CARACAS.- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) intentará volver a Venezuela para constatar la situación de los derechos humanos, en particular en El Helicoide, la prisión que aloja a buena cantidad de los presos políticos. La última visita de la CIDH al país data de 2002; desde entonces han sido rechazadas dos peticiones para poder documentar lo que ocurre en el país en la delicada materia de la que se ocupa. Venezuela dejó de ser parte en 2013 del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que integran la propia CIDH y la Corte Interamericana.
Un relato de lo que ocurre puertas adentro de la terrible prisión del régimen se resume en un post en la red X de la esposa de Perkins Rocha, María Constanza Cipriani, quien después de un año, un mes y once días de la detención de su marido, pudo verlo. Rocha, abogado y profesor universitario, es un estrecho colaborador de María Corina Machado. El 27 de agosto de 2024, un mes después de las elecciones presidenciales y el fraude consiguiente, fue detenido en el sureste de Caracas por fuerzas de seguridad que no presentaron ninguna orden de captura.
“Está sereno, fuerte y firme”, dijo Cipriani, después de abrazar a su esposo, sometido a una incomunicación inaudita, cuyo objetivo es obvio: vencer la resistencia de quienes se oponen al régimen ilegítimo que tiene el poder en Venezuela. Situaciones similares definen el patrón de conducta de los cuerpos de seguridad y de toda la línea de mando.
La esperanza de Cipriani es que Rocha recobre la libertad plena. Es lo que piden los familiares de los ocho centenares de presos políticos que hay en el país. Es lo que imploró la Conferencia Episcopal en una reciente Carta Pastoral en el marco de la canonización de los beatos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, que fue respondida por Diosdado Cabello con un insulto a los obispos. La mole de El Helicoide es del tamaño de la afrenta que padece Venezuela.