JOHANNESBURGO.- En la madrugada de este domingo, una tragedia sacudió la periferia de Johannesburgo. Un grupo de hombres armados irrumpió en un bar local y asesinó a nueve personas, mientras que otras diez resultaron heridas de gravedad.
Este ataque ocurrió en el municipio de Bekkersdal, una zona con fuerte actividad en la minería de oro que se sitúa a una distancia de entre 40 y 46 kilómetros de la capital económica sudafricana.
El asalto se registró poco antes de la 1.00 AM del domingo. Según los informes de la policía local, aproximadamente doce sospechosos llegaron al sitio en dos vehículos: un minibús blanco y un sedán plateado.
Los atacantes entraron a la taberna KwaNoxolo, que se ubica en la sección Tambo de dicho municipio, y abrieron fuego contra los clientes presentes.
La violencia no terminó dentro del local. Mientras los agresores emprendieron su huida, efectuaron disparos al azar en plena calle y alcanzaron a diversos transeúntes que se encontraban en la vía pública.
El general de división y subcomisario de la policía provincial, Fred Kekana, proporcionó detalles sobre el armamento que los criminales utilizaron en la escena.
Los delincuentes emplearon pistolas de 9 milímetros y al menos un rifle de asalto AK-47.
Testigos mencionaron que algunos de los agresores ocultaron su identidad con pasamontañas.
Tras el tiroteo masivo, los delincuentes registraron a las víctimas con el fin de despojarlas de sus pertenencias.
De este modo, se apoderaron de sus objetos de valor, con un interés particular en el robo de los teléfonos celulares.
Entre los fallecidos se identificó a un conductor de una aplicación de transporte que acababa de dejar a un cliente frente al establecimiento.
La brigadier Brenda Muridili, portavoz policial, confirmó que este trabajador quedó atrapado en el fuego cruzado y perdió la vida en el lugar de los hechos.
Cabe destacar que la taberna donde sucedió la masacre funcionaba de manera informal y, según las autoridades, en ese local se realizaba la venta ilegal de alcohol.
Este evento marca el segundo tiroteo masivo que el país registra en un lapso de apenas tres semanas.
La recurrencia de estos actos violentos en bares, conocidos localmente como shebeens o tabernas, genera una alarma constante en la sociedad sudafricana.
A principios de este mismo mes, otro ataque en un local sin licencia cerca de la capital dejó un saldo de 12 muertos y 13 heridos.
La memoria colectiva también recuerda la masacre en el municipio de Soweto en el año 2022, donde 16 personas perdieron la vida en circunstancias similares, el mismo día que otras cuatro personas murieron en un ataque en otra provincia.
La región de Bekkersdal enfrenta desafíos sociales profundos que agravan la inseguridad.
Su ubicación geográfica, rodeada de pozos de minas abandonados, favorece las operaciones mineras ilícitas.
Estos factores propician un entorno donde la violencia de pandillas y la proliferación de armas de fuego ilegales son problemas crónicos para la población.
Aunque Sudáfrica posee leyes estrictas para el control de armas, la realidad estadística es alarmante.
El país cuenta con una población de entre 62 y 63 millones de habitantes y ostenta una de las tasas de homicidios más altas a nivel mundial.
En el transcurso del año 2024, se contabilizaron casi 26.000 homicidios, lo que representa un promedio superior a 70 muertes por día.
Otros datos de la policía indican que, entre los meses de abril y septiembre, la cifra se situó en aproximadamente 63 asesinatos diarios en la nación más industrializada del continente africano.
Las armas de fuego representan, con diferencia, la principal causa de muerte en estos crímenes violentos.
Ante la gravedad de los hechos, la respuesta institucional se activó de inmediato. La Agencia de Investigaciones de Crímenes Graves y Violentos de Gauteng lidera la búsqueda de los responsables.
Por su parte, el ámbito político expresó su preocupación. La Alianza Democrática, que es el segundo partido político con mayor representación en Sudáfrica, solicitó la creación de una fuerza especial.
Hasta el momento, el motivo del ataque permanece como un misterio para los investigadores que trabajan en el caso.
Agencias AP y AFP
