Los riñones, órganos situados a ambos lados de la columna y con un tamaño similar al de un puño, son reconocidos por su función principal: filtrar la sangre y eliminar desechos a través de la orina. Sin embargo, su papel no se limita a la depuración.
También intervienen en la producción de hormonas y en la regulación de minerales esenciales como sodio, calcio y potasio, factores indispensables para el equilibrio del organismo.
El doctor Emilio Sánchez, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), explicó a Europa Press que además de eliminar toxinas, los riñones controlan el “medio interno”, ya que garantizan que los niveles de cada componente en la sangre se mantengan en parámetros adecuados.
“Es un órgano endocrino de primer orden y son tres las hormonas que produce: eritropoyetina (más conocida como EPO, es una hormona que estimula a la médula ósea para que produzca glóbulos rojos), vitamina D activa, y la renina (fundamental para el control de la tensión arterial)”, señaló.
Consecuencias de la insuficiencia renal en la producción hormonal
El especialista recordó que cuando los riñones pierden funcionalidad no solo se reduce la capacidad de depuración, también disminuye la síntesis de hormonas vitales como la EPO. Esta hormona resulta clave para la formación de glóbulos rojos, por lo que su déficit puede desembocar en anemia.
“Por eso, ante la falta de EPO aparece la anemia, una circunstancia que se asocia a enfermedad renal y, en ocasiones, es necesario aportarla de manera exógena para que pacientes con enfermedad renal crónica no sufran anemia”, apuntó Sánchez.
El nefrólogo detalló además que la vitamina D que ingresa al organismo mediante la dieta o la exposición solar necesita ser transformada para ser activa. Tras una primera modificación en el hígado, la segunda ocurre en los riñones, donde se convierte en calcitriol, la forma funcional que regula el calcio y el fósforo.
“Si hay enfermedad renal no habrá vitamina D activa, fundamental para muchos procesos en el organismo, que van desde la salud ósea (favorece formación de hueso) y hace que el calcio se deposite en los huesos y no en otras zonas; además de presentar efectos antiinflamatorios, inmunomoduladores, necesarios para buen funcionamiento de los procesos orgánicos”, explicó el presidente de la SEN.
La falta de vitamina D activa puede provocar debilitamiento óseo y un inadecuado depósito de calcio en arterias o válvulas cardíacas, lo que genera calcificaciones que alteran la salud vascular.
Una pandemia silenciosa que afecta al 15% en países occidentales
El doctor Sánchez advirtió que la enfermedad renal crónica es considerada una pandemia silenciosa. Actualmente, el 15% de la población en países occidentales la padece, aunque en muchos casos los síntomas aparecen solo en fases avanzadas.
“En cuanto a la parte endocrina, lo único que se pueda notar es el cansancio o la fatiga por la presencia de anemia, como un signo o síntoma en fases avanzadas. A su vez, el déficit de vitamina D no da síntomas, sino que es un hallazgo a evaluar mediante la determinación de análisis de sangre”, comentó.
El avance de la nefrología permitió desarrollar tratamientos que compensan la falta de hormonas en pacientes con daño renal. En el caso de la EPO, se administra por vía subcutánea o intravenosa, especialmente en personas sometidas a hemodiálisis. En cuanto a la vitamina D, las opciones incluyen suplementos nutricionales en formas inactivas que requieren activación, o preparados ya activos que pueden darse por vía oral o intravenosa.
“En el caso de la vitamina D sostiene que se pueden aportar suplementos nutricionales, formas inactivas que se activan primero en el hígado y luego en el riñón, o ya activados para que puedan cumplir con sus funciones de forma directa. Se puede también suplementar intravenosa o por vía oral”, precisó.
Recomendaciones para mantener la salud renal
El presidente de la SEN enfatizó que la prevención es esencial. Entre las medidas más efectivas se encuentran evitar el sobrepeso y el tabaquismo, controlar adecuadamente la diabetes y la hipertensión arterial, mantener una dieta equilibrada con frutas y verduras, y realizar actividad física de manera regular.
También advirtió sobre el uso frecuente de antiinflamatorios no esteroideos (AINES). “Muy empleados por la sociedad para controlar el dolor, que en muchos casos convendría sustituir por analgésicos, y siempre ser empleados bajo prescripción médica”, indicó.
Sánchez reiteró que cuidar de los riñones en la vida diaria es una de las mejores formas de prevenir enfermedades que, en sus etapas iniciales, pueden pasar desapercibidas, pero que con el tiempo tienen repercusiones graves sobre la salud del organismo.
*Por María Camila Salas Valencia