Vencida desde 2015. Una iniciativa privada, otra polémica y la resistencia del “Zar de Retiro” para no abandonar la concesión de la terminal

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Las idas y vueltas alrededor de la Estación Terminal de Ómnibus de Retiro, una de las concesiones vencidas más viejas que tiene la Argentina, está a punto de sumar un capítulo más.

Un consorcio privado liderado por el empresario Guillermo Stanley y su fondo de inversión Inverlat, presentaron una iniciativa privada para quedarse con la explotación de la estación de pasajeros porteña que tiene la concesión vencida hace 10 años.

La existencia de ese expediente fue confirmada por el Gobierno a LA NACION. “El tema pasó a estudio para que se defina si lo vamos a hacer por iniciativa privada. O en su caso, sí será una licitación normal debido al vencimiento del plazo de concesión”, dijo una fuente de la Secretaría de Transporte qué maneja Franco Mogetta.

El asunto despertó fuerte inquietud entre otros grupos empresarios que desde hace tiempo miran con atención el predio que hoy maneja el polémico empresario Néstor Otero. El punto de polémica reside, justamente, en el hecho de que ese contrato para explotar la terminal de Ómnibus de retiro durante varias décadas podría sacarse a licitación sin necesidad de que se la declare de interés para iniciativa privada.

Como se dijo, el contrato se venció en septiembre 2015 y desde entonces, pese a que pasaron los últimos meses de la administración de Cristina Fernández, los 4 años de Mauricio Macri y los de Alberto Fernández, además del año y medio de Javier Milei, nadie pudo con El zar de Retiro, tal como apodan al hombre que se ha sabido mover con impunidad en el mundo del transporte.

De hecho, además de haber sido condenado por pagarle el alquiler de un departamento en Buenos Aires al cordobés Ricardo Jaime cuando era secretario de Transporte, Otero está procesado en la causa cuadernos después de que se le encontrara un millón de pesos y armas en 2018, cuando fue allanado en su departamento de Puerto Madero. Pese a tener prontuario más que currículum ningún funcionario pudo con él.

Ahora, la polémica se dio por la declaración o no del proyecto como de interés para la iniciativa privada. Si el Gobierno así procede, quien la presentó tendrá beneficios a la hora de concursar. Es decir, correrá con ventaja en la licitación.

Otros grupos interesados consideran que no es necesario que este sea el régimen ya que no se trata de una iniciativa original sino la simple concesión de un contrato vencido hace 10 años.

Sin contrato de concesión, venció en 2015 y con varios permisos precarios para explotar una de las puertas de ingreso más importante de la Ciudad de Buenos Aires, Otero se prepara para intentar ganar otra partida.

Desde entonces, el hombre los ve pasar por la puerta. A todos. Circulan, intentan y siguen de largo. Desde la época de Carlos Menem, que le concedió la concesión de la Terminal de Ómnibus de Retiro en 1993, se sucedieron decenas de funcionarios que alguna vez trataron de revertir ese contrato. Pero todos los timoratos intentos de remover de su reino a el Zar de Retiro fracasaron.

Macri y su ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, fueron los que llegaron más lejos. Llamaron a licitación dos veces y ambas se anularon. Otero tenía sus “topos” dentro de la Secretaría de Transporte que le contaban los movimientos de la administración pública. Con información privilegiada, anticipaba la jugaba. Ganó por escándalo y las dos licitaciones fueron a la basura.

La terminal de ómnibus de Retiro

Ya con Alberto Fernández, Otero pasó a ser casi un hijo pródigo. El cuarto kirchnerismo prácticamente le regaló la concesión y se compadeció de la parálisis en la pandemia. En 2020, le actualizaron el canon pero, y por 12 meses, le entregó una herramienta para que descuente del importe la merma en los pasajeros después de la pandemia. Eso sí, autorizó a que cada metro que podía ser alquilado para la explotación comercial se haga a precio de mercado. Maravillas regulatorias del entonces secretario de Transporte, Alexis Guerrero, un hombre de Sergio Massa.

Desde julio de 2021, Otero pagaba proporción de acuerdo con cuánto era el movimiento antes del Covid y era entonces. Es decir, los servicios eran de 50%, pues pagaba la mitad.

Este Gobierno le volvió actualizar el canon. “Todo está muy precario”, dice una fuente de la Secretaría de Transporte. Precario o no, Otero los ve pasar. A algunos invita a comer a un comedor lujoso en Retiro por el que suele pasar el poder y en particular, Comodoro Py. El Zar se mantiene, pese a la motosierra y a que hace 10 años no tiene contrato.

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