El equipo económico encabezado por el ministro Luis Caputo tiene previsto viajar hoy a Washington con el objetivo de destrabar el auxilio del Tesoro de los Estados Unidos. Pese a la resistencia de algunos grupos de interés norteamericanos -los farmers se hicieron sentir con fuerza esta semana-, la suerte podría estar de lado argentino. Al menos, así se lo hicieron saber esta semana enviados del Tesoro de los Estados Unidos a los representantes de los países del G7 que participan del directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El board del FMI vino reuniéndose informalmente con el staff técnico para discutir el caso argentino no menos de cuatro veces desde que se desató la corrida cambiaria, en agosto pasado. El martes pasado hubo un último encuentro entre los miembros del board que representan a los países del G7. Allí, según confiaron fuentes al tanto del funcionamiento del organismo, enviados de los Estados Unidos anticiparon que la idea es darle a la Argentina una línea de crédito -swap, en la jerga financiera- por US$20.000 millones, pero que además analizan destinar otros US$20.000 millones a la recompra de bonos e intervenir para “estabilizar el peso”. En el FMI, consultados al respecto por LA NACION, no hicieron comentarios. El jueves, el secretario del Tesoro de los EE.UU., Scott Bessent, solo confirmó en declaraciones a la prensa norteamericana el swap, pero evitó entrar en detalles. Incluso, lo que generó fuerte revuelo en el mercado de bonos local, aseguró que iba a darle un swap a la Argentina, pero “no iba a poner plata”. El lenguaje financiero, sin embargo, tiene muchas formas para decir “te quiero”. Entregar plata directamente no es la única.
El anuncio, de concretarse, oxigenaría al mercado, que está cada vez más ansioso por la falta de dólares. El Tesoro se desprendió el miércoles de US$500 millones y de otros US$200 millones ayer, para abastecer la demanda del mercado y contener las presiones al alza del tipo de cambio, que hace días coquetea con testear la meta superior de la banda de flotación, hoy en torno de los $1480. Sin embargo, la ayuda de los Estados Unidos podría ser apenas el comienzo de una serie de deberes que deberá hacer la administración libertaria para reencauzar el barco. No debiera envalentonar a los bravucones de la red social X. Los dólares solucionan el corto plazo, pero no despejan por completo el camino de mediano plazo. Al final del día, la mirada volverá a posarse en la política. Lo dice nuestro principal acreedor, el FMI, y, pronto, nuestro segundo mayor prestamista, el Tesoro hoy a cargo de Bessent.
En las reuniones informales del directorio del FMI con el staff, de hecho, no sólo se vino hablando en estas semanas de la necesidad de liberar el mercado de cambios después de la elección. Las conversaciones giraron siempre sobre cuestiones políticas. “Es muy inusual que el staff del FMI se meta en la estrategia política de un país, pero acá sólo se habla de eso”, reconoció un hombre que está al tanto de las conversaciones dentro del board del organismo. En el FMI consideran que el Gobierno debe moderar su discurso político -en sus últimas apariciones públicas, el presidente, Javier Milei, pareciera haber tomado nota- pero además debe ampliar su base de alianzas. Algo de esto hizo trascender la vocera del organismo, Julie Kozac, en el marco de una conferencia de prensa. “Seguimos enfatizando la necesidad de generar un amplio apoyo político para asegurar la implementación de la ambiciosa agenda de reformas de la autoridad y fortalecer la confianza”, sostuvo.
No hay margen para que la Argentina vuelva a crecer si el Gobierno no logra a partir de octubre avanzar con las reformas de fondo que la economía clama hace décadas. La gran incógnita aún es si Milei tiene la versatilidad para tender puentes con la misma autenticidad y convicción con las cuales en el último tiempo se encargó de dinamitarlos. El terreno, pese al enojo de los gobernadores otrora vapuleados en el armado electoral, no está completamente minado. Tras los embates de las últimas semanas, varias fuentes legislativas admiten que hay crecientes señales en el Congreso de que la oposición de centro habría decidido bajar algunos cambios. “El centro no quiere quedar pegado con los kirchneristas empujando al Gobierno al abismo, cuando el Gobierno se tropieza solo”, reconoció un diputado, de los más experimentados de la cámara.
