El reciente anuncio del expresidente Donald Trump de imponer una tarifa anual de 100.000 dólares a las visas de trabajo H-1B marca un giro sustancial en el desarrollo de la industria tecnológica en Estados Unidos. Ingenieros, científicos, programadores y especialistas en datos provenientes de India, China, Latinoamérica y Europa han contribuido directamente a la construcción del liderazgo mundial que Silicon Valley representa hoy.
Sin embargo, esta nueva medida pone en perjuicio esa ventaja histórica. Trump ha sostenido que las empresas estadounidenses dependen en exceso del talento extranjero y que esta dependencia, a su juicio, resta oportunidades a los trabajadores locales. Esta tarifa busca precisamente desincentivar la contratación de extranjeros al encarecerla de forma drástica, forzando a las empresas a mirar hacia dentro del país y priorizar la formación de estadounidenses.
¿Cómo afecta esto al talento que quiere migrar para poder desarrollarse en un mercado tan competitivo como el americano? Para el talento peruano y latinoamericano, en general, esto es perjudicial, ya que reduce las posibilidades de colocarse. Este es punto clave ya que quita oportunidades de desarrollar perfiles profesionales que puedan contribuir al desarrollo de la industria local en sus países.
El impacto se sentirá más fuerte al largo plazo en la creación de startups o medianas empresas que buscan ofrecer un producto o servicio sostenido en la tecnología. Además, estaríamos desperdiciando la posibilidad de tener talento que importe nuevas metodologías, herramientas y procesos para el desarrollo de industrias clave dentro del Perú.
A nivel internacional, las grandes corporaciones como Amazon, Microsoft o Meta podrían absorber el gasto, pero también tendrían complicaciones al tener barreras para incorporar buen talento de afuera. El mercado de profesionales tech en Perú es muy infravalorado, pues tenemos profesionales súper capacitados para medirse en los gigantes más grandes del mundo.
El riesgo es evidente, pues el liderazgo de Estados Unidos en el ámbito tecnológico siempre se ha sustentado en su capacidad de atraer a las mentes más brillantes del planeta. Más del 50 % de startups de alto valor en EE. UU. han sido fundadas o cofundadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes. Por eso, introducir medidas que penalicen la inmigración calificada es, en ese sentido, renunciar a una de las ventajas competitivas.
Por último, el proteccionismo, en el intento de proteger el trabajo nacional, puede terminar debilitando la base que lo sostiene y reducir las oportunidades para el sector tech en mercados importantes como el latinoamericano. Esto puede marcar el momento en que Estados Unidos comience a perder, no por falta de capital ni infraestructura, sino por falta de talento dispuesto a construir industria dentro de sus fronteras.

