La comunidad alerta sobre el impacto ambiental del proyecto industrial y reclama una normativa actualizada que proteja el río Quequén Grande como espacio público, turístico y ecológico.
En una firme expresión de compromiso ambiental y ciudadano, vecinos y vecinas de Necochea y Quequén reiteraron su rechazo al proyecto de instalación de una planta maltera en la ribera del río Quequén Grande, y exigieron la sanción de un nuevo Código de Planificación Urbana que contemple la transformación del paisaje y las necesidades actuales de la comunidad.
Los afiches comunitarios advierten que la planta proyectada podría generar un severo impacto ambiental, incluyendo:
- Contaminación del aire: emisión de polvillo sin control técnico suficiente y olores desagradables en todas las etapas del proceso maltero.
- Contaminación del agua: riesgo de vuelcos industriales al río, sumados a los ya existentes (denunciados ante la Autoridad del Agua), y afectación por mareas que redistribuyen contaminantes a lo largo del cauce.
- Contaminación auditiva: los vientos predominantes del norte y noroeste trasladarían los ruidos hacia ambas ciudades.
- Contaminación paisajística: el paisaje natural sería reemplazado por chimeneas y estructuras industriales, afectando el bioma y el disfrute comunitario.
- Impacto hídrico: el proyecto prevé tomar agua del río, sin considerar que los años de contaminación han afectado su caudal y capacidad de auto limpieza. El río no tiene agua suficiente para abastecer a la planta, lo que pone en duda la viabilidad territorial del emprendimiento.
Además, los vecinos subrayan que el paseo turístico fue construido por la comunidad, mediante trabajo colectivo, forestación, mejoras en accesibilidad y gestión ante el municipio. La instalación de la maltera pondría en riesgo este logro compartido, afectando el turismo, la calidad de vida y el derecho a un ambiente sano.
También se denuncia que la ordenanza de zonificación vigente data de 1981, cuando la ribera aún era una zona residencial. Hoy, esa realidad cambió: el lado de Necochea se urbanizó y se convirtió en un espacio de gran escala en lo residencial y turístico. La planificación actual debería reflejar esta transformación. La instalación de una industria de gran escala es incompatible con el uso público, recreativo y ecológico de la ribera.
El reclamo ciudadano se consolida como una defensa activa del río Quequén Grande, su biodiversidad y su valor como espacio público, y busca abrir instancias de diálogo con autoridades locales y provinciales para revisar el destino de proyectos industriales en zonas sensibles.