La guerra cambia vidas, las transforma, las desgarra. La educación es una de las tantas áreas que suele quedar suspendida afectando a miles de estudiantes en todas las etapas y que deben aprender de urgencias más allá de conocimientos.
De acuerdo a lo informado por la red Eurydice formada por 43 naciones europeas que obtienen información educativa de la región y la analizan, Ucrania trabaja fuertemente en la digitalización de su educación como estrategia prioritaria para asegurar un futuro en un presente atravesado por el conflicto armado con Rusia.
En sintonía con el Plan de Educación Digital (2021-2027) europeo, lanzado tras el efecto de la pandemia de COVID-19; Ucrania se focaliza en trabajar para que la guerra no destruya el aprendizaje en su nación.
Flexibilidad y resiliencia
De acuerdo a la organización Save The Children, la guerra que se inició en 2022 tuvo como resultado- solo en 2024- el ataque a 576 instituciones educativas, incluidas escuelas, jardines de infancia y universidades interrumpiendo la educación de “unos 4 millones de niños y niñas y unos 600 mil estudiantes que se vieron forzados a aprender a distancia”.
Esta necesidad de repensar el derecho y el acceso a la educación, llevó al Gobierno ucraniano a abrazar la digitalización como una clave estratégica para no perder el rumbo de su sociedad.
El Ministerio de Educación y Ciencia de Ucrania es el principal encargado de crear y alimentar un ecosistema de educación digital para garantizar nuevos entornos de aprendizaje digital sin perder de vista la importancia del acceso tecnológico en refugios y zonas alejadas.
Conexión y contenido
El primer foco en el que empezó a trabajar el Gobierno ucraniano fue el de la expansión de la infraestructura digital. Desde el comienzo de la guerra mantener a los ciudadanos conectados fue una prioridad no solo en términos de urgencias y comunicación sino también con el foco puesto en dar continuidad a la educación.
Desde 2022 se distribuyeron- de acuerdo a lo relevado por Eurydice- más de 260 mil dispositivos digitales entre docentes y estudiantes ucranianos. Y se han establecido a nivel nacional unos 300 centros de aprendizaje a distancia con acceso a internet de alta velocidad, dispositivos electrónicos, material educativo para la capacitación; además de considerar el eje del bienestar socioemocional en el aprendizaje con soporte psicológico ante una situación tan crítica como una guerra.
El segundo eje clave de desarrollo fue la de crear contenido digital de alta calidad a partir de más de 5 mil lecciones y más de 100 cursos para un universo de 900 mil usuarios registrados, que incluye a niños refugiados fuera de Ucrania.
La escuela ucraniana en línea cuenta con contenido interactivo pensado para estudiantes y docentes además de una aplicación llamada “No puedo esperar para aprender” desarrollada para el primer ciclo de la educación primaria con conocimientos esenciales.
Gobernanza y evidencia
El tercer foco se centró en la gobernanza digital y los servicios electrónicos para poder trabajar con sistemas de gestión educativa que posean data actualizada sobre el desempeño, puntos de dolor y funcionamiento de la propuesta de digitalización.
Así desarrollaron diversos sistemas para inicial, primaria, secundaria, educación extracurricular y superior; como así también aplicaciones inclusivas que puedan acercar a la mayor cantidad de estudiantes a los conocimientos aun en las condiciones más difíciles.
Por último, Ucrania trabaja en un foco de transformación digital educativa y de la enseñanza de la ciencia con miras a 2030. Entre las estrategias de priorización se encuentran la continuidad en la entrega de dispositivos a instituciones educativas de regiones afectadas en primera línea por el conflicto armado. Además se busca modernizar las escuelas y universidades destruídas con una mirada de “construir mejor” ante el nuevo presente y futuro cercano. Esto incluye la construcción de escuelas subterráneas que permitan también la continuidad de la educación presencial.
Además se espera reducir la brecha digital al mínimo y continuar con una digitalización de conocimientos en una era donde la inteligencia artificial cala profundo en lo educativo y donde el presente de la guerra marca la brecha entre quienes pueden continuar aprendiendo y quienes se refugian ante el horror del conflicto.