Entre las vacaciones de invierno y una mayor demanda de compras internacionales, en julio el uso de la tarjeta de crédito en dólares creció un 24,3%, en una dinámica que presiona sobre la dinámica del sector externo. La situación es contraria a lo que sucede con las líneas de préstamos en pesos, cuyo crecimiento se frena en un contexto donde la suba en las tasas de interés encarecen los costos financieros para empresas y familias.
Banco Galicia cambia de CEO tras la fusión con HSBC
En concreto, el saldo de las tarjetas de crédito en moneda extranjera alcanzó los US$794 millones para el total acumulado, un 24,3% mayor al de junio. Frente a julio del año pasado, el incremento fue del 48,4% interanual, ya que en ese entonces el cierre fue de US$535 millones, de acuerdo con un informe de First Capital Group.
“La suba de tasas en pesos parece reflejar un mayor incremento de las nominadas en monedas extranjeras”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group. Ante esa dinámica, los préstamos en dólares superaron la máxima del año 2018 (US$16.612 millones)
En este contexto de suba de tasas de interés en pesos se ve afectada la dinámica de la financiación en moneda local. El mes pasado, los créditos al sector privado acumularon un saldo de $78,9 billones, que representó una suba mensual del 3,7% y del 134,7% interanual. Al descontar el efecto de la inflación, significó un crecimiento real del 1,9% en comparación con junio y del 67,6% frente a julio 2024.
“La suba de tasas no permanecerá aislada dentro del mundo financiero, e inevitablemente tendrá efectos sobre la actividad. El contagio es casi inmediato: si los bancos encuentran mayores rendimientos en activos de bajo riesgo y corto plazo, empresas e individuos pasan a enfrentar un costo de financiamiento más elevado», sumaron desde la consultora MAP.
El efecto más concreto se vio en los préstamos comerciales. El saldo llegó a $26,8 billones en el total acumulado, un crecimiento nominal de apenas 0,3% mensual (con una inflación que rondó el 2%, según estimaciones privadas) y 89% interanual. En términos reales, tuvo una caída mensual del 1,5% y un crecimiento del 35% anual.
“En este segmento es donde más se aprecia el impacto del incremento del costo financiero, porque es inmediato en algunas líneas como los descubiertos e impactan sobre las operaciones con tasas repactables cada 30 día“, explicó Barbero, y agregó que es la primera caída real en este segmento desde enero de este año.
En cuanto a la línea de préstamos personales, en julio acumuló un saldo de $17 billones. Se trató de una suba real del 2,3% mensual y del 143,4% interanual. De acuerdo con Barbero, el ritmo del crecimiento actual se mantiene por segundo mes consecutivo por debajo de la mitad de la suba que se apreciaba en los primeros meses del año.
YPF compró los activos petroleros en Vaca Muerta de la francesa TotalEnergies por US$500 millones
“El incremento de tasas puede haber influido sobre la demanda, pero sobre todo condiciona a la oferta de nuevas operaciones, ante la incertidumbre que genera sobre el desempeño futuro del costo del financiamiento”, aseguró Barbero. Actualmente, la tasa de los préstamos personales ronda el 70% anual y el costo financiero total supera los tres dígitos, casi el triple de la inflación.
La operatoria a través de tarjetas de crédito acumuló un saldo de $20,5 billones, una expansión real del 3,4% mensual y 47,9% interanual. En este caso, el incremento de las tasas llega con mayor lentitud: la vigencia se tiene que comunicar en el resumen anterior y, en general, las entidades emisoras tratan de mantener la estabilidad de sus tasas, según explicó Barbero.
“Aunque el nuevo equilibrio aún está en proceso de definición, todo indica que, al menos hasta octubre, las tasas de interés reales se mantendrán por encima de los niveles registrados en la primera mitad del año. En este contexto más exigente, y con un ratio de apalancamiento en ascenso, el encarecimiento del crédito provocará un aumento inevitable en los niveles de mora, lo que acentúa la tensión financiera en el tramo previo a las elecciones», agregaron desde MAP. El ratio de irregularidad es del 5,6% en créditos personales y del 3,8% en tarjetas de crédito.
Por otro lado, la línea de créditos prendarios alcanzó los $5,1 billones para el total acumulado, lo que representó un crecimiento real del 1,7% mensual y 106,1% interanual. Esta línea registra un declive de la demanda, que analistas atribuyen al incremento de los costos financieros y el acortamiento de los plazos.
Mientras tanto, los créditos hipotecarios siguen con alzas reales de dos dígitos, luego de su reaparición en abril del año pasado, tras años con cero oferta. Sin embargo, el saldo todavía es bajo: $3,4 billones del total acumulado. El aumento real en términos reales fue del 10,3% frente a junio y del 351,5% anual, incluso a pesar de que las tasas treparon de UVA+4% el año pasado a UVA+9% en la actualidad.
También subió la demanda para los préstamos en dólares. El saldo llegó a US$17.109 millones, una suba del 5,4% mensual y del 156,6% frente al cierre del mismo mes del año pasado. La mayoría de la deuda está destinada a préstamos comerciales (75,1% del total), los cuales aumentaron 3,6% mensual y 170,1% anual.