Ucrania figura por tercer año consecutivo como el país con un mayor número de víctimas a causa del uso de municiones de racimo, en medio de la invasión desatada por Rusia en febrero de 2022, según un informe publicado este lunes por la organización civil internacional Cluster Munition Coalition (CMC), que hace campaña a favor de la eliminación de este tipo de armamento a nivel mundial.
El informe ‘Cluster Munition Monitor 2025’ refleja que durante 2024 se documentaron 314 muertos o heridos a nivel mundial a causa de las municiones de racimo, si bien destaca que es probable que la cifra real sea «mucho más alta», dado que muchas de las víctimas no son registradas oficialmente.
Así, especifica que durante el año pasado se documentaron 208 víctimas por el uso de municiones de racimo en Ucrania, con un total de 1.231 víctimas en total desde 2022. Además, indica que alrededor de 40 ataques con estas armas en este periodo no cuentan con víctimas asociadas, lo que podría indicar que la cifra es superior.
«Tanto Rusia como Ucrania usaron municiones de racimo en Ucrania en 2024», afirma el documento, que apunta que «no hay ataques verificados» por parte de Ucrania con este tipo de armamento contra territorio ruso, si bien las autoridades rusas han denunciado más de 110 víctimas civiles en el país en incidentes de este tipo, sin que haya confirmación externa.
Asimismo, ha confirmado el uso de municiones de racimo en el marco de los conflictos en Birmania y Siria, antes de destacar que «Tailandia pareció admitir el uso de municiones de racimo en el conflicto fronterizo con Camboya en julio de 2025» y que el Ejército de Israel denunció el uso de este armamento por parte de Irán en uno de los ataques registrados durante los diez días de conflicto en junio.
En el caso de Birmania, el informe apunta que existen pruebas sobre el uso de estas municiones por parte del Ejército desde 2022, con informes sobre ataques de este tipo en 2024 y la primera mitad de 2025, incluido uno perpetrado en junio contra una escuela en Paingyak, en el estado de Karen.
En Siria, recuerda que las Fuerzas Armadas usaron estas municiones «de forma extensa y reiterada» entre 2012 y 2020 y que «continuaron usándolas entre 2021 y 2024», antes de agregar que «no hay pruebas de que el gobierno de transición las haya empleado tras derrocar en diciembre de 2024 al régimen de (Bashar) Al Assad».
Por ello, ha hecho hincapié en que «no hay informaciones o acusaciones sobre un nuevo uso de municiones de racimo por parte de los Estados parte (de la Convención sobre Municiones de Racimo) desde que fuera adoptada en mayo de 2008», integrada por un total de 111 países tras la reciente retirada de Lituania, que se convirtió en el primer país en dar este paso desde su creación.
La CMC ha especificado que en la actualidad hay 17 países que siguen produciendo este armamento o se reservan el derecho hacerlo –Birmania, Brasil, China, Corea del Norte, Corea del Sur, Egipto, Estados Unidos, Grecia, India, Irán, Israel, Pakistán, Polonia, Rumanía, Rusia, Singapur y Turquía–, si bien ha recordado que «ninguno de ellos es parte de la convención».
Durante el periodo estudiado se determinó que Irán, Birmania, Corea del Norte y Corea del Sur habían continuado con su producción de este armamento, antes de indicar que municiones de racimo fabricadas en Corea del Norte han sido usadas este mismo año en Ucrania, sin que esté claro si las lanzaron las fuerzas rusas o las tropas norcoreanas desplegadas en la región rusa de Kursk en apoyo a Moscú ante la incursión lanzada por Ucrania en agosto de 2024.
Además, ha recordado que Estados Unidos anunció entre julio de 2023 y octubre de 2024 el envío de siete paquetes de estas municiones a Ucrania, mientras que Kiev «pudo haber adquirido municiones de racimo de otros países desde 2022, si bien las informaciones sobre estas transferencias fueron negadas por los países implicados».
IMPACTO SOBRE LOS CIVILES
El documento recoge además que, del total de víctimas a nivel mundial en 2024, 257 fueron causadas por ataques con municiones de racimo, mientras que 57 fueron provocadas por la explosión de restos de este tipo de armamento no activados previamente.
«Las municiones de racimo y sus restos siguen impactando de forma desproporcionada sobre los civiles. Todas las víctimas documentadas en 2024 eran civiles», ha señalado, antes de especificar que la falta de precisión sobre víctimas militares impiden su posible inclusión en la base de datos.
«Los niños hacen frente a un riesgo particularmente alto a causa de los restos de las municiones de racimo, especialmente por las submuniciones», afirma el informe, que indica que el 42 por ciento de las víctimas totales en 2024 fueron menores.
En esta línea, detalla que un total de 29 países y otras áreas están contaminadas o hay sospechas de que están contaminadas por estas municiones, incluidos diez Estados parte –Afganistán, Alemania, Chad, Chile, Irak, Laos, Líbano, Mauritania, Somalia y Sudán del Sur–, lista a la que se sumó Birmania en 2024, a pesar de no ser miembro de la Convención sobre Municiones de Racimo.
Las municiones de racimo pueden ser disparadas desde tierra con artillería, cohetes, misiles o morteros, así como desde el aire. Habitualmente explotan en el aire, dispersando submuniciones en un área amplia, lo que impide que diferencien entre objetivos civiles y militares y causando un impacto durante años si no se completan labores de limpieza de la zona afectada.
Por ello, Mark Hiznay, director asociado de crisis, conflicto y armas de Human Rights Watch (HRW) y uno de los editores del informe, ha resaltado que «los civiles de todo el mundo siguen perdiendo sus vidas y sus miembros a causa de las municiones de racimo, incluso debido a armas usadas hace décadas».
«Los miembros de la Convención sobre Municiones de Racimo deben cumplir las cláusulas del tratado y animar a otros gobiernos a detener inmediatamente el uso de las municiones de racimo», ha dicho, antes de destacar que durante los últimos años se han logrado «progresos significativos a la hora de reducir el sufrimiento» causado por estas armas.
«Los gobiernos deben actuar ahora para reforzar el estigma sobre estas armas indiscriminadas y condenar su uso continuado», ha recalcado Hiznay. Hasta la fecha, todos los países miembro de la convención han eliminado sus arsenales de municiones de racimo, destruyendo 1,49 millones de municiones y 179 millones de submuniciones.