En el 75° aniversario de la publicación de La vida breve, primera entrega del ciclo novelístico de Santa María ideado por el uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994), que tantos autores hispanoamericanos intentaron emular, este domingo en la Feria del Libro porteña escritores y académicos uruguayos conversarán sobre el escritor “perezoso” (por su deseo de no alejarse mucho de la cama) que obtuvo el Premio Cervantes en 1980 por su obra. Para muchos críticos, La vida breve -publicada por primera vez por la editorial Sudamericana en Buenos Aires y dedicada a Oliverio Girondo y Norah Lange– fue la primera novela del boom latinoamericano, más teñida de existencialismo onírico que de realismo mágico.
La edición conmemorativa de La vida breve (Alfaguara, $ 39.000), a cargo de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (RAE y Asale), fue coordinada por el académico uruguayo Wilfredo Penco y contiene un estudio del uruguayo Emir Rodríguez Monegal, un fragmento de Onetti. Los procesos de construcción del relato, de Josefina Ludmer; un capítulo de El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti, del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, un artículo del académico de la RAE y escritor español Antonio Muñoz Molina, y un poema del mexicano José Emilio Pacheco. Cierran el volumen trabajos de los uruguayos Hortensia Campanella, Juan Carlos Mondragón y Alma Bolón sobre “los mundos de Onetti”.
Es la primera edición conmemorativa dedicada a un escritor uruguayo. La colección incluye obras del español Camilo José Cela, los chilenos Pablo Neruda y Gabriela Mistral, los peruanos José María Arguedas y Mario Vargas Llosa y Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, entre otros.
“La vida breve es la novela más trabajada de Onetti y una de las más ambiciosas de la literatura latinoamericana, de una audacia y originalidad comparables a las de los mejores narradores del siglo XX”, escribió Vargas Llosa, fan de Onetti, que sostuvo que Santa María era “una realidad literaria, ficticia, artificial: una antirrealidad”. El protagonista, Juan María Brausen, vive en Buenos Aires e inventa una ciudad: Santa María.
Participarán del encuentro dos autores con novedades editoriales en el stand de Uruguay en La Rural, el 1900 del Pabellón Amarillo: Diego Recoba (Montevideo, 1981) y Eugenia Ladra (Montevideo, 1992), que en sus novelas El cielo visible (Random House) y Carnada (Criatura), respectivamente, fusionan y fundan -a la manera de Onetti- territorios literarios. Recoba ambienta la historia en el barrio montevideano de Nuevo París, y Ladra, en la imaginaria localidad de Paso Chico.
En el atractivo stand uruguayo tres paneles exhiben los mapas de los enclaves literarios de Onetti y de los jóvenes autores, y el público puede llevarse mapas impresos con ilustraciones de los artistas ca_teter y Maco.
“En La vida breve, Onetti hace a Brausen decir, y en ese acto crea un mundo -dice Ladra a este diario-. Nos volvemos testigos de la aparición de Santa María y de una estructura superpuesta que arroja dudas sobre qué es lo real y qué es lo imaginado. En esa frontera extraña estamos quienes escribimos. Me pregunto si el gesto de Onetti tuvo que ver con darnos refugio. Un lugar hecho de palabra. Una ciudad a la que irnos por un rato. Una muestra de cómo hacer un universo propio cuando la realidad no alcanza”.
Para Recoba, en la obra de Onetti Santa María es mucho más que un espacio ficticio. “Es un modo de habitar los márgenes -afirma-. La cartografía, en el caso de La vida breve, funciona como una especie de contramapa que desafía las geografías hegemónicas. Estos son detalles que creo que tienen plena vigencia y que me interesan particularmente, porque puede entenderse como una decolonización del espacio narrativo, donde las lógicas del centro ya no determinan de forma inexorable la experiencia periférica, que es algo que he intentado trabajar en mi obra con territorios periféricos, con territorios creados en los márgenes, no solo en los márgenes estéticos, sino también en los geográficos».
“La existencia de su obra con esa intersección entre mundos reales e imaginados de alguna forma anticipa las prácticas cartográficas críticas contemporáneas, y pienso que hasta vuelve ridículas algunas polémicas actuales sobre verdad y mentira, ficción y realidad, ya que en Onetti permanentemente son categorías que se superponen, que se cruzan, se fusionan o se anulan -agrega-. Y en ese sentido, una obra que tiene décadas perfectamente puede estar avanzada con debates y cuestiones que siguen apareciendo en la literatura contemporánea, cuando autores como Onetti evidencian que ya son cuestiones superadas».
“La propuesta de Uruguay para este año es ‘Cartografías de ficción’, un viaje que empieza con la edición conmemorativa de la RAE y la Asale que estuvo a cargo de la Academia Nacional de Letras uruguaya de La vida breve -dice a LA NACION Valeria Tanco, coordinadora del Instituto Nacional de Letras del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay-. Como esa es la primera obra de Onetti en la que aparece Santa María, empezamos a trabajar para generar un vínculo de estas cartografías, de estos territorios de ficción, que dialogaran entre el pasado y el presente. Por eso pusimos en diálogo un croquis muy simple de Onetti de su Santa María con dos trabajos de artistas gráficos uruguayos sobre los territorios ficcionales de Eugenia Ladra y Diego Recoba».
En Carnada, novela debut de Ladra, Paso Chico es el pueblo protagonista de la novela. “Es más que un escenario -dice Tanco-. Y El cielo visible tiene un barrio de Montevideo, Nuevo París, al que Recoba le aplica una imaginación imponente: recrea ese barrio y lo vincula, lo hace dialogar con París. Es como si de verdad ese territorio fuera un nuevo París».
“Mostramos que las letras uruguayas gozan de buena salud, que hay una generación, que no por generacional, sino por un momento de las letras uruguayas en que la narrativa y en la poesía tienen un momento muy interesante de autores y autoras, de diversidad de géneros, de diversidad de estilos, de escritura y de pensamiento sobre el trabajo del escritor -resalta Tanco-. Podemos nombrar, por ejemplo, a Fernanda Trías, que es una escritora que ya trascendió fronteras, y, dentro de la delegación que traemos a Buenos Aires, Selene Hékate, Claudio Invernizzi, Sebastián Miguez Conde, Dani Umpi, Camila Silva, Sofía Aguerre y Mica Álvarez”.
Este domingo, a partir de las 19, en la Sala Ernesto Sabato del Pabellón Azul, hablarán sobre Onetti y las cartografías literarias Wilfredo Penco, que se referirá al “hito” que constituye la primera obra uruguaya entre las ediciones conmemorativas de la RAE y la Asale; los escritores María de los Ángeles González y Carlos María Domínguez -autores de Onetti: las vidas breves del deseo y de Construcción de la noche. La vida de Onetti, respectivamente- y, luego, Recoba y Ladra. También estarán el uruguayo Diego Presa y la argentina Julieta Díaz que musicalizarán el encuentro moderado por el periodista cultural y autor Mauricio Rodríguez y la actriz e influencer Evita Luna.
Y habrá una sorpresa. “Nos enteramos de que va a venir Isabel “Litty” Onetti, la hija de Onetti, acompañada de un sobrino segundo del escritor, Juan Lozano”. Después del acto en la sala habrá un brindis (no se sabe si servirán whisky, al gusto de Onetti) en el stand de Uruguay.