Esta semana Huasi, un cóndor andino que había sido liberado en 2022 en el sur de la provincia de Río Negro, apareció muerto luego de ingerir un cebo envenenado.
Según las primeras informaciones, el animal ingirió el veneno cerca de la localidad de El Caín, al sur de la provincia. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó en el análisis toxicológico la presencia de carbofurán en el cóndor, un agrotóxico que está prohibido en el país desde 2018.
En ese contexto, el caso fue denunciado ante el Ministerio de Ambiente rionegrino, el Consejo Federal de Medio Ambiente, la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra el Medio Ambiente (Ufima) y el Senasa, que trabajan de manera coordinada para investigar el incidente.
Huasi había sido liberado en 2022 en Sierra Pailemán, en la costa atlántica de la provincia. Allí se desarrolla uno de los programas más importantes de reintroducción de cóndores en América Latina.
La Fundación Bioandina Argentina y el Programa Conservación Cóndor Andino subió un posteo a Instagram para dar a conocer la noticia.
Además, brindó recomendaciones para prevenir estos casos: evitar el uso de venenos en las áreas rurales y comunicarse con las autoridades si se sospechan casos similares y apoyar iniciativas locales que trabajen en la protección de la fauna silvestre.
A pesar de que está prohibido por la normativa nacional y provincial, los cebos tóxicos siguen siendo utilizados en algunas ocasiones en las zonas rurales para el control letal de predadores en los campos.
De acuerdo a lo que publicó el medio LM Neuquén, especialistas advierten que es la principal causa de muerte accidental de los cóndores andinos, un ave en peligro de extinción que es símbolo de la cultura sudamericana.
Un caso similar
El año pasado, Yastay, también liberado en 2022, murió tras bajar al suelo y comer los restos de una oveja envenenada con carbofurán, según publicó Diario Río Negro. Ocurrió en el sur de la provincia.
“El uso ilegal de cebos tóxicos, utilizados por algunos productores rurales para matar grandes carnívoros, como pumas, zorros o perros, resulta la mayor amenaza de extinción para el cóndor andino. Una práctica aberrante que pone en peligro la supervivencia de esta especie amenazada, impactando gravemente la biodiversidad, el ambiente y la salud humana”, había señalado el programa de conservación en aquel entonces.