Las autoridades ucranianas han advertido de que Rusia sigue atacando sus instalaciones energéticas mientras la comunidad internacional mira para Oriente Próximo, después de que este domingo drones y misiles cayeran sobre Kremenchuk, en el que fue uno de los mayores golpes contra la ciudad desde el inicio de la guerra.
«Moscú pretende atacar la red eléctrica mientras la atención mundial está en Oriente Próximo», ha denunciado el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andi Sibiga, quien se ha hecho eco de los ataques de este domingo sobre instalaciones agrícolas e infraestructuras energéticas en Kremenchuk, a orillas del Dniéper.
Sibiga ha reprochado a la parte rusa su «cinismo» durante todo el conflicto al intentar equipararse a «los esfuerzos de paz estadounidenses» y ha instado a los socios de Ucrania a «golpear duramente la energía rusa con severas sanciones».
Para el jefe de la diplomacia ucraniana, «golpear» al presidente ruso, Vladimir Putin, «donde más le duele» no pondrá en peligro un proceso de paz, al contrario, lo impulsará, y ha apostado por limitar el precio del petróleo y más restricciones a la conocida como ‘flota en la sombra’ con la que suele sortear estas sanciones.