Investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) han descubierto que el déficit de litio supone una de las causas de la enfermedad de Alzheimer al acelerar el deterioro de la memoria. Por primera vez se ha demostrado que este metal se produce de forma natural en el cerebro con el objetivo de protegerlo de la neurodegeneración al mantener la función normal de las neuronas principales.
Según publican en la revista Nature, el tratamiento con litio abre una esperanzadora puerta para más de 400 millones de personas que sufren la enfermedad en todo el mundo. El Alzheimer es el tipo de demencia más común y actualmente no tiene cura. En España, unas 800.000 pacientes conviven con esta condición, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La acumulación de la proteína beta amiloide, la pérdida de la proteína protectora REST y los ovillos neurofibrilares de la proteína tau encarnan las anomalías cerebrales propias del Alzheimer. Sin embargo, aún faltaba una pieza del puzzle para terminar de comprender la aparición de la demencia. Este descubrimiento de Harvard introduce al litio en la cuestión.
A lo largo de 10 años, los científicos analizaron alrededor de 30 metales diferentes en el cerebro y la sangre de personas sin deterioro cognitivo en distintas etapas de la demencia. Descubrieron que el litio fue el único metal cuyos niveles fueron notablemente diferentes entre los grupos y que se alteró en las primeras etapas de la pérdida de memoria.
La investigación observó que los niveles de este metal eran elevados en las personas cognitivamente sanas, mientras que en aquellas que sufrían Alzheimer avanzado eran muy reducidos. En un experimento con ratones se comprobó que la falta de litio no solo se relaciona con la enfermedad, sino que contribuye a su desarrollo.
En modelos murinos con Alzheimer, la falta de litio aceleró drásticamente la formación de placas de beta-amiloide y estructuras similares a ovillos neurofibrilares. La falta de litio también activó la microglía, una célula inflamatoria cerebral, lo que redujo su capacidad para degradar el amiloide; provocó la pérdida de sinapsis, axones y mielina, que protege a las neuronas; y aceleró el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, todos ellos característicos de la enfermedad de Alzheimer.
Tratamiento con litio para el Alzheimer
A partir de estos resultados, los expertos decidieron comprobar los efectos que tenía administrar un tratamiento con litio, en concreto, orotato de litio, en el deterioro de la memoria de los ratones. Esto revirtió el daño relacionado con la enfermedad y restauró la función de la memoria, incluso en ratones mayores con enfermedad avanzada. Otro hallazgo destacó que mantener niveles estables de litio en las primeras etapas de la vida previno la aparición del Alzheimer, confirmando así que este compuesto impulsa el proceso patológico.
Los investigadores han afirmado que, si se replica en estudios posteriores, la detección del litio mediante análisis de sangre de rutina podría algún día ofrecer una forma de identificar a individuos en riesgo de padecer Alzheimer que se beneficiarían con un tratamiento para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad.
Ya que no se ha demostrado aún la seguridad ni eficacia del tratamiento con litio contra la neurodegeneración en humanos, los autores del estudio han advertido a la población para que no empiecen a consumir este tipo de compuestos por sí mismos.
El investigador del Barcelonabeta Brain Research Center y del Servicio de Neurología del Hospital del Mar (Barcelona) Marc Suárez Calvet ha subrayado en declaraciones a SMC España que los resultados de este estudio son “prometedores”, pero que se debe actuar “con cautela” porque aún son necesarios ensayos clínicos en pacientes para confirmar la eficacia y seguridad del litio antes de iniciar su uso terapéutico.
“Hay que confirmar que en el ser humano sucede lo mismo que se ha visto en modelos animales que, recordemos, son imperfectos, porque esos animales no desarrollan la misma enfermedad que el ser humano y, si se confirma, hay que establecer qué dosis son necesarias y seguras para tener un efecto, así como determinar si pueden darse efectos secundarios importantes. El uso de este metal en el tratamiento de una condición neurológica, sin embargo, permite albergar esperanza de que esta última parte será relativamente rápida”, ha concluido el investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de València del CSIC Jordi Pérez-Tur.
*Con información de Europa Press