
Aunque la Generación Z se ha criado en un mundo dominado por la tecnología intuitiva y los dispositivos inteligentes, enfrenta hoy en día un reto en el ámbito laboral: la dificultad para manejar aparatos electrónicos considerados esenciales en la oficina, como impresoras, escáneres y fotocopiadoras.
Esta situación se da en medio de una transformación hacia modelos de trabajo híbridos y genera incomodidad y, en muchos casos, vergüenza entre los jóvenes empleados que encuentran una brecha en sus habilidades digitales.
Dificultades tecnológicas de la Generación Z en el entorno laboral
La encuesta elaborada por HP revela que 1 de cada 5 jóvenes de la Generación Z experimenta la sensación de ser juzgado cada vez que enfrenta un problema técnico con un dispositivo de oficina.

La principal causa parece ser la experiencia vital: a diferencia de empleados de mayor edad, que aprendieron a desenvolverse entre menús complejos y botones poco intuitivos en aparatos antiguos, muchos jóvenes nunca habían interactuado con estos equipos hasta ingresar al mundo laboral.
De acuerdo con un estudio adicional de la Red LaSalle, el 48% de los graduados en 2022 no se consideran preparados tecnológicamente para los desafíos que plantea el trabajo, sobre todo en lo que respecta al manejo de tecnologías que consideran obsoletas. Para ellos, equipos como impresoras y escáneres resultan ajenos a una rutina digital dominada por aplicaciones fáciles de usar y soluciones en la nube.
Esta brecha se agrava porque, en la mayoría de hogares modernos, ya no existen esos dispositivos, y la digitalización de los documentos ha minimizado su uso cotidiano.

La crisis del COVID-19 y el auge del teletrabajo revivieron durante un tiempo la compra de impresoras para el hogar —como demuestra el 21% de aumento reportado por HP en ese contexto—, pero este regreso no ha sido suficiente para familiarizar a la Generación Z con su funcionamiento en el ámbito profesional.
Las transformaciones digitales han relegado a un segundo plano el uso de dispositivos como impresoras y escáneres, quedando fuera del radar de competencias que la Generación Z ha desarrollado en su día a día.
Así, los jóvenes llegan a un entorno laboral donde se espera que dominen herramientas tradicionales, pero encuentran que sus habilidades avanzadas en aplicaciones móviles y plataformas digitales, no necesariamente se traducen en manejo efectivo de dispositivos físicos que aún persisten en la oficina.

Por qué la Generación Z evita las llamadas telefónicas y prefiere chats
La forma en que las distintas generaciones se relacionan con las llamadas telefónicas muestra diferencias notables e incluso puede resultar conflictiva en algunos casos, especialmente en contextos empresariales. Para la Generación Z, recibir llamadas de compañías para promociones o consultas es una práctica poco apreciada y percibida como invasiva.
Un estudio de Infobip revela que estos jóvenes prefieren recurrir a canales de autogestión como los chatbots, privilegiando la inmediatez y privacidad que ofrecen las redes sociales y las apps de mensajería. Paula Rojas, Squad Lead de Infobip en Colombia, detalla que “quieren autogestionar el 100% de sus requerimientos sin tener que hablar con un agente ni repetir información varias veces”.
Para ellos, la autonomía y la resolución digital directa son aspectos fundamentales, y no están dispuestos a tolerar largos procesos ni a replicar pasos en distintos canales.

En contraste, la generación millennial muestra una postura más abierta: suelen aceptar algunas llamadas y, en ciertas ocasiones, responden a números desconocidos. Sin embargo, pueden mostrar resistencia frente a mecanismos de atención automatizada que carecen de interacción humana.
Por su parte, los adultos de generaciones anteriores tienden a confiar en el trato directo y buscan confirmar la legitimidad de mensajes telefónicos antes de actuar, dando prioridad a la conversación con agentes reales.
La resistencia de la Generación Z a las llamadas telefónicas se relaciona principalmente con hábitos de comunicación construidos en entornos digitales, donde la rapidez y la autogestión son la regla. Los jóvenes de este grupo no solo buscan canales prácticos, como chats y chatbots, sino que además valoran la posibilidad de resolver problemas a su propio ritmo y condiciones.

En situaciones delicadas, como la cobranza, la preferencia por canales como WhatsApp les permite explicar cuestiones financieras sin sentirse avergonzados ni presionados por una voz humana, algo que hace más sencillo y menos intrusivo el proceso de negociación. Recién en la etapa final, al cerrar un acuerdo, se recurre a la intervención de una persona real.
No obstante, muchas empresas persisten en el uso insistente de llamadas telefónicas, lo que ha motivado que la Generación Z recurra frecuentemente al bloqueo de números y a herramientas de protección frente al spam, reforzando la tendencia a rechazar la comunicación telefónica en favor de los canales digitales.
