A lo largo de calles estrechas, cerros empinados o avenidas principales de Lima Metropolitana, emergen estructuras que parecen desafiar no solo las leyes de la ingeniería, sino también el sentido común. Un edificio de siete pisos y apenas un metro de ancho se impone en medio de Independencia, mientras en Ancón un “puente” de concreto une dos edificaciones privadas, flotando peligrosamente sobre la vía pública.
Ambos casos son ejemplos recientes de un problema que crece en silencio: el caos urbano en la capital del Perú, según expuso Cuarto Poder.
El reciente sismo de 6.1 grados en la escala de Richter, con epicentro en el Callao, dejó al descubierto el alto nivel de vulnerabilidad estructural de Lima. En la cuadra 40 de la avenida Gerardo Unger, una estructura de concreto mal fijada se desprendió desde lo alto y cayó sobre autos estacionados.
“Si hay un sismo mucho más fuerte del que tuvimos el día domingo, esta parte de adelante se viene hacia la avenida”, advirtió un vecino del lugar al dominical.
A pocos metros del lugar del incidente, se levanta un edificio angosto que parece una caricatura arquitectónica. Tiene siete pisos y un ancho aproximado de un metro. Según un ingeniero consultado en el informe televisivo, la construcción no cumple con ningún criterio estructural. “Eso de ahí se está balanceando solamente en un solo eje”, explicó. La falta de separación con la vivienda contigua, columnas extremadamente delgadas y la altura excesiva convierten a esta edificación en un riesgo evidente.
Improvisación peligrosa
Las deficiencias no se limitan al diseño exterior. Se observaron muros de pandereta sin amarres estructurales, ladrillos colocados sobre el techo sin ningún tipo de soporte y columnas de apenas 15 centímetros de grosor. “Esos ladrillos prácticamente están sueltos”, señaló el ingeniero, quien detalló que fueron colocados luego del techo, sin formar parte de la estructura principal.
En la avenida Carlos Izaguirre, en el mismo distrito, otro edificio de nueve pisos fue evaluado por especialistas. Las columnas observadas eran de tamaño insuficiente para soportar semejante carga, y solo contaban con seis barras de acero internas. “Estamos muy mal”, fue el juicio técnico sobre este tipo de edificación.
El caso del puente en el aire
En Ancón, distrito al norte de Lima, dos edificios fueron unidos por una estructura de concreto suspendida en el aire, sobre el espacio público. El puente peatonal sin autorización, hecho con materiales corroídos y evidentes fallas constructivas, representa un peligro inminente. Vecinos denunciaron que caminan bajo él diariamente, temiendo su colapso. “Tiembla horrible, es un peligro que se puede venir abajo”, relató una residente.
El ingeniero a cargo de la inspección fue enfático: “Cada edificación tiene diferente forma de vibrar. Este puente, al estar unido a dos estructuras distintas, se va a romper”. En una de sus vigas ya se observa una deformación por el intento de alinearse con el nivel de los edificios que conecta.
Viviendas al borde del acantilado
El peligro no termina ahí. En la Costa Verde, a la altura del distrito de Magdalena, se identificaron construcciones cuyas bases se han visto comprometidas por el salitre y la erosión del terreno.
Parte del suelo en el que se levantan edificios de hasta 12 pisos se ha deslizado, dejando bloques de concreto colgando sobre el vacío. “Ese suelo poco a poco puede ir cediendo”, señaló el experto, tras indicar que la única solución viable sería implementar muros anclados para evitar el desprendimiento de tierra.
En zonas periféricas de la capital, todavía persisten viviendas construidas bajo el sistema de albañilería simple, es decir, sin columnas, solo a base de muros. Este método, fuera de norma desde hace años, incrementa la vulnerabilidad ante sismos de gran magnitud. “Las paredes se desmoronan al no haber ningún tipo de columna. La casa es candidata al colapso”, alertó el especialista.
Cuando se preguntó a un residente si consideraba su vivienda como un peligro, la respuesta fue: “Absolutamente nada, señor”. Este tipo de negación o desconocimiento revela el otro gran problema: la falta de fiscalización y educación sobre seguridad estructural.
Caos urbano sin control
Lima Metropolitana se ha convertido en un mosaico de edificaciones improvisadas, muchas de las cuales crecen verticalmente sin estudios de suelos ni cálculos estructurales, alertan los expertos. Columnas delgadas, muros mal fijados, ampliaciones ilegales, materiales de baja calidad y falta de supervisión técnica son parte del paisaje cotidiano en varios distritos.
En la mayoría de los casos, los propietarios no cuentan con permisos de construcción, y las municipalidades enfrentan limitaciones técnicas, legales o de personal para realizar demoliciones o aplicar sanciones. Las autoridades ediles confirmaron al dominical que ya iniciaron un proceso para demoler el puente de Ancón, pero el avance es lento.