La imagen de la reina Isabel II como símbolo de neutralidad política fue una constante en la vida pública británica. Sin embargo, nuevas revelaciones recogidas en el libro Power and the Palace del periodista Valentine Low y reseñadas por The Times arrojaron luz sobre la postura privada de la monarca respecto al Brexit.
Según testimonios de altos funcionarios y políticos, Isabel II habría manifestado en círculos reservados su preferencia por que el Reino Unido permaneciera en la Unión Europea, en contraste con la percepción pública que la vinculaba con el apoyo a la salida del bloque.
El libro de Low, basado en entrevistas con asesores del Palacio de Buckingham, ministros y servidores públicos, detalla que la reina, aunque reservada en sus opiniones, no era ajena a expresar sus puntos de vista en confianza.
George Osborne, exministro de Hacienda, relató en The Times su asombro ante la franqueza de Isabel II en conversaciones privadas, señalando que la monarca no dudaba en compartir sus impresiones sobre asuntos nacionales y sobre miembros de su propia familia. Esta disposición a opinar, aunque limitada a círculos discretos, se mantuvo lejos del escrutinio público durante décadas.
Controversias públicas y filtraciones sobre el Brexit
La polémica sobre la supuesta inclinación de la reina hacia el Brexit se intensificó en 2016, cuando el diario The Sun publicó en portada que Isabel II respaldaba la salida de la Unión Europea. El artículo afirmaba que, durante un almuerzo en Windsor en 2011, la monarca habría dicho al entonces viceprimer ministro Nick Clegg que la UE iba en la dirección equivocada, citando la frase: “No entiendo Europa”.
Clegg negó posteriormente la veracidad de esa declaración y acusó a Michael Gove de filtrar la información. Aunque el Palacio de Buckingham presentó una queja formal ante la Organización Independiente de Normas de Prensa (IPSO), evitó emitir una negación categórica.
Según The Times, la razón era clara: desmentir oficialmente el apoyo al Brexit habría implicado reconocer una postura favorable a la permanencia, algo que la Corona, por tradición y mandato constitucional, no puede hacer público.
Opiniones privadas y consideraciones estratégicas
Años después de aquella controversia, el libro de Low aporta nuevos elementos sobre el pensamiento real. Un alto cargo del gobierno británico, que conversó con Isabel II en la primavera de 2016, tres meses antes del referéndum, recordó que la reina expresó: “No deberíamos salir de la UE”. En ese mismo encuentro, la monarca añadió: “Es mejor quedarse con el diablo que conoces”.
Aquellas afirmaciones, difundidas por The Times, coinciden con la percepción de un colaborador del Palacio, quien describió que, aunque Isabel II encontraba irritantes ciertos aspectos burocráticos de Bruselas, consideraba a la Unión Europea como parte fundamental del acuerdo de posguerra y un símbolo de cooperación tras los conflictos mundiales.
Postura de David Cameron y rol institucional de la monarquía
David Cameron, primer ministro durante el referéndum, también aportó su visión sobre la cautela de la reina al abordar temas políticos. Según Cameron, Isabel II evitaba manifestar opiniones partidistas, pero dejaba entrever que valoraba la cooperación europea como algo necesario e importante, aunque reconocía que las instituciones de la UE podían resultar exasperantes.
Cuando la información sobre la preferencia de la reina llegó a conocimiento de Cameron, este optó por no utilizarla en la campaña a favor de la permanencia, a diferencia del bando favorable al Brexit, que no mostró reparos en explotar cualquier ventaja mediática.
La neutralidad política de la monarquía británica es un principio central del sistema constitucional. Isabel II, como jefa de Estado, no tenía derecho a voto y su papel exigía mantenerse al margen de las disputas partidistas.
Sin embargo, el libro de Valentine Low y los testimonios recogidos por The Times sugieren que, en privado, la reina veía la pertenencia a la Unión Europea como un elemento clave de la estabilidad y la cooperación internacional, en línea con el espíritu de reconciliación posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Control de la información ante la influencia mediática
El manejo de la información sobre las opiniones de la reina fue objeto de cuidadosa deliberación dentro del gobierno. Cameron, informado de la postura privada de Isabel II, decidió no hacerla pública ni emplearla como argumento en la campaña del referéndum, respetando así la tradición de neutralidad de la Corona.
Aquella decisión contrastó completamente con la estrategia del sector favorable al desarrollo del Brexit, que sí recurrió a filtraciones y titulares para influir en la opinión pública, cuando se generaron versiones previamente.
Otros episodios de influencia discreta
Más allá del Brexit, el libro Power and the Palace explora otros episodios que ilustran la relación de la reina con la política y el gobierno. Entre ellos, se destacan las negociaciones sobre la financiación de la monarquía, la influencia de Isabel II en líderes internacionales y su papel en la redacción de discursos oficiales.
También se evidencia la gestión de situaciones delicadas con miembros de la familia real y altos funcionarios. Estos relatos, recogidos por The Times, mostraron a una monarca atenta a los detalles y consciente de la importancia de mantener la institución por encima de las disputas políticas.
A la luz de estas revelaciones, la imagen de Isabel II como figura estrictamente neutral adquiere nuevos matices. Si bien la monarca nunca expresó públicamente su preferencia sobre el Brexit, los diversos testimonios y el análisis de Valentine Low permiten concluir que, de haber tenido la posibilidad de votar, su elección habría sido permanecer en la Unión Europea.