Un estudio analizó el vínculo entre el dolor crónico y la artrosis: el impacto en la vida cotidiana

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La artrosis afecta a más del 30 por ciento de quienes sufren dolor crónico, una condición que limita la movilidad y altera la calidad de vida. (Freepik)

Según MedlinePlus, el portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el dolor es una señal del sistema nervioso que advierte sobre posibles problemas en el organismo.

Tal como ha divulgado la misma institución, el dolor crónico se mantiene por más de tres meses o persiste más allá del tiempo habitual de recuperación. Puede presentarse casi a diario o todos los días y prolongarse durante semanas, meses o años, afectando diversos aspectos de la vida, como el ánimo y las relaciones personales, según la misma institución.

En ese sentido, de acuerdo con un estudio publicado por la Fundación Grünenthal junto al Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz y la Fundación Internacional de Artrosis (OAFI), el 33% de los pacientes que sufren dolor crónico también padece artrosis.

El trabajo se tituló Barómetro del dolor crónico asociado a la artrosis. Análisis de situación de su impacto en España.

Entre los 55 y los 75 años más de la mitad de la población presenta signos de artrosis, con mayor impacto en mujeres que en hombres
(Freepik)

Según Mayo Clinic, la artrosis es una enfermedad degenerativa que empeora con el tiempo y que a menudo produce dolor crónico. El dolor y la rigidez en las articulaciones pueden llegar a ser lo suficientemente intensos como para dificultar las tareas diarias.

Un problema que crece con la edad

El informe muestra que la prevalencia de la artrosis es mayor en mujeres (35,6%) que en hombres (29,4%), lo que confirma una tendencia observada en estudios previos. La enfermedad se manifiesta con mayor frecuencia entre los 55 y los 75 años, rango en el que el 53,5% de la población presenta síntomas, y continúa aumentando hasta alcanzar el 44,3% en personas de entre 76 y 85 años. Este patrón se repite a nivel global y se vincula con cambios hormonales, factores genéticos y una mayor esperanza de vida en la población femenina.

En Argentina, se estima que 3,6 millones de personas viven con artrosis en distintas partes del cuerpo. Los casos más frecuentes son los que afectan las rodillas, las caderas, las manos, los pies y la zona lumbar o cervical.

En esta última localización, los pacientes pueden experimentar dolor, rigidez e incluso mareos o sensación de “hormigueo” en las manos debido a la compresión nerviosa. Aunque el dolor es el síntoma más característico, también se observan hinchazón, pérdida de movilidad y una creciente dificultad para realizar tareas simples como caminar, vestirse o levantarse de una silla.

El dolor articular es el síntoma principal de la artrosis, puede manifestarse en reposo y afectar el descanso y la salud emocional (Freepik)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la artrosis como una enfermedad articular que cursa con inflamación crónica de baja intensidad y afecta estructuras esenciales como el cartílago, el hueso subcondral y la cápsula sinovial. Estas alteraciones provocan no solo dolor y rigidez, sino también un deterioro progresivo de la calidad de vida. En las etapas avanzadas, el dolor puede manifestarse incluso en reposo o durante el sueño, lo que lleva a un deterioro funcional y emocional severo.

El Barómetro del Dolor detalla que el impacto de la artrosis no se limita al bienestar físico. El 67,7% de los pacientes con dolor crónico asociado a esta patología sufre trastornos del sueño, lo que agrava el agotamiento y afecta la salud mental. La duración media del dolor, que se mantiene durante 8,6 años, transforma la rutina de las personas en una constante búsqueda de alivio.

El costo humano y económico del dolor articular

Más allá del sufrimiento individual, la artrosis representa un desafío sanitario y económico de enorme magnitud. El informe estima que el coste directo asociado a esta enfermedad supera los 5.800 millones de euros anuales, lo que equivale al 0,4% del Producto Interno Bruto de España.

Las actividades diarias más afectadas incluyen levantarse de la cama o de una silla (71,6%), sentarse (56,2%), vestirse o desvestirse (54,6%) y acostarse (53,7%). Estos datos evidencian cómo la artrosis compromete la autonomía personal y modifica la vida cotidiana de millones de personas.

