El temor a perder el empleo a causa de la inteligencia artificial (IA) ya no es una preocupación futura, sino una realidad palpable para millones de trabajadores. Según un informe de PwC de 2025, el 30 % de los empleados teme que la IA pueda sustituir parte de sus tareas en la próxima década. Por su parte, la consultora McKinsey advierte que en Europa y Estados Unidos millones de empleos requerirán reconversión o actualización de habilidades para adaptarse a la automatización creciente. Frente a este panorama, surge una preguntas urgente: ¿qué sucede cuando ese miedo se materializa en despidos reales y trabajos que desaparecen?
Kathryn Sullivan, de 63 años, trabajó durante 25 años en el Commonwealth Bank de Australia (CBA), donde desempeñaba funciones de cajera y atención al cliente. Nunca imaginó que su experiencia en la institución la colocaría en el centro de un experimento tecnológico que terminaría con su empleo. En los últimos meses de su carrera, Sullivan fue asignada a tareas relacionadas con la inteligencia artificial “Bumblebee AI”, un chatbot diseñado para responder a clientes del banco. Su trabajo consistía en redactar respuestas y probar el comportamiento del bot, interviniendo personalmente cada vez que este fallaba, según informa The Daily Mail.
“Entrené a un ‘chatbot’ que me quitó el trabajo”
La noticia de su despido, en julio de 2025, la tomó por sorpresa, especialmente porque no había sido informada previamente del impacto que la IA tendría en su puesto. “Quedé totalmente en estado de shock, al igual que mi compañera. Nos sentimos como si fuéramos solo un número”, relató Sullivan. “Sin querer, entrené a un chatbot que terminó quitándome el trabajo”, agregó, reflejando el sentimiento de muchos empleados ante la automatización.
El CBA, que obtuvo 10.250 millones de dólares de beneficio en el último año fiscal, reconoció más tarde que el despido de Sullivan y otros 44 empleados fue un error. Tras el recorte de plantilla, las llamadas de clientes con reclamaciones aumentaron, demostrando que la IA no podía reemplazar completamente al personal. The Daily Mail relata que el banco ofreció recontratar a los empleados afectados, pero Sullivan decidió aceptar la indemnización, argumentando que el nuevo puesto no equivalía a su antiguo rol y ofrecía poca seguridad laboral.
La IA sigue avanzando en el mercado laboral
A pesar del revuelo, el CBA ha continuado impulsando la adopción de inteligencia artificial. Recientemente, anunció una alianza con OpenAI para combatir fraudes y mejorar la experiencia del cliente, mientras que también fue criticado por trasladar alrededor de 100 puestos a India apenas semanas después de despedir a más de 300 empleados en Australia. La experiencia de Sullivan expone no solo los riesgos de la automatización, sino también las consecuencias humanas de decisiones corporativas que priorizan la eficiencia tecnológica sobre la estabilidad laboral.
De hecho, la experiencia de Kathryn Sullivan refleja una tendencia global que preocupa a economistas y sindicatos más allá del banco australiano: la inteligencia artificial está transformando el mundo laboral a gran velocidad. Según McKinsey, hasta el 30% de las horas trabajadas en Europa y Estados Unidos podrían automatizarse antes de 2030, lo que obligará a los trabajadores a adquirir nuevas habilidades o cambiar de ocupación. Ante estos cambios, expertos y representantes sindicales coinciden en la necesidad de regulación y programas de re-skilling para proteger a los empleados y garantizar que la automatización complemente, en lugar de reemplazar, al trabajo humano.