en el estrecho de Kerch, entre el mar de Azov y el mar Negro.

Al igual que la operación “Telaraña” contra la aviación estratégica, esta nueva operación especial fue preparada durante varios meses, según el Kyiv Post, citando al SBU que precisa haber utilizado “aproximadamente 1100 kilogramos de explosivos, equivalentes a TNT”.

Según los ucranianos, el puente estaría “dañado” y su uso sería “peligroso”. Un video de la explosión fue distribuido por el servicio de seguridad ucraniano y difundido en las redes sociales, pero se interrumpe antes de que se puedan ver posibles daños causados a la estructura de la obra de ingeniería.

El Servicio de Seguridad de Ucrania hace estallar un puente en la Crimea ocupada por Rusia con una bomba submarina

La prensa rusa, por su parte, es parca en comentarios, pero los “blogueros militares” rusos, siempre más locuaces que la prensa oficial, mencionan un ataque de drones navales de superficie y no la detonación de una carga explosiva. Una hipótesis retomada a medias por la agencia oficial rusa TASS, que este mediodía habla de “una actividad de fuerzas enemigas observada frente a las costas de Crimea, en el mar Negro”.

“El tráfico en el puente está suspendido”, anunció por la tarde la agencia estatal.

Sin embargo, poco más tarde, Izvestia afirmó que el tráfico había “reanudado normalmente” a las 9 de la mañana (hora local) tras un cierre temporario poco antes. Finalmente, Kommersant confirmó que “el tráfico ha reanudado, con atascos de aproximadamente una hora”.

En todo caso, este ataque submarino, de rara complejidad, demuestra la capacidad de Ucrania para planificar golpes de efecto lejos de sus fronteras. Según fuentes cercanas al SBU, la preparación duró meses, involucrando una coordinación entre expertos en explosivos, buzos especializados y estrategas militares. El objetivo era claro: golpear un símbolo mientras se infligía un duro golpe a la logística adversaria.

Los explosivos que utilizó Ucrania en el ataque al puente

Y la elección de un ataque submarino no es casual. Los explosivos, posicionados con precisión bajo un pilar, maximizan los daños mientras minimizan los riesgos para los equipos ucranianos. Esta táctica recuerda las operaciones de sabotaje de las fuerzas especiales, donde cada detalle cuenta. El SBU tiene además una larga historia de ataques dirigidos contra este puente, con ataques en 2022 y 2023 que ya habían causado daños, aunque rápidamente reparados por los rusos.

Este ataque ocurre en un contexto de escalada militar entre ambos adversarios. Dos días antes, Ucrania atacó varios aeródromos rusos a miles de kilómetros de sus fronteras, usando drones transportados clandestinamente.

Todavía es difícil evaluar con precisión las consecuencias de la operación “Telaraña”, que el servicio de seguridad de Ucrania reivindicó el domingo. En una entrevista concedida a Ukrainska Pravda publicada este martes, el coronel Iuri Ihnat, portavoz de la fuerza aérea ucraniana, habló de “41 aviones dañados, de los cuales 13 fueron destruidos”.

   

Según responsables estadounidenses y europeos de seguridad citados anónimamente por el periódico The New York Times, la evaluación de los daños continúa, pero estiman que una veintena de bombarderos estratégicos, incluidos seis Tu-95 y cuatro Tu-22M, fueron efectivamente destruidos o gravemente dañados.

Una vista de un bombardero estratégico Tu-95 de la fuerza aérea rusa

En un informe de “media etapa” publicado el martes, los analistas ucranianos de imágenes satelitales y datos públicos de la cuenta Tatarigami hablan de un avión de transporte An-12 y 11 bombarderos destruidos, así como de otros dos “probablemente dañados”. Añaden que los Tu-160, que pueden portar cargas nucleares, parecen haber sido preservados y que la operación apuntaba más bien a los Tu-95 y Tu-22.

“Creemos que esta selectividad fue una decisión deliberada para evitar una escalada al tomar como objetivo elementos clave de la tríada nuclear rusa, mientras se continúa destruyendo los medios activos involucrados en los ataques convencionales”, escriben en las redes sociales. Sin embargo, ninguna de estas informaciones ha sido confirmada.

En todo caso, es demasiado pronto para hablar de un “punto de inflexión en la guerra” y demasiado exagerado calificar la operación de “Pearl Harbor ucraniano”.

“Aunque un tercio de los bombarderos rusos haya sido realmente destruido, como afirma Ucrania, todavía quedan dos tercios que Rusia seguramente seguirá utilizando para lanzar misiles. Sin contar con que los drones de largo alcance Shahed y los misiles balísticos Iskander permanecen intactos en el arsenal ruso”, precisa el coronel retirado e historiador militar Michel Goya.

A su juicio, la destrucción del avión de comando A-50 —si fuera efectiva— podría, en cambio, tener un efecto más importante en la aviación rusa, ya que Moscú solo posee un puñado de esos aparatos de importancia crucial. Construir un A-50 lleva años.

Aviones rusos de apoyo aéreo cercano Sukhoi Su-25 sobrevuelan una iglesia durante un ensayo del desfile del Día de la Victoria, en Moscú, Rusia, el 7 de mayo de 2022.

En el plano geopolítico, estos ataques refuerzan la posición de Ucrania como un actor capaz de desafiar a Rusia en su propio terreno. También podría incitar a los aliados occidentales a intensificar su apoyo, proporcionando más equipos o tecnologías para operaciones similares.

Estas operaciones, de una magnitud rara, también muestran que Ucrania diversifica sus tácticas para compensar su desventaja en términos de recursos. Pero, paralelamente, Rusia intensifica sus propios esfuerzos, como el despliegue de barcos en el mar Báltico para proteger su flota fantasma.

Estos espectaculares ataques ucranianos de esta semana ocurren en un contexto difícil para Kiev, cuyas fuerzas armadas retroceden en el frente, tanto en el Donbass como en la región de Sumy, frente a Kursk. Las negociaciones incipientes, cuyo segundo capítulo se llevó a cabo durante apenas una hora el lunes en Estambul, no han permitido hasta ahora obtener un avance diplomático. Es la razón por la cual Kiev intenta retomar la iniciativa desestabilizando a Rusia en profundidad, lejos del frente.

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