En términos regionales, Castilla-La Mancha encabeza la lista con la mayor prevalencia de pacientes que conviven con dolor crónico y artrosis (41%), seguida por Murcia (40,9%) y La Rioja (37,7%). Este tipo de información permite identificar zonas donde es necesario reforzar la atención médica y los programas de prevención.

Mantener un peso saludable y realizar actividad física regular son claves para prevenir el avance de la artrosis y mejorar la movilidad
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El estudio también revela cómo los pacientes interactúan con el sistema sanitario. El 42,8% de las personas con dolor crónico y artrosis acudió al sistema de salud durante el último mes.

Entre las especialidades hospitalarias, traumatología es la más visitada (57,4%), seguida de fisioterapia (37,2%), rehabilitación (34,9%), reumatología (34,5%) y medicina interna (34,1%). En un nivel más específico, un 29,1% acudió a unidades del dolor y un 22,9% a servicios de neurología.

La combinación de múltiples consultas y tratamientos genera una carga sanitaria creciente. No solo se requieren especialistas médicos, sino también equipos multidisciplinarios que aborden el impacto físico, emocional y social del dolor crónico. La OMS advierte que la artrosis no debe considerarse una consecuencia inevitable del envejecimiento, sino una enfermedad que puede prevenirse y tratarse si se diagnostica a tiempo.

La artrosis afecta la calidad del sueño, entre otros factores, según los expertos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dolor, movilidad y esperanza: los nuevos enfoques médicos

El dolor articular vinculado a la artrosis se clasifica en distintos grados de intensidad: el 60,7% de los pacientes lo describe como “intenso”, un 29,2% lo califica de “moderado” y un 6 por ciento lo considera “insoportable”. Estas cifras subrayan que no se trata solo de una molestia pasajera, sino de un dolor que condiciona cada aspecto de la vida diaria. Su persistencia lo convierte en uno de los motivos más frecuentes de consulta médica en el mundo.

El informe también señala que la osteoporosis es la comorbilidad más común entre los pacientes con dolor crónico por artrosis, presente en el 99,3% de los casos. Le siguen la lumbalgia (68,2%), el dolor cervical (56,2%), las contracturas musculares (54,4%) y el dolor de hombros (39,5%). En menor medida se observan artritis reumatoide (34,8%), ciática (34,2%) y migrañas u otros dolores de cabeza crónicos (28,2%). Además, uno de cada cuatro pacientes desconoce la causa exacta de su enfermedad, lo que complica el diagnóstico y retrasa el tratamiento adecuado.

Aunque el panorama pueda parecer desalentador, los avances en la investigación y la medicina regenerativa abren nuevas perspectivas, destacan expertos de Mayo Clinic. Los tratamientos actuales buscan no solo aliviar el dolor, sino también frenar el progreso del daño articular y mejorar la calidad de vida. Entre las estrategias más recientes se encuentran la fisioterapia personalizada, las terapias con células madre y el uso de biomarcadores para detectar la enfermedad en etapas tempranas.

La artrosis no distingue fronteras. Es la afección articular más frecuente en el mundo, y su carga sanitaria continuará creciendo con el envejecimiento de la población global. Sin embargo, los expertos coinciden en que mantener un peso saludable, realizar actividad física regular y evitar el sedentarismo son factores clave para prevenirla o retrasar su aparición. El ejercicio moderado fortalece los músculos que sostienen las articulaciones y mejora la movilidad, mientras que una alimentación equilibrada contribuye a reducir la inflamación y proteger el cartílago.

En palabras de los especialistas, “el dolor articular es uno de los síntomas principales de la artrosis”, y su abordaje temprano es fundamental para evitar que la enfermedad avance. Identificar los primeros signos, consultar al médico y seguir un plan de tratamiento integral puede marcar la diferencia entre una vida limitada por el dolor y una con mayor autonomía.

En definitiva, la artrosis no solo representa un desafío médico, sino también un problema social y económico que requiere atención sostenida. La combinación de envejecimiento poblacional, sedentarismo y falta de prevención configura un escenario en el que el dolor articular se vuelve una constante. Sin embargo, comprender su alcance y sus causas permite dar un paso adelante hacia estrategias más efectivas para aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de millones de personas.

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