Una experiencia que invita a dormir en el observatorio más importante del país y descubrir los secretos del universo

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Durante el día la visita permite conocer el gran telescopio, un gigante que pesa 40 toneladas.

Desde siempre el hombre ha mirado el cielo, atraído por la brillantez de los cuerpos celestes en el fondo de la noche. Allí buscó respuestas a sus incertidumbres cotidianas: cosechas, siembra, pariciones, temporada de caza… Más tarde encontró a los dioses. Imaginó patrones enlazando estrellas y el cielo se pobló de dibujos, constelaciones que aún ayudan a orientarnos.

Hoy, los científicos bucean en ese espacio inagotable con afán de exploradores galácticos para encontrar respuestas nuevas.

El Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) es uno de los tantos lugares que convoca a los estudiosos, pero también a los viajeros interesados en el cielo. Hasta allí llegamos para vivir la experiencia y contar su historia.

Un parque para cuidar el cielo

El CASLEO tiene 415 hectáreas propias de área protegida junto al Parque Nacional El Leoncito.

Emplazado en el Parque Nacional El Leoncito, San Juan, el CASLEO es un enorme cascarón blanco que guarda un poderoso telescopio. La ubicación no fue al azar, el sitio es ideal para la investigación astronómica ya que el 70% de las noches están despejadas. El acceso, además, es muy fácil, no hay que subir grandes alturas ni trasladarse por caminos inaccesibles como ocurre en otras partes del mundo, para tener un cielo de estas características. Y queda a solo 250 km de la capital provincial.

La historia del complejo astronómico estuvo repleta de contratiempos. Idas y vueltas increíbles, pero típicas de la Argentina.

El observatorio sanjuanino es un sitio interesante para recorrer.

El telescopio reflector se adquirió en la década del ’60. Durante los años siguientes se dieron los primeros pasos para adquirir las 89.000 hectáreas que hoy constituyen una Reserva Astronómica y Ecológica que forma parte del Parque Nacional El Leoncito.

Aquí está el mejor cielo para descubrir el universo. El 70 % de las noches son ideales para la investigación.

“El parque se creó para preservar el cielo”, asegura la guardaparques Noelia Insaurralde, mientras nos lleva a recorrer el área.

La visita al parque completa la experiencia en el observatorio. Permite conocer la naturaleza de los alrededores: una zona donde confluye el monte, la puna y el estrato bajo de los altos Andes. En sus alrededores, hay dos observatorios astronómicos que pueden visitarse, el Cesco y el CASLEO. De ahí la importancia de mantener la bóveda celeste libre de contaminación.

Un largo camino

La historia del proyecto se inció en la década del '60 con la compra del telescopio. El observatorio se innauguró en 1986

Ubicado en un sitio privilegiado para la investigación astronómica, unos 39 km al sur de Barreal, el CASLEO debió sortear varios dificultades hasta su apertura.

La historia la cuenta Ariel Rodríguez, jefe de Extensión Educativa y Hotelería del observatorio.

“El telescopio reflector se compró en la década del ’60 a la fábrica norteamericana Perkin Elmer. Como referencia se tomó el telescopio del Kitt Peak, que es el Observatorio Nacional de EEUU.»

“En ese momento era el tercero en el mundo por su desarrollo tecnológico y tamaño. Lleva el nombre de Jorge Sahade, el científico que lideró este proyecto. Permaneció ocho años en el puerto de Buenos Aires y otros dieciséis en la Universidad de La Plata. Recién en 1984, durante la presidencia de Alfonsín, se trasladó al observatorio ”, cuenta Ariel al tiempo que hace un relato cronológico de los hechos.

Dicen que el entonces presidente aterrizó (1986) con el avión oficial en la Pampa del Leoncito –donde hoy se hace carrovelismo– y desde allí llegó para inaugurar las obras.

El CASLEO está bajo la jurisdicción del CONICET y las universidades de La Plata, San Juan y Córdoba. Cuenta con unas 415 hectáreas propias del área protegida.

Ariel Rodríguez mira a través del telescopio solar.

En ese espacio se construyó el observatorio. Allí se encuentra el cerro Burek donde se instalaron telescopios que pertenecen a institutos y universidades de Canadá, España, Polonia y la Universidad de Buenos Aires. En otras áreas de la reserva hay telescopios de EEUU, Alemania, Brasil y de la Universidad de La Plata.

Más cerca del complejo astronómico se pueden observar varios radiotelescopios de Brasil y cámaras todo cielo (All-Sky Imaging Camera) de la universidad de Boston con lentes tipo ojo de pescado que ven todo el cielo visible alrededor del mundo y hacen una foto cada segundo. Todos operan de modo remoto. Un flash.

Estos convenios fueron posibles, entre otras cosas, por la condición de este cielo sanjuanino que presenta más de 250 noches por año despejadas de nubes, casi sin viento, y con una atmósfera que en general es diáfana y exenta de contaminación, con un escaso contenido de vapor de agua.

“Hay que recordar que Argentina es pionera en astronomía –señala Ariel-, Sarmiento fundó el primer observatorio en 1871 en la ciudad de Córdoba, fue el primero de cartacter profesional del hemisferio sur.”

El equipo

Uno de los operadores técnicos del gran telescopio ultima los detalles para comenzar a trabajar.

“El CASLEO es una institución de servicio dentro del CONICET. Aquí trabajan ingenieros y técnicos que se encargan del mantenimiento, modernización y puesta a punto de los telescopios para que la comunidad astronómica pueda investigar el universo cada noche. Todos viven en el observatorio por turnos de 8 días”,aclara Rodríguez.

Cada año, en dos instancias –generalmente junio y noviembre–, se abren los pedidos de turnos. Los proyectos se presentan ante un comité científico y una vez aprobados se asignan de una a tres noches para investigar.

