Un recorrido musical inspirado en El Zorzal

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Hablar de Gardel es pensar también en París. Si durante años estuvo en circulación la pregunta sobre su lugar de origen –que si argentino, uruguayo o francés–, pensarlo como un ser de aquí y de allá lo vuelvo aún más múltiple. Y a la vez, pone en eje la historia del hombre, aquel hijo de madre soltera que nació en Toulouse, en 1890, y de muy niño llegó a la Argentina; que hizo de sí, ese que luego fue.

Para contar al hombre, y no solo al mito, hay una mujer. Una mujer que canta. Patricia Bélières es argentina, de familia y nacionalidad también francesa –su abuelo fue el primer representante que trajo la firma L’Oréal al país–, que pasó su infancia en Capital, en una casa con jardín al fondo en medio de los edificios de la avenida Callao al 600, y que también iba muy seguido a Brasil a visitar a su abuela.

La música llegó hasta ella a través de un tío que tocaba el acordeón en las reuniones familiares, de los discos que se escuchaban en su casa. Desde que recuerda, siempre cantó; a los 17 empezó con lírico (reconoce a Iris Guiñazú como su gran maestra), pero no lo hacía de manera profesional. Hasta que una tarde, caminando con un amigo músico por Francia, donde cursaba su máster en ciencias del lenguaje –semiótica–, entró en una crisis.

“Me puse a llorar en medio de la calle. No quería más lo de la investigación, me había ido bárbaro. Pero abracé a mi amigo y lloré. Le dije que quería cantar”, dice Patricia Bélières al recordar ese punto de giro. A tres décadas de aquel momento, por estos días presenta el espectáculo Gardel en París. Un recorrido musical que es una narración dramatizada con tangos y canciones francesas de los años 30.

Carlos Gardel junto a Alfredo Le Pera

“Es algo muy diferente a todo lo que se ve de Gardel”, asegura. Con la dirección de Alejandro Cancela, quien es también su coequiper en la escuela de canto que llevan juntos, con una técnica del “decir del cantante”. Lo musical de este espectáculo partió desde las investigaciones que hicieron sobre El Zorzal. Hay un guion. Una puesta despojada.

“Lejos de todo estereotipo, no hay nada de Gardel en escena y a la vez está todo él. Muy zen. Yo tengo dos atriles, una banqueta, un chal, dos músicos maravillosos (Pedro Cecchi y Bruno Ludueña) y la dirección de Ale (Cancela), que hace que todo sea un cuento y que el espectador pueda viajar a esos años. Abarca desde el nacimiento del músico en adelante. Es un Gardel humano”. Auspiciado por la Embajada de Francia en Argentina y el Institut Français, acaba de presentarse el 9 de agosto y la nueva función será el 6 de septiembre, a las 20, en el Teatro Payró.

No da con un perfil de la cantante de tango hiperhistriónica. Es menuda y delgada. Habla suave, pero se la percibe fuerte. El pelo corto y rubio enmarca aún más los ojos celestes iridiscentes como de resaltador flúo, los rasgos delicados. Sentada sobre una silla blanca en medio de una gran cocina comedor que tiene como centro una mesa amplia con muchas sillas más (ahí funciona el Espacio Bianco, donde la intérprete y el director dan sus clases), Bélières habla de Gardel.

“Tengo una cosa de lo francés y algo me despierta. Esto del amor por el arte. Él era su carrera. Filmó su primera película en Francia, Luces de Buenos Aires. Ahí conoce a Le Pera. ¿Cómo no vamos a hablar de Gardel en París si es súper importante todo lo que le pasa allá? Después empieza con sus películas en New York, que él ya sabía que lo iban a poner en un lugar mundialmente famoso. Y esa cosa de las orillas. Gardel era de Toulouse, después se vino acá. Fue nuestro representante argentino, pero tenía esa cosa francesa adentro. Eso de ir y volver, los viajes. Por eso terminamos el espectáculo con Golondrina, porque él era una golondrina”. En la investigación para dar forma a la obra, la artista destaca un texto en particular. “Uno de los libros más lindos que leí de Gardel es de Simone Collier. Lo cuenta como a un ser humano, ni como un prócer ni nada: un apasionado”. Y también destaca el del Felipe Pigna, Gardel.

