Jerson Lagos, un futbolista colombiano que emigró de su país natal en busca de nuevas oportunidades, se prepara para representar a Colombia en el próximo Mundial de Clubes de la FIFA, que se llevará a cabo en Estados Unidos.
Lagos, quien actualmente juega como extremo en el Auckland City FC, logró clasificar al torneo tras conquistar la Liga de Campeones de Oceanía con su equipo.
En la final, el jugador contribuyó con una asistencia clave, asegurando así el cupo al certamen donde enfrentarán a equipos como el Bayern Múnich, Boca Juniors y Benfica.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
El camino de Lagos hacia este logro no ha sido sencillo. En entrevista con el Diario As, el extremo, que se describe como un jugador apasionado por correr y que admira a Luis Díaz, combina su carrera profesional en el fútbol con un trabajo como barbero.
Hasta hace pocos meses, también trabajaba como mecánico de camiones, una labor que decidió abandonar debido a las exigencias físicas y de tiempo que implicaba.
Lagos explicó que la barbería le permite tener mayor flexibilidad para dedicar tiempo a su familia y prepararse para competencias como el Mundial de Clubes, que considera una oportunidad que puede cambiar su vida.
Lagos llegó al Auckland City FC a mediados de 2024, y desde entonces ha sido una pieza clave para el equipo. El futbolista colombiano contribuyó con una asistencia en la final de la Liga de Campeones de Oceanía, torneo que el club ganó, asegurando así su participación en el Mundial de Clubes. A pesar de este éxito, Lagos confesó que su vida como futbolista profesional en Nueva Zelanda está lejos de los lujos que suelen asociarse con este deporte. El colombiano debe manejar hasta dos horas para llegar a los entrenamientos y equilibrar su tiempo entre el fútbol y su trabajo en la barbería.
Lagos recordó su llegada a Nueva Zelanda como refugiado, un momento que marcó profundamente su vida. “Nosotros con mi familia llegamos a Nueva Zelanda como refugiados, ya llevamos muchos años acá. Comencé a jugar desde que tenía 9 añitos y ahí he subido poco a poco”, relató. Aunque no recuerda mucho de su vida en Colombia, ya que dejó el país a los 3 años, mencionó que extraña la comida, el ambiente y la calidez de la gente.
El futbolista también compartió cómo el fútbol fue un puente para adaptarse a un nuevo país y superar las barreras del idioma. “Cuando yo llegué era muy difícil en ese momento porque no sabíamos nada, no sabíamos el idioma, pero uno de pequeño es muy fácil hacer amigos con el fútbol, eso me ayudó mucho”, explicó.
Ahora, al hablar sobre su participación en el Mundial de Clubes, Lagos expresó su incredulidad y emoción: “Aún no me creo en qué posición estoy en este momento, saber que voy a jugar el Mundial de Clubes, a un evento internacional tan importante es una cosa que uno nunca imagina y es un sentimiento muy bonito”.
Además de su desempeño en el campo, Lagos ha encontrado en la barbería una forma de conectar con sus compañeros de equipo. Según relató, algunos de ellos se dejan cortar el pelo por él, especialmente durante concentraciones y torneos. “Tuvimos un campeonato hace poquito que lo ganamos, era el Campeonato de Oceanía, allá lo tuvimos en una isla y ahí me tocó. Ellos me llegaban al cuarto de una y les cortaba el pelo”, comentó.
El futbolista también reflexionó sobre los desafíos de equilibrar dos trabajos y una vida familiar. “Es muy duro la verdad cuando uno tiene una familia, unos hijos, el tiempo que uno tiene no es el mismo, pero es el riesgo que uno tiene que tomar y obviamente con el fútbol, con la pasión que uno tiene casi no lo piensa. Es duro para cualquier persona, no es fácil, pero como digo, es un riesgo que al final de todo va a ser algo bueno, algo que valga la pena”, afirmó.