Keila Barral Masri comenzó a sufrir ataques de epilepsia. Los médicos tardaron siete años en brindarle un diagnóstico, lo que le generó secuelas en su salud. Keila ahora convive con una epilepsia refractaria y migrañas crónicas las 24 horas.
Por más que tenía el acceso a los mejores centros médicos, el principal inconveniente fue la falta de que sus datos conversaran entre sí. “Nadie sabía ni entendía qué estaba pensando en su conjunto, era como ver pedacitos de una foto, pero no una foto completa”, cuenta sobre su travesía médica.
La primera reacción fue enojo y frustración. Se sentía víctima de un sistema en el que el 30% de la población de Latinoamérica demora entre 5 y 10 años en obtener un diagnóstico.
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Sin embargo, esa odisea fue la fuente inspiración para crear Cromodata, el primer hub de datos clínicos de América Latina que busca centralizar la historia de cada paciente para mejorar su experiencia.
El año pasado, Barral junto con sus socios Matías Carson y Juan Pablo Brea comenzaron a desarrollar esta plataforma, creada para reducir el sesgo en los modelos de Inteligencia Artificial (IA) en salud. La startup conecta centros médicos de la región con farmacéuticas y empresas de tecnología, facilitando el acceso ético y seguro a datos anonimizados, promoviendo así el uso de datos clínicos latinoamericanos en la búsqueda de curas para enfermedades crónicas. “Este proyecto es un motor muy grande para transformar algo que realmente marcó mi vida en algo que creo, puede transformar la vida de un montón de personas más”, detalla Barral Masri, quien atraviesa su patología con un compañero incondicional Harry, su perro, quien también es su mascota de alerta médica.
Ella, al sufrir de un tipo de epilepsia refractaria que no se controla con medicación, requiere de la compañía de Harry quien por un cambio en su olor, emitido por una feromona antes de la convulsión, la asiste avisándole que está a punto de sufrir un ataque. Eso le da tiempo a Keila de avisarle a los que están cerca y recostarse en el piso. Además, Harry se posiciona sobre ella para que no tenga movimientos bruscos, evitando que se lastime cuando está sola.
Su relación con Harry comenzó hace tres años, cuando la familia lo abandonó. Keila, a su vez, venía de un duelo muy fuerte por la pérdida de su anterior perro de compañía y no sabía si estaba aún dispuesta a generar un nuevo vínculo tan rápido.
Finalmente, por medio de una conocida se enteró de la situación y decidió adoptarlo. “Él es una parte mía, estamos 24 horas juntos y es mi familia y mi mejor amigo, pero por muy lejos”, confiesa la empresaria, quien ahora se encuentra en los Estados Unidos .
Es que la idea de su proyecto fue seleccionada para participar del programa de escalamiento intensivo de la universidad estadounidense Draper, en el corazón de Silicon Valley, California, la meca de la tecnología a nivel global y cuna de empresas como Google, Netflix y Apple. Allí durante seis semanas, Keila tendrá la oportunidad de escalar su startup, conectarse con inversores internacionales y representar al talento argentino en el sector tecnológico internacional, luego de destacarse como ganadora en distintos Demo Days organizados por Draper Startup House. “Ir becada a Silicon Valley es algo que soñaba, pero que me parecía imposible, es como viajar a Disney para mí”, cuenta Barral Masri. Y añade: “Allá, dentro del programa, voy a tener la posibilidad de hablar con un referente como Elon Musk y eso es increíble”.
Por otro lado, visitará universidades referentes con centros de investigación en medicina. “Soñamos alianzas con estas entidades para poder expandirnos, ya que creemos que van a ser de un gran impulso para nosotros”, explica la CEO de 34 años quien agrega que los datos de salud de una persona pasan por muchas manos en el camino, y necesitamos generar esa confianza con todos los agentes del sistema. Juntos podemos colocar los datos de Latinoamérica en los lugares donde la ciencia los necesita y que los pacientes nos veamos representados en todas esas nuevas innovaciones”, profundiza la emprendedora.
La conexión con su perro
Tan fuerte e inseparable es la relación que viajarán juntos a Estados Unidos y Harry se convertirá así en el primer perro de la historia en formar parte del campus de Draper University.
Una nueva experiencia que no se aleja tanto de la que ya viven ambos desde agosto de 2024 en el Parque de la Innovación de la Ciudad, donde Keila y su equipo trabajan en este ecosistema emprendedor impulsado por el Gobierno porteño. Actualmente, forman parte del +54Lab, el coworking científico-tecnológico del Parque, donde desarrollan su investigación aplicada con alto potencial de impacto.
“Este es el centro neurálgico donde hoy están sucediendo las mejores cosas en innovación y ciencia dentro de la ciudad”, resalta Barral Masri sobre la situación del espacio, el cual comparten con otras startups científico- tecnológicas con las que interactúan constantemente. “Este lugar es clave para hacer crecer cada uno de nuestros emprendimientos y en especial a nosotros, Nos ha ayudado a hacer el networking y nos ha demostrado un respaldo dentro de una industria que es muy compleja para el emprendedor”, agrega la emprendedora serial que, en el pasado, llegó a tener un emprendimiento en el que alquilaba PlayStation3 para eventos y particulares cuando el acceso a la famosa consola de videojuegos no era tan accesible, entiende el apoyo y la confianza también como un desafío y mucho más en un rubro como el de la salud y el manejo de datos tan sensibles que esta área maneja.