Los astrónomos pueden instalarse aquí (hay un sector para alojar científicos) o hacer uso de la opción remota que les permite investigar desde el lugar donde viven. El telescopio siempre tiene un operador que trabaja como asistente porque hay muchas tareas que no se pueden hacer a distancia.

La actividad turística, que se encuentra en el proyecto fundacional, comenzó hace varios años y en el 2005 se sumó el alojamiento

“Luego de la pandemia las visitas se duplicaron, hoy el servicio más demandado es el de quedarse a dormir “

Los secretos de un telescopio

El telescopio óptico, tipo Ritchey-Chretien, se mueve con la precisión de un reloj.

La experiencia en el CASLEO tiene dos instancias, ambas muy fascinantes. Durante el día se recorre el observatorio para conocer el telescopio y descubrir su funcionamiento en compañía de un guía.

Por la noche, en un telescopio más pequeño, ubicado fuera de recinto, se realizan la observación del cielo.

Nosotras llegamos al mediodía para conocer las instalaciones. Antes de entrar nos proponen mirar el sol en un telescopio H-alfa ubicado en la terraza de acceso, que permite ver la cromósfera. Detrás del lente está el astro rey con su millón trescientos mil kilómetros de diámetro en todo su esplendor. Nos encontramos al fin de un ciclo de once años y las protuberancias solares se ven con facilidad como pequeños filamentos negros.

Imágenes del cielo nocturno,fantasía pura.

Una vez dentro visitamos la sala de aluminizado donde cada 5 años se realiza el mantenimiento de los espejos del gran telescopio.

El espejo primario pesa 1300 kilos. Su calidad óptica se deteriora en el tiempo por el polvo y la humedad. Entonces, es necesario desmontarlo, limpiarlo y ponerlo en una campana de vacío para aluminizarlo nuevamente. Un proceso que dura 8 días y obviamente se hace aquí.

Finalmente llegamos a la sala donde se encuentra el gigante óptico – pesa 40 toneladas– y tiene un espejo primario de 215 cm y uno secundario de 65 cm.

El telescopio se maneja desde esta sala con un software especialmente diseñado.

Es un telescopio tipo Ritchey-Chretien y se mueve con la precisión de un reloj. Fue diseñado para compensar el movimiento de rotación de la tierra cuando está siguiendo un objeto astronómico.

El operador de turno pone en funcionamiento el sistema, como lo hace cada noche. El techo gira y se abre: el telescopio busca su posición mientras se escucha un seseo metálico. Todo está listo para que la exploración del cielo comience.

“Este telescopio toma la luz de los astros que la emiten o la reflejan. No realiza imágenes, sino que analiza la luz ,un elemento que nos da mucha información sobre los objetos estudiados.” , explica Ariel.

La noche estrellada

Un truco fotográfico que muestra como se vería la galaxia de Andrómeda sobre el observatorio.

El CASLEO es el único observatorio del mundo que trabaja a nivel profesional preparado para alojar turistas. Los cuartos cuentan con todas las comodidades y baño privado. Dan ganas de quedarse.

A la hora de la cena la comida se sirve en el comedor del personal, ofrece un menú casero y rico y permite compartir el espacio con la gente que allí trabaja.

Cuando es noche cerrada, partimos a la esperadísima actividad. El cielo ya está poblado de estrellas.

Nos unimos a grupo de viajeros que vinieron solo para la observación y vamos hacia un telescopio exterior, porque a esas horas el principal está siempre ocupado con los científicos.

Uno de los cuartos para pasar la noche en el centro astrónomico.

Ariel es nuestro lazarillo esta noche. Los ojos se van acostumbrado a la oscuridad y uno aprende a mirar a través del lente.

Entonces, nos enteramos que la nuestra es una galaxia espiralada, muy grande, compuesta por 200.000 millones de estrellas. Que la luz que vemos se emitió hace mucho y viaja en el tiempo.

Luego nos señala algunas constelaciones, estrellas, planetas y nubes. Se detiene en el origen de los meteoros, contabiliza por miles de millones las distancias. Pegasus, Alfa y Beta Centauri, la nube de Magallanes, Andrómeda.

La galaxia del Molinete (conocida como Messier ) es una galaxia espiral que forma  parte de la constelación Osa Mayor.

Venus se destaca aún para el ojo inexperto. Es uno de los cuerpos más brillantes pero inaccesible para las sondas espaciales porque su atmósfera de 415 grados y las lluvias de ácido sulfúrico, las destruyen.

A un lado, las hamacas paraguayas invitan a relajarse y mirar el cielo a ojo desnudo. Las Siete Cabritas, la Cruz del Sur y por supuesto los satélites Starlink que desfilan en trencito, son algunas de la visiones que siguen en esta noche mágica.

Datos útiles

OBSERVATORIO CASLEO

P.N El Leoncito

T: (264) 58-53354.

www.visitascasleo.com (reservas)

casleo.conicet.gov.ar

IG: @casleo.conicet

Los recorridos diurnos son sin reserva previa. Viernes: 14:30, 15:30 y 16:30. sábado, domingo y lunes: 10:30, 11:30, 14:30, 15:30 y 16:30. Martes: 10:30 y 11:30. Entrada general, $5000 y jubilados, $3000. Los menores de 10 años y las personas con discapacidad, gratis

Las visitas nocturnas son con reserva previa y el cupo es de 20 personas por noche. Viernes y domingos, $ 10.000. Durante las vacaciones de julio se organizan todos los días

Si quiere participar de la experiencia completa: alojamiento cena + visita diurna + observación astronómica (cupo 10 personas) , reserve con antelación en la web. Sábados y lunes, $70.000 por persona.

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