Esta semana no hubo sesión en Diputados; la que viene, todavía está por definirse, aunque sí hay citadas varias comisiones. “La realidad que, en Diputados, se podría haber pedido el apartamiento de Espert [por José Luis] de la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Germán Martínez (Unión por la Patria) dijo que había 27 sobre 49 miembros que se expresaron en ese sentido. Sin embargo, no pasó, no se terminó votando”, ilustró otro hombre, que hace tiempo recorre los pasillos del Congreso.
Incluso en el polémico caso de Espert habría algo de vocación de negociación, más allá de las fuertes manifestaciones públicas en su contra que hubo de distintos sectores políticos. Por lo pronto, confiaron, se les ofreció a los Libertarios reemplazarlo de la Comisión de Presupuesto y Hacienda por algún otro diputado del espacio. Se habla de que Diego Santilli, reciente libertario, podría ser una alternativa, si es que el oficialismo acepta la propuesta de la oposición. Los libertarios tienen pocos representantes con experiencia política (y capacidad técnica) dentro de la Cámara baja. Además, es contador, con lo cual tendría cómo justificar su expertise dentro de la comisión. Para los dialoguistas, el recambio de Espert por Santilli tendría además otro beneficio: el primer candidato libertario por la lista de la provincia de Buenos Aires no es precisamente una figura querida dentro de la Cámara. Si se considera que los libertarios pecan de soberbia, Espert es uno de los primeros que debiera ir al confesionario.
También en el Senado esta semana hasta Unión por la Patria colaboró para evitar la interpelación de la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y del ministro, Guillermo Francos. Lo senadores Fernando Rejal, Juliana Di Tulio y hasta José Mayans se ausentaron al momento de votar. Luego esgrimieron, en algunos casos, que se trató de un error, producto de la cantidad de reuniones que había en simultáneo. Difícil de creer. Nadie duda de que cuando el peronismo tiene un objetivo, hace lo imposible por cumplirlo. Los rechazos de los vetos al financiamiento de las universidades y del Garrahan ya estaban definidos hace tiempo.
Habrá que ver si el Gobierno aprovecha esta hendija que habilitó la política. Por ahora se mueve despacio, incluso, por momentos, caminando como en zig-zag. Esta semana, por lo pronto, quedó confirmado como coordinador de la fiscalización nacional de la campaña Eduardo “Lule” Menem, una de las figuras del oficialismo más cuestionadas tras la difusión de los audios de exnúmero uno de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) Diego Spagnuolo. Malo para la imagen de la campaña, pero más aun para la contención de la propia interna libertaria, que se silenció pero no se terminó.
Los gestos de acercamiento de Milei con Mauricio Macri, en tanto, son apenas incipientes. En el entorno del ex presidente admiten que el vínculo sigue siendo de extrema desconfianza. Las provocaciones libertarias fueron demasiadas. La más reciente: en el Presupuesto 2026, que esta semana el Gobierno buscó defender en el Congreso, no está incluida la partida para cumplir con el pago de la deuda que la Nación tiene con la Ciudad y que la Corte Suprema instó a saldar. Una más de un listado largo de traiciones que identifican en el Pro por parte de la administración libertaria.
Obra de la casualidad, o tal vez de sutil reconocimiento a los reclamos del Pro, sin embargo, esta semana el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se mostró en un comunicado coordinando la futura licitación -según prometió, antes de fin de año- de la Hidrovía. “Pondremos en marcha una licitación clara y transparente”, dijo Francos, que previamente hizo contactos con equipos del Pro para interiorizarse del tema. Hace un año, el Gobierno tuvo que dar de baja la licitación que había presentado de la Hidrovía por fuertes cuestionamientos que llegaron de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), además de varios jugadores del sector privado. Macri había expresado públicamente, en más de una ocasión la importancia que, a su juicio, esta obra tendría para la economía.
El mercado le reconoce a Milei muchos logros. El superávit fiscal y el descenso de la inflación, hoy algo soslayados en medio del tembladeral, no son éxitos menores. Pero no alcanzan para cimentar lo dos años que restan del mandato. El día después de la elección legislativa, el 27 de este mes, ya los inversores estarán evaluando la posibilidad del Presidente de generar consensos. Y en eso poco podrán ayudar “el Messi de las finanzas”, Scott Bessent o el presidente Trump. Esa apuesta es toda de Milei.