ILUSTRA SERIE DE NOTAS SOBRE CARLOS GARDEL El cantante de tangos Carlos Gardel bromea junto a su amiga Marguerite Vignou a bordo del buque Conte Rosso el 12 de junio de 1928

Ella también es de las orillas. Así lo dice de sí misma. Nació en Buenos Aires en 1959 y creció en ese hogar del abuelo francés. “Una casa en el medio del lío, atrás de todo, y sin embargo es una casa con un limonero, colibríes, pajaritos que te despiertan a la mañana. Silencio”. Durante muchos años, también fue golondrina entre Francia y Argentina; estudiaba allá, pero volvía.

Ahora que vive en el país, también golondrinea entre su casa rodeada de naturaleza en Pilar y la de infancia de la avenida Callao. Estuvo casada y es madre de dos hijos. Fue pareja del músico Rodolfo Sánchez. “Ahora, sola. Estoy casada con la música”, asegura. Y a cantar, empezó por la música francesa, después la brasileña. Su primer disco es del 2001. Lo hizo con Rodolfo Sánchez. “Fue mi pareja también. Con él hice ese primer disco bastante de avante-garde, música francesa con ritmos latinoamericanos. Y a Rodo le encantaba esa cosa de la mezcla. Él me enseñó mucho lo del fraseo en el canto. Como era percusionista, iba por ahí”.

Del vínculo con Sánchez, y también junto a Alejandro Cancela, los tres crearon el libro El cantante popular y la interpretación (Melos). Desde esa forma de trabajar el canto, ella está, junto al director, al frente de la “Escuela de Interpretación Bélières-Cancela” desde 2009. Durante estos años, se formaron con ellos generaciones de intérpretes; entre los más conocidos: Florencia Dávalos, Pato Benegas. El libro está construido desde esa técnica sobre la que trabajan; la de los cuatro elementos: tierra, fuego, agua, aire.

Espectaculos - Patricia Belieres presenta Gardel en Paris. Chacarita, CABA.

En un principio, fue su alumna. Alejandro Cancela es, además de director, actor, diseñador en comunicación visual, guionista. Como docente y a cargo de la dirección teatral para músicos, dice: “Me gusta trabajar con los alumnos. Sacar el cantante de los cuerpos”. Sobre la forma de trabajo en sí, agrega: “Cuando presentamos este libro, había una amiga concertista que nos dijo que le parecía increíble que todos (los discípulos de Bélières y Cancela) cantaran de distinta forma. Nosotros queremos sacar el cantante de cada uno. No trabajamos con la imitación. Nuestros alumnos nos expresan que empiezan a percibir distintos a otros cantantes”.

Desde la otra punta de la mesa del estudio donde dan clases, Bélières suma: “Estamos hablando de expresión. ¿Qué decís cuando cantás? ¿Por qué elegiste esa canción? Y ahí empiezan a ocurrir cosas. Lo que impide a veces esa expresión es nuestro cuerpo, que se defiende a eso”. Si el cuerpo habla, algo adentro sucede. “Te empezás a dar cuenta cuándo es un mecanismo o una verdad -resalta la cantante-. Aparece por estar. Y volvemos al zen: es presencia pura. Cuando uno canta, no puede estar en otro lado”.

Su postulado instala la pregunta, ¿qué diferencia hay entre cantar y decir? Patricia Bélières lo entiende así: “Todo viene también de este trabajo que yo hice de la ciencia del lenguaje. Es pasar de todo eso de la investigación al trabajo sobre la palabra. Si una canción tiene letra, hay que darle bolilla. Uno a veces pasa la letra por arriba y se cree que la está interpretando. La letra hay que trabajarla con mucha conciencia. Y hay que ponerle imágenes, sino no pasa nada. El que dice, tiene otra llegada al espectador. No es solo la parte de técnica vocal. No la niego para nada, y para un espectáculo de una hora y pico, hablo y canto sin parar. Hay que estar ahí: puro presente con un trabajo fuerte sobre el texto. Lo que nosotros plasmamos en este Gardel, es todo lo que se trabaja en la escuela”.

Última foto de Carlos Gardel dentro del avión antes de la tragedia

Entonces, en ese diálogo entre la pedagogía y la escena, hay dos fragmentos de El cantante popular y la interpretaciónque dan cuenta de eso. “El verdadero intérprete elige el camino del autoconocimiento, se observa y observa, se percibe y percibe. Se cultiva más allá de la música. Sabe que el arte tiene una función social porque es transformador”. Y más adelante, sobre el corazón mismo del cantar, se lee sobre el intérprete: “Trabaja profundamente el texto de la canción, lo encarna, le da vida. Ama los silencios y juega con ellos. Juega también con los instrumentos que lo acompañan como una ‘voz’ más. Tiene swing porque vive el ritmo desde el cuerpo. Sabe frasear. Sorprende porque crea. No canta ‘lindo’: canta con verdad. Canta desde sus entrañas y conmueve”. Y toda esa técnica, aplicada por los maestros al espectáculo.

