Un pastel para dos (Keyke mahboobe manaka, Irán/2024). Dirección y guión: Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha. Fotografía: Mohamad Hadadi. Edición: Ata Mehrad y Behtash Sanaeeha. Elenco: Lili Farhadpour, Esmaeel Mehrabi y Mohammad Heidari. Duración: 97 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.
Cuando asumió la presidencia en 2005, Mahmoud Ahmadinejad puso en marcha una “policía de la moral”. Conocida oficialmente como Gasht-e Ershad, se trata de una unidad especial sucesora de los Comités de la Revolución Islámica cuya misión principal es imponer un código de conducta y vestimenta en espacios públicos: uso del hiyab para las mujeres y normas de vestimenta “modesta” para todos. Tiene patrullas uniformadas y de incógnito, puede detener personas, multarlas y arrestarlas, y desde 2019 gestiona centros de reeducación donde los infractores deben firmar un compromiso de corrección antes de ser liberados.
Desde su propia creación hubo en el país y el exterior protestas contra esta medida represiva, pero la muerte de la joven Mahsa Amini tras ser detenida por esta fuerza estatal intensificó ese malestar. Es en ese marco que Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha empezaron a rodar Un pastel para dos, estrenada en el Festival de Berlín del año pasado después de varias polémicas.
En septiembre de 2023, cuando viajaban a París para trabajar en la posproducción del largometraje, las fuerzas de seguridad iraníes confiscaron los pasaportes de los dos directores. Se los acusó de inmediato de “propaganda contra el régimen” y de “promover la prostitución”. Desde entonces no pueden salir del país y han pasado por un proceso judicial en un tribunal revolucionario.
Todo este contexto sirve para entender mejor esta película que, al margen de todos estos avatares y de la valentía implícita de sus realizadores, provoca empatía con una historia sencilla, narrada con sensibilidad e inteligencia.
Mahin es una viuda que vive sola en Teherán desde la muerte de su esposo, ocurrida mucho tiempo atrás. Tiene una hija que se ha ido del país y sus contactos sociales se limitan a las reuniones con un grupo de amigas también septuagenarias. Pero un día decide buscar una nueva oportunidad en el amor y de pronto encuentra a Faramarz, un exsoldado que ahora trabaja de taxista, tiene su misma edad y un espíritu tan independiente como el de ella.
Lili Farhadpour y Esmaeel Mehrabi se lucen en la composición de estos dos personajes entrañables, que viven una jornada inolvidable antes de un desenlace dramático e inesperado. Todo lo que ocurre antes de ese corolario interpela por una ternura desprovista de subrayados o cursilerías.
Igual que en El perdón (2020), la película anterior de la dupla Moghadam/Sanaeha, estrenada en la Argentina directamente en la plataforma MUBI y también lanzada internacionalmente en el Festival de Berlín, Un pastel para dos es una abierta denuncia del clima de represión que ha impuesto el régimen teocrático iraní desde la revolución de 1979.
Esa atmósfera opresiva, aún cuando esta vez no esté necesariamente en primer plano todo el tiempo, como sí ocurría en aquel film centrado en la injusticia de una pena de muerte decretada para un inocente, penetra en la vida cotidiana de los iraníes, como queda claro en la historia de Mahid, recluida durante mucho tiempo en un duelo que parecía interminable del que logra escapar gracias a su encomiable determinación para alcanzar un deseo que, cuando aflora, explota como un manantial refrescante.
Lo más usual en un argumento de este tipo sería un final edulcorado. Pero la película lo evita con una maniobra sagaz que mantiene en pie la valorización de la rebelión de sus protagonistas pero también agrega un matiz melancólico, en sintonía con la tonalidad grisácea de un país donde las creencias religiosas de algunos se han transformado en una prisión para todos.