«No, no he tenido», declaró Donald Trump cuando fue consultado sobre la posibilidad de haber mantenido conversaciones con su gabinete para discutir un posible cambio de gobierno en Venezuela. La respuesta del presidente de Estados Unidos se produjo durante una rueda de prensa a bordo del Air Force One tras su regreso de Reino Unido, en un contexto de creciente tensión entre Washington y Caracas por la presencia militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe y los recientes episodios de violencia en la región, según publicó la agencia de noticias.
El medio detalló que Trump negó haber abordado este asunto con su secretario de Estado, Marco Rubio, u otros altos mandos militares estadounidenses. La aclaración del presidente llega en medio de la preocupación por el despliegue de fuerzas estadounidenses cerca de Venezuela, una operación encuadrada oficialmente en la lucha contra el narcotráfico. Estas acciones se han intensificado en las últimas semanas y han contribuido a una escalada en las relaciones bilaterales.
De acuerdo con información citada por la agencia, las autoridades de Estados Unidos han realizado al menos tres ataques contra embarcaciones venezolanas en el mar Caribe en las semanas recientes. Estos operativos han resultado en la muerte de aproximadamente 15 personas, generando conmoción y un aumento de la tensión regional. Los incidentes han sido interpretados en Venezuela como actos de agresión, agravando el ya frágil escenario diplomático entre ambos países.
Como respuesta a estos hechos, el Gobierno de Nicolás Maduro ordenó el despliegue de tropas adicionales y el inicio de maniobras militares en el territorio venezolano y sus aguas jurisdiccionales. Según explicó la agencia noticiosa, estas medidas buscan mostrar la disposición de Caracas para defender su soberanía frente a lo que califica como amenazas externas, además de enviar un mensaje tanto a la población venezolana como a la comunidad internacional acerca de la postura del país frente a las acciones estadounidenses.
El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, justificado bajo la bandera de operaciones antidrogas, ha sido señalado por Caracas como una posible antesala a intentos de presión política o intervenciones para promover un cambio de gobierno. Sin embargo, Trump enfatizó que no ha existido ningún tipo de conversación interna de alto nivel destinada a planear este tipo de acciones, reiterando que hasta el momento, la operación se circunscribe a sus objetivos declarados de combatir el narcotráfico.
El intercambio de declaraciones y la movilización de fuerzas armadas de ambos países se inscribe en un escenario marcado por la desconfianza y la confrontación política. Las autoridades venezolanas consideran las recientes acciones estadounidenses como una injerencia que vulnera la soberanía nacional, mientras que desde Washington se sostiene que las actividades militares en la zona obedecen a razones de seguridad regional vinculadas a la lucha contra el tráfico de drogas.
En el plano interno de Venezuela, la respuesta militar implementada por Nicolás Maduro forma parte de una estrategia para fortalecer la cohesión de las fuerzas armadas y reforzar la imagen de un gobierno dispuesto a actuar en defensa del país ante lo que identifica como amenazas procedentes de Estados Unidos. La administración de Maduro ha insistido en que mantendrá estas maniobras por el tiempo que las circunstancias lo exijan y ha hecho un llamamiento a la población para permanecer en alerta.
Por su parte, medios estadounidenses informaron que la Casa Blanca evalúa de forma permanente la evolución de la situación en el Caribe, observando de cerca tanto el movimiento de tropas venezolanas como las reacciones del gobierno de Maduro ante los despliegues realizados por la marina y la guardia costera estadounidenses. La administración estadounidense señala que su enfoque se mantiene en operaciones de interceptación de narcóticos y actividades relacionadas con el crimen organizado que operan en la región.
En este clima de tensión, el número de víctimas mortales derivadas de los enfrentamientos en el mar Caribe subraya el nivel de riesgo asociado a la presencia simultánea de fuerzas venezolanas y estadounidenses en aguas estratégicamente relevantes para ambos países. Organizaciones internacionales han expresado preocupación por el aumento de la violencia y sus potenciales consecuencias humanitarias.
El medio destacó que la falta de diálogo directo a nivel presidencial suma complejidad a la crisis, dificultando la posibilidad de acuerdos que permitan reducir el clima de confrontación. A pesar de que Donald Trump ha intentado distanciar su administración de cualquier iniciativa orientada a cambiar el régimen en Venezuela a través de acciones militares, la coordinación entre distintas dependencias del gobierno estadounidense permanece activa en referencia a las operaciones en la región.
En resumen, la situación se caracteriza por una dinámica de acciones y reacciones que involucran movimientos militares, ataques a embarcaciones y declaraciones de alto nivel, reflejando la magnitud de la actual crisis diplomática y de seguridad en el Caribe, según se desprende de la información difundida por la agencia de prensa internacional.