Sobre ese minimalismo para contar a Gardel, Cancela dice: “Fue difícil el trabajo, pero fácil hacerlo. Porque Patricia ocupó el lugar de dejarse dirigir. Soy medio obsesivo y voy mirando todos los detalles del diseño, el guion (lo rescribimos juntos), todo. Cómo era bajar los datos a lo escénico. Que no hubiera nada que sobrara. Y empezamos a trabajar una técnica minimalista. Queríamos que fuese muy visceral, emocional, sin caer en estereotipos. Además, Patricia no tiene una imagen de porteña arrabalera, digamos. Entonces, eso me gustó potenciarlo y, desde ahí, trabajamos todo”.

Como cantante y formadora de cantantes, resulta interesante escuchar, además de los ejes de su espectáculo, qué cosas ve en la obra, en el hombre dentro del ícono. “A mí siempre me gustó Gardel. Esa cosa de ser artista, más allá de que fue un gran músico y enorme cantante. Hay que seguir su huella. Era un tipo súper disciplinado, estudiaba un montón. Muy cuidadoso de todo lo que hacía. Por ejemplo, cuando le presentaron el tango que después de transformó en Mi noche triste, él lo probó en una rueda de amigos para saber qué ocurría con el público. Porque él estaba con (José) Razzano en un dúo que hacían canciones folclóricas, cuando (Pascual) Contursi le propuso este tango, que primero se llamó Lita, él dijo que lo quería probar. Después de probarlo en rueda de amigos, lo presentó en uno de los espectáculos que tuvo en el Empire de Buenos Aires. Lo grabó y le cambió el nombre, le puso Mi noche triste. Fue un apasionado de lo nuevo”.

En esta circuito del aprender, la cantante, en modo discípula -“siempre estoy estudiante”, reconoce-, ahonda en las huellas de su maestro y en cómo llegaron, bajo la dirección de Cancela, a este Gardel en París. “El espectáculo es polifónico -subraya Bélières- porque están en mí las diferentes voces: la de la madre, la de los amigos, leo algunas cosas que decía el propio Gardel. También las anécdotas de los amigos. Es todo muy rítmico. Y está la cosa de la madre. Porque es una madre, un niño, una valija y un sueño. Ella estaba en Toulouse cuando Gardel nació. Fue madre soltera. Pensar eso en 1890, mal mirada por todo el mundo y se vino con su hijo de 3 años a Buenos Aires. Cuento desde ese momento”.

Patricia Belieres presenta Gardel en Paris

Hay mucho de lo vincular en el espectáculo. Esa cosa más nodal, íntima. “En el espectáculo pongo mucho énfasis en la relación de Gardel con la madre y en el momento en que él llegó a París. Es un tema muy poco tratado, pero súper importante. Ese momento, en 1928, cuando él se va a París y debuta en los teatros. Es adorado por las estrellas, todos estaban enloquecidos por él. Hizo furor. Eso también ayudó a la universalización del tango. No existían redes ni tele. Se tomó el piróscafo y se fue ahí, a través de los hermanos Pizarro, que eran unos músicos que estaban en París, trabajaban en un cabaret, hablaron con el dueño y lo contratan a Gardel. Él sabía todo”.

Ante la pregunta de si al decir que Gardel “lo sabía todo”, está hablando del artista o si refiere más a algo de la intuición, Patricia Bélières responde: “Él siempre le dijo a la madre que no quería tomarse ‘un coso de esos’. Por las aviones. Tenía una premonición. Y la madre, está en el espectáculo, dice sobre la muerte: `No puede ser, si él me dijo que nunca iba a tomar un avión´. Nosotros contamos desde los inicios de su vida, pero también desde la identidad del inmigrante, del que llega acá y qué hace. Su madre era planchadora y le hizo terminar la primaria a su hijo”.

Gardel en París el 22/08 en Paraná (Auditorio Walter Heinze). Jueves 28/08, a las 17, en Editorial Melos, un conversatorio sobre el libro El cantante popular y la interpretación.

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