
El reciente ataque al petrolero Qendil en el Mar Mediterráneo intervino cuando la embarcación se encontraba vacía de hidrocarburos, lo que, según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) citado por la agencia de noticias Unian, impidió que se produjeran daños medioambientales en el área internacional donde tuvo lugar la operación. Esta acción resultó en la total inutilización del buque para el transporte de crudo y marca el primer incidente conocido en el que infraestructura petrolera rusa es atacada fuera de los escenarios tradicionales del conflicto, extendiéndose más de 2.000 kilómetros desde las fronteras ucranianas.
De acuerdo con la información proporcionada por Unian, la unidad especial «Alpha» del SBU fue la encargada de ejecutar la operación, cuyo objetivo declarado consistió en frenar la evasión de sanciones internacionales que afectan a la economía rusa y, por ende, restringir las fuentes de ingreso que nutren la maquinaria militar de Moscú. El gobierno ucraniano sostuvo que buques como el Qendil forman parte de una “flota fantasma” que utiliza rutas y mecanismos alternativos para eludir las restricciones económicas impuestas por la comunidad internacional tras el inicio del conflicto armado.
Tal como detalló Unian, esta ofensiva forma parte de una serie de acciones recientes implementadas por Ucrania, que incluyen la destrucción en el mar Caspio de dos barcos vinculados al transporte de armamento y equipamiento militar, así como un ataque previo contra una plataforma petrolera. Según sostienen las autoridades ucranianas consultadas por el medio, estas intervenciones buscan debilitar la infraestructura marítima y energética que sostiene las operaciones bélicas rusas.
El SBU defendió, a través de declaraciones recogidas por Unian, la legitimidad de las acciones militares contra petroleros rusos, argumentando que estos podrían considerarse objetivos bajo el derecho internacional cuando su uso se asocia a la evasión de sanciones energéticas. El bloqueo y la destrucción de esta clase de naves responderían así a la intención de reducir el flujo de recursos económicos hacia las fuerzas armadas rusas, especialmente en un momento en el que la presión internacional sobre Moscú se ha incrementado con la renovación y el endurecimiento de las sanciones occidentales.
El medio Unian reportó que el ataque al Qendil se produjo en paralelo a la decisión reciente de la Unión Europea de ampliar la lista de buques sancionados en el marco de sus esfuerzos para frenar la evasión de restricciones al crudo ruso. Las nuevas medidas europeas incluyeron a 597 embarcaciones, restringiendo su acceso a puertos y servicios marítimos en la región, con especial atención a los barcos empleados por la denominada “flota fantasma” que opera bajo control ruso.
La expansión operativa ucraniana hasta aguas del Mediterráneo representa una modificación significativa respecto a la dinámica anterior, en la que las agresiones a activos marítimos rusos se mantenían en zonas más próximas al ámbito territorial ucraniano, según consignó Unian. El traslado de estos operativos a regiones internacionales busca obstaculizar corredores logísticos esenciales para la exportación de crudo, actividad que revisitúa recursos cruciales para la economía rusa y la financiación de su esfuerzo militar.
Según declaraciones del SBU recogidas por Unian, la selección del objetivo y el momento del ataque, efectuado con el barco vacío, habría respondido a la intención de evitar consecuencias ecológicas en la zona marítima. La operación solo causó daños materiales a la nave, y no se reportaron derrames ni incidentes ambientales.
Las fuentes ucranianas citadas por Unian sostienen que estas operaciones de largo alcance se inscriben en una estrategia para limitar las capacidades rusas de sostener actividades militares mediante la reducción de sus exportaciones energéticas. Este enfoque, subrayó el SBU, combina la afectación directa sobre activos logísticos con la intención de disminuir la influencia económica del Kremlin en el marco de la confrontación con sus oponentes internacionales.
La cobertura presentada por Unian destaca el carácter táctico y estratégico de la operación, mostrando una evolución en los métodos empleados por Ucrania para debilitar los intereses militares y energéticos rusos en escenarios que trascienden el espacio territorial habitual del conflicto. La publicación de estos hechos permite observar cómo Ucrania adapta su postura ofensiva a la ampliación de los corredores logísticos de Rusia, integrando nuevas regiones y contextos a la contienda en curso.
