Joaquín, un niño de 13 años, se ha convertido en protagonista de una historia que refleja la pasión y el compromiso que une a las familias argentinas en torno al deporte. Tras el bicampeonato logrado por Boca en la Liga Nacional de Básquet al vencer a Instituto, Joaquín decidió cumplir una promesa muy especial: recorrer a pie la distancia entre su localidad, Villa Ballester, y la mítica Bombonerita, el estadio donde juega Boca Juniors, sin dejar de picar una pelota de básquet durante todo el trayecto. La particularidad de su desafío y el esfuerzo realizado junto a su padre Matías y su tío hizo que su historia rápidamente se volviera viral en las redes sociales, convirtiéndose en símbolo de la devoción y las tradiciones transmitidas de generación en generación.
La génesis de esta promesa se remonta a principios de año, cuando, siguiendo la costumbre familiar, Joaquín y su padre se comprometieron a realizar la caminata si Boca lograba coronarse campeón. El vínculo con el club viene desde la cuna y en su casa siempre fue una cuestión fundamental: no importan las circunstancias ni el lugar de nacimiento, “ser bostero es parte esencial de la identidad familiar”. El básquet, en particular, cobró un significado especial, ya que Joaquín es el primero de la familia en practicarlo y ha contagiado esa emoción a su entorno. “El básquet de Boca hoy me genera más emoción que el fútbol”, confesó Joaquín en la publicación de X donde se realizó el posteo, quien empezó a interesarse en este deporte gracias a la indumentaria y terminó formando parte del club San Andrés.
La tradición de caminar hasta la Bombonera tiene raíces profundas en la familia. Matías recuerda que el ritual comenzó en los años 70, y él mismo lo retomó en la época dorada de Boca cuando estaba Carlos Bianchi como entrenador. La idea de unir el resultado deportivo con una acción significativa fue mutando hasta que, en la última temporada, Joaquín propuso agregarle una dificultad: no solo caminar, sino hacerlo picando constantemente una pelota de básquet.
El trayecto desde Villa Ballester hasta la Bombonerita es de casi 23 kilómetros y si bien en Google Maps figuran 5 horas y 30 minutos de trayecto, la familia lo recorrió en ocho horas, haciendo varias paradas para comer, tomar café y saludar amigos. En el trayecto, la pelota la tuvo siempre Joaquín. El agotamiento fue notorio, pero el objetivo, un acto de amor y fervor deportivo, se cumplió con creces.
“El objetivo logrado fue genial, pero el camino con este equipo fue aún mejor” escribió Matías en su cuenta de X (@Matimurias3).
Además de esta caminata, Joaquín y su familia ya cumplieron otra promesa: asistir a un campus con Martín ‘Loku’ Cuello, quien obsequió al joven hincha el short con el que jugó la final. El próximo sueño es fabricar una bandera para llevar a la cancha en cada partido, consolidando así un ciclo de desafíos que fortalece el sentido de pertenencia y la motivación en el entorno familiar.
La historia de Joaquín trascendió las redes sociales y llegó hasta los protagonistas del deporte, como el entrenador Gonzalo Pérez, que le envió saludos al joven basquetbolista. Esta repercusión ha servido también para difundir el básquet de Boca, uniendo a hinchas de distintas generaciones bajo la consigna de acompañar al equipo, vivir la experiencia en la Bombonerita y celebrar la pasión deportiva en familia.